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OPINIÓN - LUNES, 7 DE ABRIL DE 2008

 
OPINIÓN / EDITORIAL

El secreto de la Defensa y la economía de Ceuta

Bien es cierto que se está publicando, quizá más de lo debido en relación a cómo queda el nuevo ejército que se plantea el Gobierno de la nación y cuya reforma estructural de Divisiones a Brigadas ha quedado en manos del Estado Mayor, que para eso son los de más rango colocados por el propio Gobierno [los militares de ‘confianza’] quienes deben desarrollar militarmente lo pretendido por el Ejecutivo encarnado por el Ministerio de Defensa. Es cierto que el desarrollo hacia un ejército moderno prevalece en el Plan con el que España renovará técnica y tecnológicamente sus medios por tierra, mar y aire. Pero para hacer frente a semejante gasto hay que reducir. ¿Dónde? en personal. En el caso de Ceuta y de Melilla, más allá de las razones sentimentales por ser la relación [con el estamento militar] excepcional, singular y fuera de lo común, tiene su vital importancia en el aspecto económico. No vale comparaciones con el antiguo Plan META de reducción [entre otras cuestiones de peso porque antes el ejército no era profesional y ahora sí]. El hecho fundamental, la verdadera llaga está en la economía. ¿Por qué?, pues sencillamente, y sólo atendiendo al hecho claro de la renta per cápita de los ceutíes [22.000 euros según el INE], estaríamos hablando de una pérdida de movimiento de capital en la ciudad de más de 46 millones de euros a partir de 2009 y, por supuesto, una pérdida aproximada de 2.000 residentes [que no militares]. Los militares, oficiales, suboficiales e incluso soldados profesionales cuentan con esposa e hijos. Así que las sumas a botepronto asustan. Esa es la verdadera realidad. Un problema añadido a la Ceuta que no le funciona como debe el IPSI, ni la exportación, ni la importación, ni las Reglas de Origen, cogidas tan con pinzas como para que el funcionario torpe de turno considere contrabando determinadas importaciones o exportaciones. Por tanto, cualquier golpe a su economía repercute negativamente en la ciudad que necesitaría, de este modo, estar permanentemente subsidiada por el Gobierno central.
 

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