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Muy oportuno, el Gobierno de la
Ciudad Autónoma de Ceuta se ha subido justo a tiempo al
carro de las regiones españolas que han expresado su deseo
de modificar su sistema de financiación una vez que el
presidente del Gobierno central, José Luis Rodríguez
Zapatero, abrió con motivo de su Discurso de Investidura el
‘melón’ de este asunto. Ahora mismo en nuestro país hay dos
modelos de financiación autonómica: el régimen foral, que se
aplica a Euskadi y a la Comunidad Foral de Navarra, y el
común, que regula el resto de comunidades. Dentro de este
último hay que separar, atendiendo a factores históricos y
geográficos, los casos especiales de las Islas Canarias y
las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. En síntesis, el
sistema gravita alrededor de un principio básico e
irrenunciable: el de solidaridad interregional recogido en
la Constitución española. El objetivo es, por tanto, velar
por el establecimiento de un equilibrio económico adecuado y
justo entre las diversas partes del territorio. El
presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas, y su consejero
de Hacienda, Francisco Márquez, han activado en el momento
preciso los instrumentos al alcance de la administración
autonómica para cargarse de razones en forma de números y
argumentos con el fin de presentar al Estado, cuando llegue
el momento, una lista concreta y justificada de sus
reivindicaciones. En líneas generales, y a falta de mayor
concreción, Ceuta apuesta porque la Administración central
reconozca explícitamente y aplique a sus diferentes
mecanismos de financiación territorial varias circunstancias
únicas e irrepetibles que se dan aquí y en Melilla. Entre
otras, se trata de la extrapeninsularidad, de la alta
densidad de población, de la escasez de recursos
naturales... El reto pasa porque la Ciudad Autónoma sepa
presentar sus peticiones, justas sin duda, sin caer en el
imagen prototípica de pedigüeña que se le quiere adjudicar
desde algunos frentes, y para ello será fundamental que el
PSOE, que gobierna España, se comprometa en esta tarea de
capital importancia para el futuro local.
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OPINIÓN / EDITORIAL
