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OPINIÓN - SÁBADO, 5 DE ABRIL DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Curiosidades mañaneras


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Tú sabes muy bien que yo suelo echarme abajo de la cama muy temprano para caminar. Con el fin de combatir las muchas horas que luego me paso sentado para ganarme los “grabieles”. El jueves, tal vez porque salí de casa algo más tarde del tiempo previsto, me hallé con varios políticos.

-¿Con quiénes, Manolo?

-El primero fue con Juan Vivas. Iba delante de mí, acompañado por su correspondiente guardaespaldas y también por Francisco Sánchez Paris, asesor entre asesores.

-Haciendo marcha, ¿no?

-No. Vivas ya no marcha como al principio de ser presidente.

-Querrás decir que ya no hace carrera continua por las calles de la ciudad, acompañado de sus más fieles.

-Así es... Lo cual, según me contaron en su momento, se debe a que un día miró a su alrededor y se dio cuenta de que los acompañantes formaban legión.

-Gente de todo pelaje, ¿verdad?

-Bueno... Yo creo que el presidente pensó que si, llevando cuatro días en el cargo, trotaba junto a él una caterva de admiradores, aduladores y otras especies, pronto sus ejercicios mañaneros entorpecerían el tráfico rodado y aumentarían el absentismo laboral.

-Entonces, me puedes decir qué hacía Vivas en la calle tan temprano.

-Paseaba. Por cierto, que un obrero de Urbaser llamó su atención de la siguiente manera: “Juan, te quiero preguntar una cosa...”. Y allá que el presidente se cuadró ante el trabajador, firme y con las manos entrelazadas en la espalda, tipo militar británico ante un superior.

-Seguro que esa pose la habrá practicado durante el tiempo que ha permanecido en Kosovo, visitando las tropas allí destinadas. Y hasta puede que sea un acto reflejo que le ha quedado de esa estancia entre militares.

-Quizá. No olvides que el presidente es muy observador. De ahí que vea con celeridad en sus viajes todo cuanto de bueno o vistoso se le ponga por delante. Para, a renglón seguido, implantarlo en la ciudad.

-A propósito: ¿con qué otros políticos te cruzaste en la mañana del jueves?

-Pasó a mi vera José Antonio Rodríguez. Y lo hizo como si fuera un fantasma. Aunque en su descargo debo decir que muy bien pudo no saber que era yo; en vista de que por las mañanas suelo ir disfrazado. Un privilegio -lo del disfraz- que ya recomendaba Valle-Inclán en “Tablado de marionetas para educación de príncipes”. El segundo fue Pedro Gordillo.

-A ver si adivino de qué forma lo viste. ¿Acierto si te digo que lo viste bajándose del coche oficial ante la fachada principal del Ayuntamiento, a punto de dar las nueve de la mañana?

-Sí. Y además me extrañó muchísimo lo del coche: no por ser oficial, de ningún modo; sino porque desde su casa al edificio municipal hay cuatro pasos mal contados y él necesita andar. Y hasta pensé que a lo mejor se había mudado ya a la falda del Monte Hacho.

-Ay, Manolo, creo que se te van las mejores. Te estás haciendo viejo. El poder hay que demostrarlo con hechos y a la luz del día.
 

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