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OPINIÓN - VIERNES, 14 DE MARZO DE 2008

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Temporal destructivo
 


Quim Sarriá
quimsarria@elpueblodeceuta.com

 

Estoy visionando el telediario de la noche. No he tenido tiempo de atender los de la tarde por razones que no vienen al caso y por ello me enteré tarde del desastre que la furia del Cantábrico ha ocasionado en toda la costa norte del país.

Los fuertes vientos del Noroeste que soplan sobre él tienen su origen en las bajas presiones centradas sobre las Islas Británicas y el Mar del Norte en combinación con el anticiclón de las Azores. La distancia recorrida por el viento y el mantenimiento de su dirección y velocidad constantes hace que se generen olas enormes lo que origina un mar muy agitado y los vientos pueden alcanzar magnitudes de galerna con olas que pueden llegar a superar los 9 metros de altura.

El Gallicus Oceanus, que aparece en las citas clásicas más antiguas, en referencia al mar Cantábrico, tiene una fama de mar bravío que no la queremos para nosotros, para nuestra Thalassa. Como, por ahora, el “mare nostrum” no se muestra tan arisco ni colérico como para destruir cosas, casas ni ciudades.

Imagínense Vds. si a esas galernas se les ocurre pasear por nuestro litoral: los primeros que sufrirían sus efectos serían las casas situadas en la misma orilla del mar, con especial incidencia en la barriada de Benzú, Fuente Caballo y San Amaro, por no hablar de la Almadraba. El centro de la ciudad estaría completamente a salvo porque el puerto nos resguarda sobremanera. Bueno, esto sólo es una manera de ver los fenómenos que ignoro si son productos del cambio climático.

Entrando ya en lo que me gusta, o sea opinar sobre política, tendrán que reconocer Vds., queridos e hipotéticos lectores, que hasta ahora he tenido razón en mis anteriores opiniones sobre el PP y sobre los resultados que vendrían.

El temporal se ha instalado en la sede de Génova y, tal como escribí días pasados, si Mariano Rajoy Brey quería seguir al frente del PP tendría que cambiar de compañeros de cúpula, sobre todo de Acebes y Zaplana. Parece que Rajoy leyera mis opiniones, cosa que no creo, y ahí anda con que quiere cambiar de equipo. Por el momento Zaplana deja de ser portavoz del partido en el Congreso y eso es algo. Diputado raso, buena definición de quién llegó a ser presidente de una Comunidad y no tenía por qué abandonarla.

Insisto, es hora de que los peperos cambien, de una vez por todas, el tono con que se dirigen al ciudadano: menos hablar mal de los otros políticos, sobre todo de los socialistas y más trabajar en beneficio de la ciudad y del país. No ganan absolutamente nada atacando como lo vienen haciendo hasta ahora. Si en la cúpula están decididos a cambiar de estrategia… ¿por qué no lo hacen aquí?

No les basta a los peperos haber obtenido los escaños en liza. Escribiendo por los de Melilla, ya son ganas de entonar el canto del gallo. Acusar a los socialistas de poner votos en las manos de los votantes o darles dinero para que les voten ya es rizar el rizo. Si en Ceuta se enfadan por lo del Príncipe y el voto musulmán… antes de protestar los peperos deberían pensar en las artes usadas por ellos mismos que sacan jugo hasta de las piedras, ¿qué no? que se lo pregunten a los señores obispos.

Y escribiendo de temas de la curia, mucho me ha afectado el fallecimiento del abad de Montserrat, Cassià M. Just, monje que tenía como principal virtud su humanidad. Estamos asistiendo a la paulatina desaparición de personajes que protagonizaron la transición por razones de edad. Cassià M. Just alcanzó una notoriedad que ni deseaba ni la buscó. Lo conocí cuando hice la primera caminata hasta el monasterio benedictino de Montserrat, una tradición que los barceloneses acostumbran a desarrollar en los meses de septiembre u octubre. En Barcelona las asociaciones organizan una caminata de 60 kms, más o menos, a través de carreteras secundarias hasta llegar al pie de la montaña de Montserrat y luego el recorrido se convierte en una auténtica aventura ya dentro del campo de la escalada.

Al finalizar la caminata el abad del monasterio recibe a los peregrinos, bendice la bandera de la asociación y coloca la medalla de la Virgen de Montserrat en la misma. Luego se ofrece un refrigerio en el restaurante de la montaña. Cinco veces he conversado con ese personaje que Dios se lo acaba de llevar. Un personaje que caló hondo en mí y no precisamente porque hablaba de Dios. Era una auténtica enciclopedia viviente, aunque siempre hablaba en catalán.
 

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