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OPINIÓN - JUEVES, 20 DE MARZO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

El Madrid de Guti
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Un banderillero de Juan Belmonte llegó a ser gobernador. Y preguntado el Pasmo de Triana por cómo su subalterno había sido capaz de ocupar esa posición, respondió con su más que reconocida sutileza: “Pues ya ve usted, degenerando”.

Degenerando ha llegado también el Madrid a ser dirigido por José María Gutiérrez, Guti. De no ser así, es decir, de no haber perdido el equipo blanco sus cualidades primitivas, nunca habría sido posible que se produjera hecho tan lamentable.

La verdad es que han tenido que darse circunstancias negativas y favorables al futbolista, para que Schuster, tras muchas dudas, terminara por hacerle caso a la prensa de Madrid y le diera el mando del conjunto a un jugador lastrado por varias y poderosas razones para no merecer tamaña distinción.

Ningún entrenador del Madrid, antes de ahora, ni siquiera Vicente del Bosque, gran conocedor de la formación de Guti, se atrevió a tanto. Precisamente Del Bosque fue el único que supo sacarle el mejor provecho cuando, durante un tiempo y por necesidades imperiosas, lo situó como falso delantero. Y a fe que entonces destacó por su visión de pase en los últimos metros y por sus goles. La pena es que, de la noche a la mañana, Guti desapareció de esa posición y a partir de entonces jamás ha vuelto a ser rentable para su club.

Yerran quienes se empeñan en colocar a Guti en el medio terreno, zona vital del campo. Y los errores aumentan al concederle los galones de director de orquesta. Porque el ritmo de juego que impone Gutiérrez está pasado de moda. Así no se juega ya en ninguna parte del mundo. De qué vale que el futbolista organice en el césped su particular ‘rondo’, si ello le priva al Madrid del factor sorpresa en ataque, al concederle al rival la posibilidad de que se pueda defender en bloque. Y le sirve, además, a los contrarios para dosificar esfuerzos.

Los fanáticos del fútbol de Guti no cesan de alabarle la visión de juego que atesora. Y están prestos a cantar las excelencias de sus pases. Aunque haya que perdonarle diez entregas imprecisas, y comprometedoras para su equipo, antes de que acierte con una y que el delantero la convierta en gol. Irritable, malencarado con los árbitros, perezoso, poco sacrificado y con un bajo sentido de la responsabilidad, es la criatura mimada de ese todo Madrid donde ser de Guti se ha convertido en un signo de distinción de clase. Lo único que le falta a esa gente es ir al Bernabéu con el ramito de romero en una mano como otrora iban a las Ventas del Espíritu Santo a ver a Curro Romero.

Y lo peor del caso no es que el entrenador del Madrid haya claudicado ante la presión de cuantos piensan que Guti es un genio, no; lo peor es que lo saca de principio y encima lo sitúa por delante de Sergio Ramos o Torres, cuando éstos juegan en la banda derecha. Es decir, lo coloca en una zona peligrosa para que actúe a pierna cambiada y muy lejos del área adversaria. Desde que Guti juega en esa posición, el Madrid no sólo ha perdido su capacidad de contraataque sino que todos los goles que viene encajando, al margen de que Casillas siga fallando en el área pequeña, proceden de centros desde ese lado. Ahí están los vídeos para comprobarlo. Eso sí: Gutiérrez, además de tener bula, tiene suerte: lo han renovado como si fuera un grande entre los grandes.
 

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