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					García Arreciado lo es en estado puro cuando genera 
					polémica. Y eso que en estos últimos días se está sujetando 
					para no dar rienda suelta a su lengua, tal vez atenazado por 
					la espera de su confirmación, siendo lo prudente no meter la 
					gamba (esa de Huelva que tanto le priva).
 
 Tal vez por ello, sus comentarios a la reunión de Vivas e 
					Imbroda de Madrid, hayan sido tenues en la forma, si bien 
					llenos de ese regusto ácido que el imprime magistralmente a 
					sus soliloquios. Pero la mala idea se le ve asomando por la 
					calva y su intención de actuar como secante brilla desde la 
					lontananza.
 
 Lo que pasa es que, tal vez por falta de asesoramiento o, 
					tal vez por falta de agilidad propia, de vez en cuando 
					descubre demasiado las debilidades del Gobierno al que 
					representa, lo que acaba dando alas y a veces hasta la razón 
					a quien él pretende contradecir.
 
 Vivas e Imbroda han centrado el grueso de su encuentro en un 
					asunto de capital importancia: la financiación de ambas 
					ciudades, en medio de un contexto de reivindicación general 
					de los territorios acerca de un nuevo sistema de 
					financiación autonómica.
 
 Lo curioso del caso, como ha ocurrido con el asunto de las 
					reformas de los Estatutos de Autonomía, es que la revisión 
					del sistema de financiación autonómica lo han propiciado el 
					propio PSOE y las comunidades por este partido gobernadas, 
					especialmente Cataluña y Andalucía, las cuales han sido por 
					cierto las mismas que han llevado la delantera en cuanto a 
					reformas de sus Estatutos de Autonomía. Y, poco a poco, unos 
					y otros están obteniendo cesiones del Gobierno, 
					compensaciones e incluso modificaciones estatutarias que les 
					permiten obtener mayores ingresos, cosa que todos aplaudimos 
					siempre y cuando, cuando se trate de conseguir lo mismo para 
					Ceuta, no nos salga ningún García Arreciado diciendo aquello 
					de: “lo que hay que hacer es gastar menos”. Lo de este 
					hombre es que tiene mandanga, porque es igual que cuando 
					dijo aquello de: “si el barco es caro pues no viajen tanto 
					ustedes”.
 
 Ya nos gustaría a algunos oír al Delegado del Gobierno en 
					Andalucía o en Cataluña tener los santos suficientes para 
					decirle a Chaves o a Montilla algo parecido y, además, oírle 
					reconocer que las cosas en España ahora no van tan bien como 
					para apretar al Estado en materia de financiación.
 
 El Sr. Delegado nuestro de cada día, nos ha recordado 
					algunas de las inversiones en las que el Estado ha suplido 
					las necesidades de la Administración Local, refiriéndose en 
					concreto a los asuntos del agua, ciertas todas ellas, y nos 
					ha comparado en cuanto a la dimensión de nuestro presupuesto 
					con otras ciudades de mayor número de habitantes, que al 
					parecer, cuentan con menor financiación teniendo más 
					población y puestos así y siguiendo su hilo argumental, 
					tendencioso y torcido por cierto, pero siguiéndolo, 
					podríamos llegar a la conclusión de que para diecinueve 
					kilómetros cuadrados que tenemos de territorio y los 
					poquitos que somos aquí, podría sobrar también la figura del 
					Delegado del Gobierno, que se llama igual y tiene incluso 
					más funciones que el de Andalucía, a pesar de ser esa 
					comunidad casi media España, pudiendo por comparación dejar 
					aquí el Gobierno una figura como de Jefe de Negociado, con 
					un sueldo de esa categoría, lo cual ahorraría muchos gastos 
					al Estado, por supuesto sin casa oficial, coche oficial, 
					escolta oficial, gabinete oficial, teléfono oficial, con un 
					despachito, una máquina de escribir y un teléfono de los de 
					telefónica.
 
 Y este pequeño Ayuntamiento pues debería dedicarse 
					exclusivamente a lo suyo.
 
 Por ejemplo: los policías a regular el tráfico y a las 
					ordenanzas municipales y el resto de llamadas para el 091. 
					Los menores transfronterizos, que entran aquí porque el 
					Delegado no hace bien su trabajo que los atienda él. Los 
					gastos extraordinarios en limpieza como consecuencia de la 
					estancia de personas a las que él deja entrar ilegalmente en 
					Ceuta se le deberían facturar a él. Las ayudas sociales a 
					las familias con dificultades como consecuencia del crónico 
					desempleo las debería pagar él, porque el empleo es de su 
					competencia. Las ayudas al estudio también, pues la 
					educación es competencia del Estado. Y un sinfín de cosas 
					más que por no extendernos no relatamos.
 
 Ceuta no va a renunciar a unas cotas de bienestar y de 
					calidad semejantes a las de otros lugares de España y que 
					todavía hoy tenga déficits importantes tiene sólo un 
					responsable: el Estado, y esto no va dirigido en exclusiva 
					hacia el actual Gobierno de España, pero éste si es el que 
					ahora debe dar respuestas más alentadoras que las que da 
					García Arreciado, que lo que nos acaba diciendo es que la 
					cosa ahora está muy mal y hay que gastar menos.
 
 Repetimos: eso mismo, si tienen …, que se lo digan a 
					Montilla, a Chaves o a Juan José Ibarreche.
 
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