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					Incluyendo a los empleados del organismo autónomo Servicios 
					Tributarios la nómina actual de funcionarios de la Ciudad 
					Autónoma supera levemente el millar de personas. Si se 
					analizan uno por uno sus nombres se llega a la conclusión de 
					que de todos ellos sólo una treintena tiene nombres y 
					apellidos musulmanes y la mitad son policías locales. Según 
					CCOO esta desproporción sólo puede ser corregida por “el 
					tiempo”. 
					 
					La Ciudad Autónoma de Ceuta sólo tiene en nómina dentro del 
					apartado de funcionarios a una treintena de empleados de 
					origen musulmán de acuerdo con sus nombres y apellidos, a 
					cuya relación completa ha tenido acceso este periódico. Son, 
					por tanto, apenas un 3% de la masa laboral funcionarial de 
					la Administración autonómica, que da servicio a una 
					población donde esta comunidad roza si no supera ya el 40% 
					del total de los residentes en Ceuta. 
					 
					De esos treinta y algo de funcionarios la mitad son policías 
					locales. Varios son monitores educativos y otros pocos 
					celadores vigilantes. Alguno es matarife o ayudante de este. 
					Poco más. Ningún grado medio o alto. 
					 
					¿A qué se debe esta desproporción? Sin salir del ámbito 
					laboral, para Antonio Campoamor, de la Federación de 
					Servicios Públicos de CCOO, los miembros de la comunidad 
					musulmana se han incorporado “durante los últimos años” al 
					funcionariado local, periodo en que “han salido pocas 
					plazas” y durante el que “los ceutíes de este colectivo se 
					han concentrado básicamente en el grupo de Personal Laboral 
					o vinculados a cuestiones propias de su comunidad como el 
					cementerio musulmán o las labores de matarife para 
					desarrollarla de acuerdo al rito islámico”. 
					 
					A juicio de Campoamor su falta de representación en el 
					ámbito público es “muy acusada” en la Asamblea, pero, según 
					compara, “en la Ciudad seguramente sea donde, por exiguo que 
					sea, mayor es su porcentaje”. “Salvo en Sanidad, donde ya 
					hay bastantes trabajadores de origen islámico, en el ámbito 
					educativo su presencia también es prácticamente testimonial, 
					y en la Administración General del Estado en conjunto, lo 
					mismo”, analiza el sindicalista, para quien este colectivo 
					pasa ahora por una situación similar a la que tenía la mujer 
					hace años. 
					 
					“Ni la Ley de Igualdad puede equiparar la presencia 
					masculina y femenina en el funcionariado porque se regula 
					por el sistema de acceso de capacidad, mérito e igualdad, 
					por lo que sólo el tiempo y el acceso de los musulmanes 
					ceutíes a Estudios Superiores, cada vez mayor, podrá 
					corregir este desequilibrio”, opina Campoamor. 
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