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OPINIÓN - VIERNES, 6 DE JUNIO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Sampietro es mollejón
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Llegó a la ciudad, cual había anunciado, un ex presidente que sigue siendo tonto, vanidoso, charlatán, infantil, comeculos... Y lo hizo, como estaba previsto, para presentar un libro y de paso para ronear unas horas por las calles de esta tierra.

Antonio Sampietro pertenece a la clase de los tontos con balcones a la calle (frase que tomo prestada del maestro Antonio Burgos). Que son tontos, según insiste el escritor sevillano, con pretensiones, que no tienen conciencia de su estulticia y que se prestan a cualquier cosa con tal de figurar y aparentar.

Los tontos no suelen ser ni buenos ni agradecidos. Y además ni perdonan ni olvidan. En este caso, Sampietro ha venido a ajustar cuentas, porque un buen día tuvo que salir de naja de esta ciudad. Y ha arremetido contra unos y otros.

Convertido en charlatán, una especie de vendedor de indulgencias para solventar su crisis económica, el Bon Vivant catalán dijo que le da “pena” que los ceutíes tengan “un presidente así”, claro ataque a Juan Vivas. Y se quedó tan pancho.

Luego se ensañó con el padre de Susana Bermúdez. Y es que éste, más conocido por el sobrenombre de El Trotski, jamás creyó que su hija se hubiera pasado del PSOE al GIL porque así lo quiso la Virgen de África. Un hombre tan de la calle, y apodado así, cómo coño iba a tragarse la trola milagrera de la que no dejaba de hablar el infantil Sampietro. Y terminó por convertirse en una mosca cojonera que repetía a cada paso el consabido de lo mío qué... Como premio a los consejos que él le había dado a su hija más querida, cuando ella estaba sumida un mar de confusiones. Puesto que todo tránsfuga jamás podrá vivir tranquilo el resto de sus días. ¿Verdad, Simarro y compañía?...

La vanidad le puede a Sampietro. Y por ello resaltó nuestro hombre que la gente al verle pasear la calle se paró con él, lo abrazó, lo besó, y le rogó encarecidamente que volviera a presentarse en las próximas elecciones. Y que lo hiciera bajo las siglas de una izquierda que acabase para siempre con la bota opresora del Partido Popular.

Y Toni, reconocido playboy de piscinas catalanas en su juventud, convertido ahora en un comeculos de muchos quilates, atribuyó a “la fuerza de la Virgen de África el que él hubiera podido convencer a la diputada socialista, Susana Bermúdez, para que votase la moción de censura que le iba a permitir desalojar a Jesús Fortes de la presidencia. Precisamente a Fortes; un hijo amantísimo de la Señora de esta tierra. Sampietro se hizo merecedor, en ese instante, de una pedorreta. Pues ni siquiera a los tontos se les debe permitir que jueguen con los sentimientos de quienes tienen a la Virgen por Madre y Señora.

Eso sí, Sampietro, tonto con balcón a la calle, tuvo un gesto que le honra, al declarar que la moción de censura le cogió distraído. Y tanto... Estaba el pobrecito mío tan satisfecho con todo lo que le hacía y decía Aida Piedra que terminó siendo el último en enterarse de que ésta se la estaba pegando con... Vivas. A él, tan emprendedor y machote en tierras cubanas, la niña Aida le metió la espada por el hoyo de las agujas. Y es que ella sabía muy bien que Sampietro era mollejón. O sea: un tipo muy flojo y tan débil de genio que terminaría llevando una vida sedentaria y triste. Y, claro, lo traicionó. Toni, desde entonces, no ha dejado de cantar tangos.
 

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