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OPINIÓN - JUEVES, 19 DE JUNIO DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

Por la ruta del Sultán
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Subiendo desde la capital de la manzana y zigzagueando a través de la antigua Ruta Imperial del Sultán, Zeïda se ofrece con su multitud de puestecillos (ojo con alguno no vayan a endilgarte, amigo, carne de burrillo muerto) como un atractivo lugar para degustar una sabrosa kefta, obviando el maloliente y triste espectáculo de las sucias aguas que un joven río Muluya arrastra ya desde casi su nacimiento antes de desembocar en el Mediterráneo. Marruecos, este bello país con tantas cosas por hacer, va a tener que despertar de inmediato a la cruda realidad de una red fluvial contaminada, que lastrará inevitablemente su despegue hacia un desarrollo sostenible en el que la cantidad y calidad de las aguas representará un factor de primer orden.

Subiendo poco a poco hacia el norte, las lagunas de montaña conocidas como “aguelmane” se ofrecen como un fresco alto en un camino de paisaje volcánico, antes de alcanzar las cercanas montañas pobladas de cedros en las que aun sobreviven manadas de monos. El paisaje entre Midelt y Azrou sigue salpicado de negras tiendas con rebaños pastando en los alrededores, que atestigua el poblamiento trashumante de la etnia bereber. En las inmediaciones de Midelt, los símbolos del “país amazigh” conviven fraternalmente con la bandera marroquí, mientras en más de una tienda que logré visitar el retrato del joven soberano alauí, Mohamed VI, se hacía visiblemente presente. En claro contrate con la época anterior, jóvenes y adultos mostraban su simpatía por el Rey de Marruecos máxime después de su reciente visita a la región, en la que inauguró otro pantano además de prometer convertir Midelt en una nueva provincia (ahora englobada en la de Mequinés-Tafilet); también fue sonada la inspección nocturna que, prácticamente en solitario y a bordo de un coche, emprendió el soberano alauí por la ciudad de Midelt, yendo a ver con sus propios ojos aquellos barrios y lugares que no se le habían mostrado en la visita oficial. Un buen detalle que no ha pasado desapercibido a la vigilante y mayoritaria población bereber, que te recibe con claras muestras de simpatía tras dirigirte a ella en un rudimentario “tamazigh” en el que uno, por cierto, se mueve con más ánimo y desenvoltura que en el tradicional “dariya”. Desde hace ya muchos años he podido comprobar, desde el Rif al Atlas, lo cómodamente que trasteo con una población amazigh de raíces étnicamente semejantes.

¿Cómo va el asunto de Sidi Ifni…? Hoy he podido saber que al Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD, islamistas moderados) no le faltó tiempo para, tras interpelar la semana pasada al ministro del Interior, Chakib Benmoussa, en el Parlamento, desplazar una delegación a la ciudad de Sidi Ifni y desmentir que hubiera muertos y violaciones según declaró reiteradamente Lahcen Daoudi (adjunto al secretario general Saâd El Othmani), reputado economista al que he tratado en varias ocasiones y del que me consta su solvencia si bien, en un comunicado oficial del pasado día 11, el PJD había denunciado lo obvio: “la intervención desproporcionada y no justificada de las fuerzas del orden”. La existencia de muertos fue cuestionada, como advertí al lector, desde el primer momento, pero ¿dónde quedan ahora los testimonios de las jóvenes violadas…?.
 

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