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OPINIÓN - JUEVES, 1 DE MAYO DE 2008

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Los puntos sobre las íes
 


Quim Sarriá
quimsarria@elpueblodeceuta.com

 

Estaba tranquilo, comiendo con la familia y plantados ante la pantalla TDT observando las telenoticias que los editores televisivos consideran importantes para ofrecerlas a los telespectadores, sacadas mediante una criba del enorme contenedor de noticias diarias, que las agencias y la propia emisora de televisión llenan, en un plan estratégico de mantener medio informado al ciudadano español. Estábamos tan tranquilos hasta que salió la noticia del austríaco ese follador de su propia hija. Ahí si que tocó mi sensible estómago y me cabreó lo suficiente para amargarme el día.

Con ese estado de ánimo me acerco a redacción para proseguir mi tarea con “Los Cuadernos” dado que se aproxima un largo puente que no voy a desperdiciar por nada del mundo.

Sin embargo, el cabreo que tengo encima está vigente. Cabreo ante las actitudes de gente que tiene la pinta de ser humanos pero que están muy lejos de esa condición.

No teman, no escribo sobre los peperos ni de lejos. He tomado una decisión en éste aspecto: dejaré de escribir artículos de opinión sobre ellos, para alegría de quiénes quieren verme fuera, si siguen poniéndome condicionantes para que cambie el rumbo del teclado.

Una de las posiciones por las que opté en colaborar con “El Pueblo de Ceuta” está en que no me pondrían objeciones en virtud de la libertad de opinión y en virtud de la declaración de principios que formulé acerca de la responsabilidad de las opiniones vertidas en el diario. Responsabilidad que muchas veces he dejado escrita acerca de que yo soy el único que responde de las mismas.

En una auténtica democracia, la libertad de expresión es sagrada y la libertad de opinión también lo es, siempre que no se atente contra el honor y la intimidad de las personas. Para ello existe un Código Deontológico que los periodistas conocen muy bien, pero también existe un Código Manipuleógico y este código yo no lo acepto, venga de quién venga, del Cielo o de la Tierra. Así lo dejé claro desde el principio.

Cuando escribo mis opiniones lo hago desde un punto de vista que normalmente me ofrecen los demás con sus actuaciones y sus declaraciones. Cuando escribo mis opiniones lo hago tras un análisis, pobre dada la menor amplitud de mis estudios pero análisis al fin y al cabo, profundo y meditado sobre las razones de que se diga o se haga eso o aquello. Busco siempre el meollo de la cuestión y si esta es buena o mala no es culpa mía, es culpa de quién ha dado pábulo para que escriba mi opinión.

Si cedo ante la menor advertencia o amenaza, eso me convierte en un conejillo asustadizo, adulón y lameculos, cosa que no seré mientras viva. Antes prefiero dejar de escribir que mancharme las manos con hipocresía y falsas informaciones que sigan engañando al ciudadano. Soy así y siempre lo seré.

Si alguien se siente molesto con mis críticas, que no cierre los ojos ante la realidad y acepte éstas como una sugerencia de lo que no debe hacer o decir. Lo malo es que todo lo toman a mal y más con el corazón que con la cabeza y ello conduce a su propia destrucción que no la mía, yo no me juego absolutamente nada.

Convendrán conmigo en que todas mis opiniones vertidas en “El Pueblo de Ceuta” han estado dentro de la lógica más patente, han sido opiniones acertadas en el tiempo y en el espacio; desde que opinaba que los peperos no ganarían las elecciones hasta la necesidad que tenía el PP de desprenderse de los tres mosqueteros y D’Artagna. Por ahora se han desprendido de dos mosqueteros y del extra; la política del PP, en general, ha cambiado bastante…, bueno, escribí que no escribiría sobre el PP ni los peperos, sólo he dado una pequeña dosis de ejemplos.

Como quiera que mi línea de opinión no cambiará de la noche a la mañana, quisiera tener la seguridad de que sería respetado en éste sentido. Si por cualquier causa me vea obligado a cambiar, ese cambio sería de sitio no de opinión.

Ahora bien, si dispongo de un contrato (bien pagado desde luego) para escribir al dictado de quién sea, eso ya no es considerado como una iniciativa propia, por ende no constituye una opinión personal, sino como la consideración de un trabajador al servicio de un empresario. Eso es otra cosa. No estoy en esa situación, menos mal. Soy libre de opinar como…
 

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