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sociedad - MIÉRCOLES, 2 DE ABRIL DE 2008


vivas plantando un arbol. archivo.

Un árbol, legado para la generación futura
 

6.000 árboles más para
los bosques de Ceuta

El programa de repoblación de los
montes caballas terminará este
domingo con una jornada en donde se plantarán más de 130 ejemplares en la zona próxima al Mirador de Isabel II
 

CEUTA
F.M. Caracena

local
@elpueblodeceuta.com

Cuando Carlos Chocrón accedió a la presidencia de la delegación de Rotary Club en la ciudad, una asociación de gentes del mundo empresarial y de distintas profesiones liberales que realiza diferentes campañas benéficas en todo el mundo, adquirió el compromiso de reforestar parte de la cubierta vegetal de los montes de Ceuta que se encontraba dañada. La promesa se tuvo que retrasar durante varios años por diferentes problemas que fueron surgiendo ligadas a la dificultad del proyecto, y por fin el 21 de noviembre de 2007 se inauguró la campaña Un árbol, legado para la generación futura con la plantación simbólica del Presidente de la ciudad, Juan Jesús Vivas, de una Kentia, una especie procedente de la isla australiana Lord Hawe y la única en plantarse que no es autóctona de los montes ceutíes, en los Jardines de San Sebastián.

El proyecto de reforestación ha sido financiado por la Joyería Chocrón y la manufactura suiza de relojes Patek Phillippe con la colaboración del Rotary Club y de la Ciudad a través de las empresas municipales Obimasa y Obimace. La labor continuó el 2 de diciembre tras el acto inaugural con la plantación de 500 árboles en el Mirador de Isabel II. En esta nueva parada de la campaña, los ciudadanos e instituciones que quisieran podían apadrinar la plantación de un árbol con el pago de diez euros, al final se llegó a alcanzar la cifra de 370 que se verán completados este domingo con los 130 restantes que se repoblarán en los alrededores del Mirador de Isabel II de 11.00 horas a 14.00. Los 5.000 euros que se esperaban recaudar han sido destinados ya a la Asociación Síndrome de Down de Ceuta, Patrick Phillipe contribuyó con el pago de 100 árboles y la Asociación de Empresarios de Ceuta financió 50, y en las labores de campo participaron más de un centenar de ceutíes y los niños beneficiarios de esta donación. Tanto los participantes como los ciudadanos que colaboraron con el pago serán obsequiados por la joyería Chocrón con un testigo que contendrá un diploma conmemorando la participación.

Las condiciones de la reforesta

El proyecto estaba planteado en un principio para que se realizara la plantación de 6.000 árboles en 18 meses, sin embargo las labores han sido mucho más diligentes de lo que se preveían al comienzo ya que el proceso ha durado menos de cuatro meses. La ejecución del grueso de la reforestación ha corrido a cargo de los obreros de Obimasa y Obimace que han trabajado en horas fuera de su horario habitual, durante los miércoles por la tarde y los domingos por la mañana, que han sido pagadas por los financiadores de la campaña.

La reforestación se ha enfocado desde la perspectiva del respeto de la flora local, huyendo de políticas muy comunes hoy en día que introducen masivamente especies de pino o de eucalipto, muy productivas económicamente pero que pueden ser perjudiciales para las condiciones de los bosques propios en donde se implantan. Se ha actuado en cuatro zonas elegidas por la disponibilidad de los terrenos: 1.000 árboles en el monte Hacho, cerca de Punta Almina, 1.000 más en el Cerro de la Palma, otros 1.000 en el campo cercano a la Torre de Punées y el resto, más de 3.000, parten de la zonas adyacentes al Mirador de Isabel II y se extienden a lo largo de un kilómetro. La foresta se encontraba dañada por causas diversas, senderos abiertos en el campo por actividades militares, el paso de motos deportivas, incendios o la exposición excesiva al Sol en determinadas regiones. Incluso en una de las zonas repobladas, concretamente la del Cerro de la Palma, próxima a Benzú, ha debido mejorarse por una anterior repoblación mal planteada de pinos, que no eran autóctonos, que se han descalzado de tierra y muchos se encontraban derribados o ladeados por la acción del viento.

En la repoblación se han introducido varias especies propias que contaban con una población exigua. Se ha replantado varios ejemplares del ciprés de Cartagena que había reducido su número alarmantemente en los montes cuando en regiones próximas, como Cabo negro, aún se encuentran bosques estables. Se han repoblado unos 808 árboles del Labiérnago macho, que alcanza la altura de un olivo y requiere de unas condiciones muy especiales para su crecimiento, del que sólo quedaban tres o cuatro en toda Ceuta. Del Madroño se han replantado 1.200 ejemplares con lo que se ha multiplicado exponencialmente una población que se había visto reducida a 30 miembros. También se ha intentado estabilizar un poco más la población del Aladierno doblando su menguante número de cuatro a ocho. Una de las especies más valiosas y vulnerables del territorio ceutí, el Quejigo, había sufrido en épocas anteriores la tala de árboles por la calidad de su madera. Además las últimas sequías han condicionado extraordinariamente su presencia en los montes por los requisitos estrictos que posee para su desarrollo. Contaba tan sólo con una población de tres o cuatro ejemplares que se ha visto incrementada con 126 árboles.

Aparte de estas especies, otras han visto aumentarse significativamente su poblamiento: 665 alcornoques, 733 palmitos, 912 mirtos y 836 araares. El total ha superado los 6.000 previsto al principio en más de 300 ejemplares.

El objetivo que se ha buscado con la reforestación ha sido que las bondades que conlleva normalmente la densificación de un bosque fueran maximizadas atendiendo a las condiciones locales. Se ha buscado árboles que sus frutos alimentaran a la fauna local o que en su descomposición fueran beneficiosos para aumentar los nutrientes del suelo. Se ha intentado conseguir que las plantas, además de soportar las condiciones climáticas ceutíes, estuvieran adaptadas a los incendios forestales y arraigaran bien en el suelo conformando una tierra de calidad que resista a la acción de las lluvias y el viento para que no se repita el caso de los árboles caídos en Benzú. En otras repoblaciones se ha introducido precipitadamente el eucalipto, como en la vegetación del pantano, que esquilman el agua y la putrefacción de las hojas no es benificiosa de para los alimentos contenidos en el suelo.

La cobertura arbórea mejora además la resistencia a los incendios al bloquear los rayos solares, suavizando las temperaturas, creando así unas condiciones más favorables para la fauna. Los bosques tienen también un efecto moderador en la caída de las lluvias y en el arrastre que provocan de las tierras, y disminuyen la fuerza de los vientos que trasladan las partículas de polvo. Por último, la absorción de dióxido de carbono que realizan las plantas es beneficioso para controlar los gases de efecto invernadero.
 

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