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OPINIÓN - SÁBADO, 15 DE MARZO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

No todo estaba controlado
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Presidente, ve con cuidado porque te esperan cuatro años de gobierno muy difíciles. Juan Vivas, si me lee, recordará que fueron las palabras que le dije tras saludarnos a la salida de una misa concelebrada para festejar los muchos años de sacerdocio cumplidos por mi estimado Alejandro Sevilla. También su respuesta debe sonarle: “Manolo, permíteme decirte que todo está controlado”.

Pues bien: con todos mis respetos para Vivas, debo decirle, ocho meses después, que no todo estaba bajo su control. Y que sigo pensando que le esperan momentos muy complicados al frente del Gobierno de la Ciudad. Porque los socialistas tratarán de ponérselo muy difícil. Con la ayuda, sin duda, de Mohamed Alí y la siempre persecución de un Aróstegui que ultrajando al presidente se pone cachondo. Cada cual se pone como puede y gusta.

Pensar lo reseñado era lógico. De modo que no había que ser adivino para augurar que si Zapatero, como se preveía, ganaba las elecciones, los socialistas de Ceuta recibirían varias transfusiones de estímulos que obrarían el milagro de hacerles creer en sus posibilidades. Y la fe, ya se sabe. Sin olvidar, claro es, lo que tanto he venido repitiendo: que el delegado del Gobierno saldría reforzado para seguir respondiendo con creces a los denuestos violentos, con que lo suelen obsequiar los parlamentarios ceutíes.

A pesar de lo referido, que no es moco de pavo, tampoco conviene olvidar el papel que vienen jugando contra Vivas los enemigos que habitan en su entorno. Los suyos y los de Gordillo suman un número estimable y conviene que ambos dirigentes no echen el problema en saco roto. Son enemigos emboscados, heridos unos por creerse desplazados, injustamente, de los lugares privilegiados que otrora ocuparon, y hartos otros de soportar el fulanismo que, según ellos, impera sobre Vivas (Fulanismo, para quienes no sepan su significado, es la tendencia a dar indebidamente más importancia a una persona concreta que a una ideología).

Era natural que la envidia soterrada que le tienen, desde hace años, al presidente de la Ciudad, ciertos cargos y ex cargos y afiliados influyentes, saliera a la superficie en cualquier momento. Estaba cantado que, ante la menor oportunidad, los habría dispuestos a rebatir que las mayorías absolutas, logradas por Vivas, son más bien por encabezar las listas de unas siglas tan prestigiosas como las del PP, y no por la fuerte atracción que el candidato ejerce sobre los ciudadanos. De ahí que, días atrás, hayamos leído una queja acerca de que la Ciudad no ha participado como debiera en la campaña de sus parlamentarios. Menos mal que Nicolás Fernández Cucurull, siempre atento a los quites, supo pegar el capotazo de que los trapos sucios se deben lavar en casa.

Uno, que lleva ya muchos años observando detenidamente las actuaciones de quienes andan siempre metidos en política y disfrutan o han disfrutado de puestos destacados, conoce a los que tratan de juntarle a Vivas chinitas con los pies. Es decir, que le preparan disimuladamente una traición. Por supuesto que omitiré sus nombres, faltaría más. Pero lo que sí haré es recordarles a todos ellos que por el bien de la ciudad, más que por el bien del partido, tendrían que dejarse de envidias y rencores, y procurar por todos los medios arropar al presidente de la Ciudad. Puesto que ahora está necesitado de ayuda más que nunca.
 

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