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OPINIÓN - LUNES, 12 DE MAYO DE 2008

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Pequeños motores

La II Feria de la Construcción ha sido un perfecto ejemplo de cómo hacer las cosas bien con unos recursos moderados. La organización del evento, que ha contando con una ayuda pública exigua, se ha visto obligada a agudizar el ingenio y, contando con la colaboración de todas las empresas, incluida esta, que instalaron sus stands en el Parque Urbano Juan Carlos I.

A la espera de cómo se traduzca el acontecimiento en la cuenta de explotación de las empresas del sector participantes, que han gozado de tres días para establecer contactos con clientes y suministradores tanto de la ciudad autónoma como de la península, el hecho puede ser valorado sin exagerar como un éxito indiscutible que además ha gozado de una climatología benigna.

De entrada, constructores y demás participantes en la II Feria de la Construcción han demostrado que, aún con un tema central tan aparentemente árido para el gran público como este la triste imagen desértica que acostumbra a presentar Ceuta durante los fines de semana y muy especialmente los domingos es reversible.

La afluencia de público registrada ayer, tanto de profesionales, afines o relacionados con la construcción como de ciudadanos comunes y corrientes sin más vinculación al sector del ladrillo que la de cargar con una hipoteca o estár pensando en hacerlo.

Lo exiguo de la subvención recibida también pone de manifiesto que es posible hacer cosas sin que todas las facturas vayan a parar a la Administración pública, una costumbre que acaba atenazando la iniciativa personal, sectorial y empresarial. La ciudad necesita de más eventos de este tipo, pequeños-grandes motores de dinamización económica, pero también social, para mantenerse viva y no limitarse a ser una especie de ciudad-dormitorio de lunes a viernes que un importante porcentaje de la población abandona en cuanto suena la campana del fin de semana.
 

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