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sociedad - JUEVES, 22 DE MAYO DE 2008


mayores degustando. nicol's.

tercera edad
 

La paella en el Centro del
Mayor sentó en la misma mesa
a más de 130 personas

La instalación de la barriada de Villajovita y fruto de un convenio entre la Ciudad y Cruz Roja, cumple su dos años de historia
 

CEUTA
Sergio Cobos

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Más de 130 usuarios del Centro del Mayor de Villajovita disfrutaron ayer de una paella, a la que fueron invitados varios representantes del Gobierno de la Ciudad y de la oenegé Cruz Roja. Allí, EL PUEBLO pudo apreciar los resultados de los talleres de pintura y manualidades en los que estos ‘jóvenes mayores’ crean con esmero sus obras de arte.

Quien dijo alguna vez aquello de “a la vejez, viruelas” estaba, sin duda, sumamente equivocado. Más de un centenar de personas de la denominada ‘Tercera Juventud’, usuarios del Centro del Mayor de Villajovita, participaron ayer activamente en una gran paellada, que tuvo lugar en las instalaciones del centro. Y acompañó el buen tiempo, ya que el arroz se degustó en la gran terraza exterior con que cuenta el recinto. Hasta allí llegaba el aroma procedente de los fogones, donde África y Ana, ambas con la camisa remangada, daban el último toque a un magnánimo perol que, “con muchísimo cariño”, llenó los estómagos de 130 personas, entre los que figuraron el presidente de la Ciudad, Juan Vivas; la portavoz del Ejecutivo local, Yolanda Bel; la titular del área de Asuntos Sociales, Carolina Pérez; el presidente de Cruz Roja de Ceuta, José Durán, y la secretaria provincial de la oenegé, Alicia Cordente.

Terapia ocupacional

La coordinadora de las actividades en el centro, Margot, mostró a EL PUEBLO distintos óleos y esculturas que realizan los mayores “con mucho arte, y que les ayuda a mantener en movimiento los músculos para prevenir tanto artrosis como agarrotamientos”. Y es que el salón de este centro está envuelto de una atmósfera de experimentación artística que da como resultado bodegones, paisajes, acuarela e, incluso, botijos de barro hechos a mano y pintados con todo el esmero del que siempre ha querido “hacer esta cosas” y que nunca antes contó “con tiempo suficiente”, según afirmó África, que fue capaz de terminar en apenas dos días una escena invernal al óleo.
 

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