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OPINIÓN - DOMINGO, 6 DE ABRIL DE 2008

 
OPINIÓN / EJÉRCITO DEL SIGLO XXI

Cuando la política se implica en la estrategia militar

Por Antonio Gómez


Muy honda preocupación en Ceuta, y también en Melilla, por lo que se sobreviene con el Plan que desarrolla el Gobierno para reducir efectivos militares en estas dos ciudades. Un plan reductivo, de aplicación estatal elaborado por el Gobierno socialista ahora, que contrasta y es diametralmente opuesto al que se preparaba, por el mismo gobierno socialista hace sólo tres años [cuando José Bono era ministro de Defensa]. Entonces se preparaban tres leyes para diseñar el ‘Ejército del Siglo XXI’. Con este plan legislativo, Bono pretendía dar un impulso definitivo a la modernización y profesionalización de unas Fuerzas Armadas, cada vez más volcadas en las misiones en el exterior y dispuestas a incluir entre sus objetivos básicos la lucha contra el terrorismo. Bono pretendía pasar de los 72.000 efectivos actuales en España a alcanzar los 86.000. Sin embargo, actualmente se pretende rebajar el número hasta los 60.000. Una medida que pudiera estar bien planteada si se hubiera tenido en cuenta ciertos condicionantes como por ejemplo reparar en el significado de mantener estrategicamente determinados lugares implicados en zonas potencialmente inestables por el entorno. Algo que no es comprensible para expertos en estrategia de Defensa y, ni tan siquiera, para altos mandos de la Jerarquía militar vinculados a Inteligencia, a los que ha tenido acceso EL PUEBLO. “Rebajar efectivos, unidades de acción rápida y debilitar militarmente determinadas zonas de nuestro país es una aberración y un error estratégico de libro”, destacan. Interiormente, en el mundillo militar corre el rumor de que con estas medidas lo que pretende el Gobierno es dotar de recursos humanos a la UME “porque ahora tenemos que ser bomberos”, ironizan.

¿Qué es y que pretende ahora el Gobierno de la nación?


El Ejército de Tierra está suprimiendo 40 de los 195 batallones que integran actualmente su Fuerza y trasladará a otras unidades a unos 16.000 militares, en el marco de la reestructuración que establece el Real Decreto de Organización del Despliegue de la Fuerza de los Ejércitos y la Armada, aprobado por el Consejo de Ministros el pasado año y que tras haberse quedado congelado durante la pre y la campaña electoral, cobra ahora actualidad.

El jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra (JEME), general de Ejército Carlos Villar Turrau, explicó en su día durante una conferencia sobre Defensa en Madrid que el plan de reestructuración de la Fuerza, también conocido como ‘Ejército del Siglo XXI’ [retocado del original], conducirá a la supresión de 40 batallones [unidad que está compuesta por unos 500 efectivos] y “afectará directamente” a unos 16.000 militares.

El JEME encuadró el Real Decreto de Organización del Despliegue de la Fuerza [la última medida sometida al Consejo de Ministros por el anterior ministro de Defensa, José Bono, antes de su dimisión y elaborada por el anterior JEME, general de Ejército José Antonio García González] en el marco de anteriores iniciativas de reestructuración dirigidas a adaptar el Ejército a las nuevas circunstancias, como el plan de Modernización del Ejército (META), el posterior plan de Nueva Organización del Ejército (NORTE) y el paso del modelo de reclutamiento basado en el Servicio Militar Obligatorio al actual sistema profesional.

España se defenderá sólo con 60.000 hombres


El general de Ejército señaló que el nuevo plan prevé una plantilla de 60.000 soldados profesionales y estará basado en la Brigada como unidad modular de referencia, en lugar del anterior sistema centrado en cinco grandes divisiones. En este sentido, subrayó que el objetivo es contar con un Ejército de Tierra con una fuerza “totalmente profesional” y plenamente equipada, con un alto grado de operatividad. A modo de balance de la situación actual de los militares que componen el Ejército que dirige, el general Villar Turrau aseguró que las escalas de oficiales y suboficiales tienen “muy buena calidad” mientras que en el caso de los soldados profesionales la calidad es “bastante buena” y “mejorable”, pero también están dotados de “una altísima vocación”.

Como ejemplo de esta elevada dedicación, citó el comportamiento de los cuatro militares que resultaron heridos en Farah (Afganistán) en el atentado contra el vehículo blindado español que acabó con la vida del soldado paracaidista Jorge Arnaldo Hernández Seminario. El JEME puso en alza la actitud de los cuatro paracaidistas, con especial atención al comportamiento del jefe del vehículo, el cabo primero Murías, que se quemó las manos al recuperar el cadáver de su compañero de filas. Todos ellos, dijo el general Villar Turrau, no querían regresar a España tras el atentado sino continuar cumpliendo su misión en Afganistán.

En su conferencia, el JEME también destacó el trabajo de todos los contingentes que las Fuerzas Armadas españolas han enviado a operaciones en el exterior desde comienzos de los años 90 y subrayó que nunca se han existido quejas o denuncias sobre maltratos o irregularidades cometidas por militares españoles. En relación a la situación del reclutamiento de efectivos profesionales, el general de Ejército afirmó que actualmente la tasa de permanencia se sitúa en el 87 por ciento, lo que se traduce en que practicamente nueve de cada diez personas que se incorporan al Ejército se mantienen al año siguiente en su unidad. Villar Turrau señaló que el Ejército encara el futuro a corto plazo con el objetivo de mejorar la interoperatividad y recalcó que en los próximos “tres o cuatro años” España tendrá un Ejército de Tierra “mejor organizado” y “plenamente operativo”.

No obstante, señaló que todavía “queda mucho por hacer”, toda vez que las Fuerzas Armadas deben continuar “adaptándose” a los tiempos”.
 

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