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Es cierto que en política
medioambiental hay mucho por hacer [no todo es ajardinar].
Ceuta lleva retraso verdaderamente. Por tanto debemos, en
aras a ser justos, asumir que la consejera Yolanda Bel tiene
por delante un trabajo bien árduo que sacar adelante para
situar a la ciudad en los niveles mínimamente exigidos, no
ya por el país, sino por la Unión Europea. La decidida,
valiente y capaz gestora, Yolanda Bel asumió las
competencias de este área tan trascendente para Ceuta.
Trascendente porque la Ciudad ha de cumplir los mínimos
exigidos por las instituciones superiores en aras a
converger en grado de sostenibilidad con las restantes
regiones de nuestro entorno socioeconómico. Y es que sólo es
necesario un claro y marcado objetivo decidido, como para
que los elementos más básicos de toda sociedad moderna, y de
evidente conciencia medioambiental, se den también en Ceuta.
Hablamos de estructura para el reciclaje y un sistema
integral, con la campaña ciudadana debida, para mentalizar a
los ceutíes de la necesidad de separar los residuos en
plásticos, cartones, vidrios y orgánicos. Debemos tener en
cuenta que la protección del Medio Ambiente necesita de una
unidad policial especializada [patrulla verde] que nunca
operó debidamente, con el objeto de velar exclusiva y
permanentemente por hacer cumplir las ordenanzas y leyes
medioambientales, locales y generales respectivamente. Por
supuesto que ha de construirse la EDAR [faltaba más] y, por
supuesto que en el Plan Especial de Santa Catalina hay que
actuar diligentemente en la reducción del monte de escombros
cargado peligrosamente de metano [un deflagrante gas que ha
de extraerse con urgencia para reducir ostensiblemente la
cota del vertedero]. El programa de La 2 de TVE de ayer al
mediodía, ‘El Escarabajo Verde’ cumplió con su función de
alertar exhibiendo sólo lo impactantemente negativo. El mal
de muchos es consuelo de tontos. Estos problemas no son
exclusivos de Ceuta. Lo que sí es cierto es que Bel está muy
encima del área para solucionar los asuntos de gestión
medioambiental con décadas de retraso en la ciudad.
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OPINIÓN / EDITORIAL
