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OPINIÓN - miércoles, 26 DE MARZO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Cábalas y conjeturas
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Se vienen ya haciendo cábalas sobre si el delegado del Gobierno, seguirá en su puesto. Porque fue nombrado por Jordi Sevilla, dicen que con el beneplácito de Salvador de la Encina, ahora la que tendrá que decidir sobre el futuro de Jenaro García-Arreciado es Elena Salgado si continúa como ministra de Administraciones Públicas, o bien la persona que ZP decida poner al frente de ese ministerio.

Es sabido que el ministro nombra como delegado del Gobierno, salvo recomendaciones superiores, a una persona de su entera confianza. Y abundando más en el asunto, me atrevo a decir que incluso hace todo lo posible porque la persona elegida se parezca mucho al retrato robot que ya le habrán hecho sus compañeros de partido de la ciudad de destino.

García-Arreciado no ha tenido ningún inconveniente en propagar que estaría encantado de continuar ejerciendo su cargo en Ceuta. Lo cual prueba que el onubense no es de los que tratan de esconder sus deseos con declaraciones falseadas y con el único fin de confundir al personal. De ahí que todos sepamos que a él le gustaría mucho, muchísimo, seguir siendo delegado del Gobierno de esta ciudad.

Una actitud que es digna de encomio. Sobre todo si la comparamos con la de otros delegados. Verbigracia: la que mantuvo Jerónimo Nieto. El cual parecía aburrirse en Ceuta más que Carlos Orúe: ese entrenador que también ha contagiado su bostezo crónico a los jugadores del Portuense.

Por consiguiente, a mí me parece que el titular de Administraciones Públicas –cualquiera que sea- debiera mantener a García-Arreciado en su puesto. En principio, porque es muy importante que el delegado del Gobierno manifieste, cada dos por tres, que tiene intacta todas sus ilusiones para seguir trabajando en esta ciudad. A pesar de que es tarea tan difícil como ingrata. Lo cual evidencia que el político onubense, y mira que le han zurrado la badana, no suele acoquinarse en ambientes enrarecidos. Luego, y como algo más que importante, ha de aprovecharse el conocimiento que de la ciudad ha ido adquiriendo García-Arreciado. De la ciudad y de su gente. Con lo que se evitaría la llegada de una persona que tendría que ponerse al corriente de muchas situaciones que tardaría en comprender.

Lo dicho es algo que, por supuesto, conoce perfectamente De la Encina. Así, lo lógico es que trate de poner su influencia al servicio de la continuidad del delegado del Gobierno. Y que juntos, además de proseguir trabajando en pos de esa ya cacareada resurrección del socialismo en Ceuta, ayuden a que Juan Vivas consiga sacar a flote su proyecto urbanístico.

Otra forma de actuar, es decir, la de evitar, en la medida que puedan, el progreso de la ciudad, a fin de que Vivas no se eternice en el cargo, es hacer una política de chiquilicuatre. Una política cuyo ejemplo más palpable lo vemos todos los días con los procedimientos empleados por los dirigentes de un partido, extraparlamentario, con siglas gastadas por los reiterados y sonados fracasos.

García-Arreciado y De la Encina están más que capacitados para, una vez sosegada la pasión de la campaña electoral, actuar de forma inteligente y desprendida. Y les dará resultados apetecibles.
 

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