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OPINIÓN - SÁBADO, 29 DE MARZO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

La mala baba de Relaño
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Alfredo Relaño, director del diario As, dicen que es persona muy imaginativa. Y hasta recibe ditirambos por parte de quienes le reconocen que todo lo que toca en periodismo lo termina convirtiendo en oro. También parece ser el miembro más conspicuo de ese sanedrín futbolístico residente en Madrid. Lo cual le ha hecho pensar, de un tiempo acá, que goza de un poder omnímodo para decirnos qué futbolista es el mejor y cuál es un maula.

Recuerdo aún de qué manera la tomó con Costinha; internacional portugués, fichado por el Atlético de Madrid, de quien dijo que era, además de mal jugador, más feo que Picio. Ello me hizo suponer que Relaño era un esteta. Y, por tanto, un incapacitado para opinar técnicamente de cuestiones futbolísticas.

Pero hemos descubierto también, al margen de que pueda tener o afectar un gusto muy desarrollado por la belleza, a un Relaño que trata de indisponer a los aficionados contra los futbolistas que no son de su agrado. Arquetipo de la mala baba puede considerarse el trato que le viene dispensando a Fabio Cannavaro. Por ejemplo. Más o menos, y cambiando lo que haya que cambiar, la misma mala intención que evidenció cuando enjuiciaba a Fabio Capello.

Relaño es bajito, renegrido, tiene la cara embozada de pelos y luce barriga cervecera. Así, cuando aparece en la televisión, aunque sea fugazmente, es a costa de que las cámaras pasen un mal trago. Las cámaras de la 1 de televisión española tendrán que hacer verdaderos esfuerzos para digerirlo hasta que finalice la Eurocopa.

Relaño viene formando pareja con Juan Carlos Rivero en las retransmisiones de los partidos que juega la selección española. El primero es comentarista, o sea glosador florido; y el otro, narrador con derecho a opinar. Y ambos, nada más comenzar el España- Italia, dieron un curso de lo que no se puede hacer: mentir para denigrar la valía de un futbolista.

Desde el primer momento, o sea, nada más sacarse de centro, Relaño principió a pedir con machaconería que Cannavaro hiciera alguna de las “jeremiadas que tanto frecuenta en el Madrid”, para que ganara España un partido que podía perder. Lo cual no me sonaba. Ya que jeremiada (de “jeremías”) se aplica a la persona que siempre está quejándose o lamentándose. Y no es el defensor italiano propenso a hacer el ridículo en ese aspecto. Entonces, dije ¡tate!: lo que está pidiendo este fulano, el que se veía reflejado en Costinha, es que Cannavaro haga una jaimitada. Vamos, que cometa una acción tonta y nuestra selección pueda marcarle un gol al extraordinario Buffon. Y así fue, según Relaño, cómo Villa lo consiguió.

Momento que aprovechó el director del diario As para gozar de lo lindo. Y no porque España se había puesto ganadora, sino porque el fallo de Cannavaro le había proporcionado una felicidad enorme. Y mentía a sabiendas. Puesto que el despeje forzado de Fabio con la cabeza, nunca habría sido empalmado por Villa si el número seis de los azules se hubiera echado encima del jugador español en vez de frenarse en seco y darse la vuelta para no recibir un balonazo.

Sin embargo, Relaño fue cobarde al no hacer, pese a la victoria, la crítica necesaria a un portero que falló en los balones por elevación, tragándose un gol que el árbitro invalidó porque sí. Aunque por lo bajinis se le oyó hablar mal de Casillas. Lo cual oculta en su artículo de ayer, titulado: “A la Eurocopa con los deberes hechos”.
 

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