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sociedad - LUNES, 17 DE MARZO DE 2008


nazarenos a la salida de la polinica. ep.

semana santa 2008 / pollinica
 

La Pollinica paseó por las calles
de Ceuta con las previsiones de buen tiempo cumplidas

La salida de los palios se acompañó con las bandas de música Dúrcal, de Granada, y la de ‘Ciudad de Ceuta’, y comenzó su andadura bajo la atenta mirada de miles de ciudadanos
 

CEUTA
Sergio Cobos

local
@elpueblodeceuta.com

Un sol de junio y la leve brisa de una tarde primaveral permitió que la Hermandad de Penitencia y cofradía de Nazarenos del Dulce Nombre de Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén pudiera mostrar sus imágenes a los miles de ciudadanos congregados a las puertas de la Iglesia de San Bernabé, en el barrio de Manzaneda. Fue un comienzo emotivo, puesto que se recuperaba la moral perdida el año pasado en el cese por la lluvia. No faltó ni la saeta, interpretada por el Niño Amaya a la salida de la Virgen de Palma.

Y las previsiones metereológicas se cumplieron. Dichosos Instituto Nacional de Metereología y dios Eolo, que permitieron disfrutar de la salida de la Hermandad de Penitencia y Cofradía de Nazarenos del Dulce Nombre de Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén, de la Iglesia de San Bernabé en la barriada de Manzaneda. Eran las cinco y media de la tarde y el restallar de los tambores a lo lejos ya hacía sentir vibraciones en la columna vertebral. Los rayos solares caían en lateral sobre el contorno de la fachada de la Iglesia de San Bernabé, bañada en tono salmón y parapetada por un intenso azul del cielo.

Precisamente fue este azul el que este año permitió la salida de la cofradía, que, tras el cese del año pasado por el mal tiempo, hizo que sus miembros vivieran la última semana de preparativos “en la más absoluta intranquilidad”, según comentó el Hermano Mayor de la Cofradía, Eusebio Belmonte, que lució un rostro jubiloso cuando los 90 magníficos costaleros sacaron a lomos a las figuras, acompañado de 110 músicos, 14 acólitos, 70 nazarenos de cara tapada y una veintena de niños vestidos hebreos.

La jornada comenzó temprano, por la mañana, para poner a punto a la compañía y dar por zanjados los últimos preparativos. Eusebio Belmonte que se encuentra en su primer año de Hermano Mayor y que parecía tranquilo al teléfono, comentó que entre los miebros de la Hermandad se respiraba una “calma tensa”. Y es que son momentos en que los nervios están a flor de piel tras un año de preparación y esperanza con los ojos puestos en el cielo esperando buen tiempo. Aún quedaba en la retina el recuerdo amarga del pasado uno de abril, momento en que la Venerable Hermandad de Penitencia y Cofradía de Nazarenos del Dulce Nombe de Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén, Nuestro Padre y Señor Orando en el Huerto, Madre de Dios de la Palma y San Juan Evangelista, tuvo que dar marcha atrás y volver al templo por amenaza de lluvia.

Salidas del templo

Esta vez la hermandad puso sus dos pasos en la calle, envueltos por una leve brisa de tarde de verano, bajo el justiciero azul del cielo y bañados por un mar de aplausos, ejecutados por una multitud que se contaba por miles, totalmente entregada.

Al grito de “todos por igual, mis valientes”, el palio de Cristo se levantó como alzado al cielo, y atravesó el suelo de gravilla del polideportivo de Manzanera con el paso firme del que ha memorizado esos escasos 50 metros con más de un año de ensayos nocturnos, en noches frías a la salida del trabajo. Y es que la Semana Santa es sacrificio durante 364 días, más uno de recompensa que vale por todas las horas invertidas en la devoción y en la fe.

Justo antes de salir a la avenida de Virgen de Otero, un rayo de sol se coló entre dos edificios y fue a impactar contra el palio plateado y, en ese momento, el misterio cesó en su movimiento. Le tocaba salir a la Virgen de la Palma. Junto a la entrada esperaba Pepe Escobedo, conocido por todos como El Niño Amaya, que interpretó una magnífica saeta. Y cuando el cantó paró las imágenes de Ventura siguieron con su paso firme calle abajo, seguida de casi un centenar de nazarenos de blancas túnicas de cola con cíngulo de palma, rumbo a los Jardines de la Argentina, Puente del Cristo, Edrissis, Plaza de África, pasando por su carrera oficial en la calle Sánchez Prados, Goñalóns y Jáudenes y, desde la Plaza de África, hacia su templo nuevamente, donde las imágenes llegaron, según las previsiones, sobre la medianoche de ayer.
 


Una tarde plena en gentío, niños, emociones y casualidades

La tarde dejó en la retina de los ceutíes una bonita estampa, la de docenas de niños ceutíes apostados en primera fila en las pistas del polideportivo de Manzanera, para saludar a las imágenes durante la salida de los palios por las puertas de la Iglesia de San Bernabé.Precisamente, y aquí reside una certera casualidad, en el escudo de la Venerable Hermandad de Penitencia y Cofradía de Nazarenos del Dulce Nombre de Jesús reza el lema, flanqueado por dos hojas de palma, “que los niños se acerquen a mí”. Curiosa y peculiar casualidad es, además, que la hoja de palma que luce la imagen de San Juan Evangelista en el misterio en el momento de salir por las puertas de la iglesia de Manzanera es la misma que portaba ayer por la mañana el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Antonio Ceballos Atienza, durante la celebración de la bendición de las palmas y olivos, a pocas horas de regresarla al palio.
 

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