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sociedad - JUEVES, 24 DE ABRIL DE 2008


Fernando gómez flores. mz.

entrevista
 

Fernando Gómez Flores:
«Me sacaron tres veces
para fusilarme»

“El mismo día que sacaron a Sánchez Prados y lo fusilaron, también me sacaban a mí pero uno de los encapuchados me protegió y me salvó la vida”
 

CEUTA
Jesús Carretero

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Un “joven-veterano” que hoy cumple 94 años. Nacido el 24 de abril de 1914. Militar desde los 16 años que ingresó en la Marina. Antes, a los 13 años, había sido peón con su padre en la construcción. La guerra, como a todos los de aquellos años le marcó y le dejó las idea muy claras hasta hoy. Estuvo en el Campo de Concentración de García Aldave junto con Sánchez Prados y por tres veces se libró de la muerte, de aquellos paseos que terminaron con la vida de muchos. Tiene numerosas condecoraciones entre ellas la Medalla Militar Individual. En la actualidad vive solo pero sus sobrinas están al tanto de él constantemente. Un hombre muy a tener en cuenta, de verdad.

Cuando me dijeron que hoy cumplía 94 años pensé que este hombre no sería capaz de relatarnos nada del pasado, pero me he encontrado con una mente totalmente lúcida, con una gran memoria y que la línea recta la sigue perfectamente, si acaso le falla la memoria en alguno de esos datos que nos puede fallar a los de menos años. Para mí es una de las entrevistas que recordaré con más ilusión, porque además Fernando, rehúso a llamarle de usted porque es todo un chaval, es el tipo de hombre de aquellos años en los que la seriedad y el respeto estaban por encima de todo lo demás.

Son muchas las cosas de las que estuvimos hablando y de todo ello he procurado entresacar lo que puede tener más sabor, para los de ayer, para los de hoy y para los de mañana:


• Pregunta.- ¿Cuándo naciste, porque estás hecho un chaval?

Respuesta.- ( Se ríe con la bondad de un hombre de su tiempo). El día 24 de abril de 1914, aquí en Ceuta, y soy el mayor de seis hermanos.

P.- Siendo tantos hermanos y tú el mayor sería difícil poder ir a estudiar, ¿es así?

R.- Ya lo creo, yo sólo pude ir a la escuela y poco tiempo, porque a los 13 años mi padre tiró de mí, al ser el mayor y tuve que ayudarle a trabajar.

P.- ¿Trabajar donde?

R.- Con él de peón. Entonces mi padre estuvo haciendo unas casitas que hay ahí al lado del Morro, esas de uno o dos pisos, luego las vendía y sacaba por ellas 4000 o 5000 pesetas, por lo que no podía ir a estudiar.

P.- O sea que aprendiste lo justito y poco más ¿No?

R.- Bueno, cuando hay ganas de hacer cosas siempre se ponen soluciones y mi padre me puso en casa un profesor, era un legionario que me daba clase y ahí estuvo mi formación.

P.- ¿Cómo era la vida entonces?

R.- Muy pobre, no había casi nada, rara vez se veía a gente con zapatos, lo único que había eran alpargatas y pantalones remendados, otra cosa no se veía, esto en cuanto a la ropa, y en cuanto a la comida se comía mal, no había para más, no se podía hacer otra cosa.

P.- Tú viviste la guerra, muy de cerca ¿Cómo fue aquello?

R.- Claro que la viví y es muy largo de contar, pero te puedo decir que estuve preso con Sánchez Prados en el Campo de Concentración de García Aldave. El día que le sacaron a él también me sacaron a mí, pero me volvieron a dejar allí. Por tres veces me sacaron para fusilarme y tres veces salió en defensa mía un encapuchado que luego supe que era el jefe del Campo de Concentración y que me salvó la vida.

P.- Dinos como era la vida allí, en esos momentos.

R.- Era muy dura. Mientras trabajábamos teníamos por guardianes moros del campo, reclutados del RIF, que no hablaban español, armados con fusil y con fusta. Su misión era vigilarnos, debíamos estar siempre trabajando con pico y pala.

P.- Eso tenía que ser muy duro ¿No?

