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Acaba la semana tal y como
comenzó, o mejor dicho, tal y como lleva siendo ya costumbre
mediática: hablando de navieras. Se veía venir, Sobre todo
tras la aplicación de precios de tarifa en la pasada Semana
Santa por parte de las dos navieras que realmente operan en
el Estrecho [Acciona y Baleària], las otras dos Euroferry y
Buquebus son propiedad de las dos primeras, que la Ciudad
Autónoma no iba a dejar pasar lo que consideraba una afrenta
directa contra los intereses de una ciudad que se preparaba
para las famosas minivaciones del fin de la Cuaresma, tanto
para los ceutíes residente hacia la península, como para los
peninsulares con el objetivo quizá puesto en visitar la
ciudad autónoma. La elevación de precios después de la
comodidad de las ofertas que se habían planteado semanas
atrás había sido realmente importante. ¿Política de empresas
privadas?, evidentemente si. ¿Alguna demostración de
complicidad con Ceuta o demostrar algún interés por el bien
de lo ceutí después de esa subida?, evidentemente no.
Si a todo ello le añadimos por un lado que Acciona
[concretamente la familia Entrecanales] ya ha puesto en
venta sus acciones sobre la división naviera. Es decir,
quiere desprenderse de Trasmediterranea, y por otro que
Baleària se apresura a realizar unos ajustes importantes
para reducir su plantilla [UGT dice que al menos 30
empleados irán a la calle], tenemos una conjugación extraña
para un futuro un tanto inquietante en el que parece que el
Gobierno central [por ser empresas privadas] no interviene
en la defensa absoluta de los intereses de la población que
necesariamente, no le queda más remedio, debe utilizar estos
servicios para trasladarse ¿con libertad? por el país [tal y
como reza en la Constitución?. La pregunta es. ¿Se
permitiría algo parecido en una autopista?. En este caso no
existe la alternativa de una ‘Nacional’ por lo que la
indefensión del ceutí es absoluta.
No corren tiempos de excelencia para la movilidad de los
ceutíes. Ahora, con la OPE encima, las navieras pondrán todo
el interés en que no se estropee ninguna nave, faltaría más.
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OPINIÓN / EDITORIAL
