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OPINIÓN - SÁBADO, 15 DE MARZO DE 2008

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Empieza la Semana Santa con la llegada del domingo de Ramos. Recuerdo cuando era pequeño, si es qué alguna vez lo fui, cosa que tengo mis dudas, que los mayores decía: “Domingo de Ramos, el que no estrena nada se le caen las manos”. Al principio, cada Domingote Ramos, me miraba las manos y a pesar de no estrenar nada, seguían en su sitio. ¡Menos mal!. Porque de cumplirse la frase que decían los más antiguos de la ciudad, mi generación, esa generación perdida, nacida después de la guerra, hubiese sido, sin lugar a duda alguna, una generación de mancos.

Había excepciones, como siempre las ha habido y la seguirá habiendo, aquellos niños de los pudientes que eso sí que estrenaban algo cada Domingo de Ramos. Una vez recuerdo que, uno de ellos, me enseñó unos calcetines que había estrenado, mientras otro amigo y yo nos “tagelabamos” una algarroba que habíamos sustraído del camión que se las traía a Borras. No habíamos conseguido estrenar ningún calcetín, pero la algarroba nos sabía a gloria pura. ¡Qué eran unos calcetines, al lado de nuestra algarroba?. Nada, como se dice vulgarmente, un jardín sin flores.

La verdad es que, los Domingos de Ramos, me traen recuerdos imborrables, no en vano uno vino al mundo un Domingo de Ramos a las seis y media de la tarde. No se podrá quejar mí madre del asunto porque ella, gracias a mí, si que había estrenado algo, mi llegada a este mundote nuestras culpas.

Hombre, no es que mí llegada fuese la alegría de la huerta, porque la llegada de una boca más a la casa de un pobre, no es como para tirar cohetes pero las cosas como son, fue todo un acontecimiento que, según dicen, lleno a mis padres de alegría y felicidad.

Nada más nacer, aunque algunos no se lo quieran creer, descubrí cosas muy importantes que marcaría toda mí vida. Pues esas cosas que descubrí, nada más nacer, me vinieron a demostrar que había llegado a un lugar, donde nada era de color de rosa y, mucho menos, para todos aquellos, que nos iba a tocar pasarlas canutas.

De momento, nada más llegar a este mundo y abrir estos pedazos de ojos que se tiene que comer los asquerosos de los gusanos, descubrí la primera mentira,. Y esa primera mentira fue la de descubrir que ningún niño viene con un pan debajo del brazo. Me bastó, simplemente, echar una mirada a mis axilas para comprobar, con toda la facilidad del mundo, que nada más llega a él te están mintiendo.

Esta primera mentira, nada más nacer, me ha servido con el paso del tiempo, que el mundo en el que vivimos, es un cúmulo de mentiras, donde sólo hacen carrera los mejores embusteros contándote las mejores mentiras o las mentiras mejor contadas.

La única verdad que existe, sin duda alguna, es que todo es mentira. Y que vivimos, aferrándonos a todas esas mentira que nos cuentan, con el único deseo de que todas ellas, un siglo de estos, se puedan convertir en una realidad que nos lleve a un mundo mejor.

De momento, el Domingo de Ramos, si puede estrene algo y, sino no se preocupe no se le van a caer las manos.
 

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