R.- Ya lo creo y cuando a ellos se les antojaba nos propinaban un par de fustazos. Si tenías sed tenías que esperar la llegada del compañero con el barril, no podías pedir agua. Tampoco se podía hablar con el compañero que tenías al lado.

P.- Me has hablado de Sánchez Prados ¿Supiste cuando murió?

R.- (Fernando se emociona y me dice) Una noche, como siempre de madrugada, le levantaron al médico Sánchez Prados , a su secretario y a otros detenidos, entre ellos a mí. Cuando ya estaba yo de pie, uno de los encapuchados se dirigió a los otros en voz baja y les dijo:” éste no, que se quede”. Así me salvé aquel día, pero este hecho macabro se repitió en mi persona otras dos veces. Yo llegué a pensar que ese enmascarado era mi Ángel de la Guarda.

P.- Eso es muy duro ...

R.- No te lo puedes ni imaginar, la última vez que estuve a punto de salir, dormía junto a un conocido y vecino mío, Alarcón, nos levantaron a los dos, mi protector intercedió por mí una vez más, a mi vecino se lo llevaron y al igual que a los demás lo asesinaron.

P.- ¿Tú llegaste a saber quien era tu protector?

R.- Sí, después de la guerra, cuando me encontré un día con el ayudante del Jefe del Campo de Concentración y me lo dijo, que había sido el propio Jefe del Campo.

P.- De esto nos podrías dar muchas más notas, pero prefiero saber cosas de ti, fuiste militar ¿cuántos años?

R.- Uf, muchos, desde los 16 que ingresé en la Marina, en el Buque Escuela, hasta los 65, y siempre en la Marina.

P.- ¿No pensaste en cambiarte de cuerpo?

R.- En algún momento lo pensé pero ahí estaba mi vida. El general don Fernando Capaz me pidió que dejara la Marina y me fuera al Ejército, pero no me fui.

P.- ¿Y tras la guerra?

R.- Los “rojos” dejaron los barcos de guerra en Francia y se pretendía que fuéramos nosotros a recogerlos. Yo pensé hacer un curso para agente de policía marítima (celadores de puerto). En Tarragona en una reunión comprendí que esto era mejor que trasladarme a Francia. Convencí a mis jefes para que me protegieran y me avalaran ante el ministro de Marina y me cambiaran de especialidad como agente de policía marítima.

P.- Veo que no te conformabas con cualquier cosa, y que no tenías miedo a nada...

R.- Eso es cierto, siempre he estado en todos los jaleos y follones, pero también he hecho un salvamento de tres españoles. También estuve en Sidi Ifni, en definitiva que intervine en todo.

P.- Pero lo tuyo fue la Marina...

R.- Sí, me pasé la vida en la Marina, y precisamente aquí estuve en la Comandancia de Marina muchos años.

P.- Veo que pasa el tiempo y no me has hablado de tus condecoraciones que son muchas ¿Cuáles son realmente?

R.- Llevo a orgullo que durante los 50 años de vida militar se me concedieron, por diversos hechos, varias condecoraciones como: Medalla Militar Individual (honores y el 20% del sueldo de Capitán). Cruz de Plata del Mérito Naval. Dos Cruces de Guerra. Medalla de la Campaña (1936-1939). Cruz Roja. Medalla de Plata de Salvamento de Náufragos. Insignia de la Mendahuia (Marruecos), Medalla de África, Placa de San Hermenegildo y tres condecoraciones más.

P.- Tras una vida tan ajetreada ¿Qué haces ahora?

R.- Aburrirme. Estoy solo pero mis sobrinos están siempre al tanto de mí, tengo la protección de ellos.

Como bien, estoy bien atendido y veo poco la televisión, sólo las noticias, hay otros programas que ponen que no quiero verlos.

P.- Y de la gente joven de hoy ¿Qué piensas?

R.- Que ha variado como de la noche al día. Ahora viven mucho mejor, porque antes, ya te dije, había mucha pobreza, tras la guerra fue otra cosa y ahora se vive mejor. Yo creo que ahora es cuando mejor se vive.

Podríamos haber escrito medio periódico con las cosas que nos dijo Fernando, una persona encantadora, que sólo el carné de identidad avala que tiene 94 años, a simple vista no lo parece. Ojalá que siga así muchos años más.
 

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