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política - MIÉRCOLES, 25 DE JUNIO DE 2008


Clemente cerdeira. e.p.

ENTREVISTA / CLEMENTE CERDEIRA Y GARCÍA DE LA TORRE
 

«El PSOE tiene difícil volver a gobernar en Ceuta: parte de esta sociedad sólo piensa con el bolsillo»

El delegado del Gobierno en Ceuta
entregará este mediodía la Medalla al
Mérito en el Trabajo en su categoría
de Plata, a sus ochenta y seis años, a Clemente Cerdeira y García de la Torre

CEUTA
Gonzalo Testa

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Pregunta.- Medalla al Mérito en el Trabajo en su categoría de Plata. ¿Merecida?

Respuesta.- Eso tiene que decirlo quien me la ha otorgado.

P.- Algo habrá hecho pero, echando la vista atrás, ¿no se arrepiente de haberle dedicado tanto tiempo al trabajo y de no haberle robado algo más para la vida?

R.- No se puede separar el trabajo del resto de la vida. Todo es un conjunto y en la mía ha habido trabajo, familia, educación y ocio.

P.- Es un mérito considerable teniendo en cuenta que en sus años mozos no se trabajan 8 horas diarias

R.- ¡Claro que no, y menos en el puerto [Cerdeira empezó a trabajar para Ibarrola en los años 40 y después, desde 1951 hasta su jubilación, para Atlas]! Yo tenía que estar disponible las veinticuatro horas del día para cumplimentar el trabajo natural del consignatario, de noche y de día, pero también teníamos la ventaja de no tener hora de entrada en la oficina.

P.- Es usted hijo natural del Protectorado

R.- Sí, mi padre era traductor oficial de la Alta Comisaría en Tetuán adscrito al cuerpo diplomático cuando yo nací.

P.- Y en Ceuta le deja estable casi casi la Guerra Civil

R.- Nosotros teníamos aquí una casa a la que veníamos a veranear. Cuando estalló el Alzamiento estábamos en Ceuta y un mes después fuimos detenidos e incomunicados, todos, los Cerdeira y el resto de la familia, los García de la Torre. Nos quitaron todas nuestras propiedades, los libros y documentos de mi padre, que después acabaron plagiados... y nos tuvieron dos años encerrados.

P.- A todos menos a su padre


R.- Mi padre, que conocía de una forma muy cercana a Franco, estaba en Tánger, siempre leal a la República. Le llamaron a Madrid y él pidió 200 fusiles y un millón de pesetas para hacer frente al Golpe de Estado en el Norte de África, pero armas no tenían ni una. Nosotros después del 18 de julio no volvimos a ver a mi padre.

P.- Sale del encierro y, apenas veinteañero, se pone a trabajar porque no le dejaban estudiar

R.- Yo terminé el Bachiller y ya no me dejaron hacer más. Por fortuna en El Cairo, donde mi padre estuvo destinado casi dos años, aprendí idiomas [se maneja bien en francés, italiano y árabe y domina el inglés]. Gracias a eso pude entrar en Ibarrola.

P.- Y después, por la política también, a la calle


R.- Yo creo que alguien calentó la cabeza a mi jefe porque quejas de mí no tuvo ninguna más que la de que no quise llevar la bandera más grande en una manifestación a favor del Régimen.

P.- Siguiente parada, Casablanca


R.- Antes pasé por Agadir, pero sólo aguanté 24 horas porque era un montón de barracas. Ahora es un capital, pero entonces no valía nada, así que llegué a Casablanca y me puse a trabajar en el sector del automóvil gracias también a la familia Valverde del Pino [hijos del último alcalde socialista de Ceuta, fusilado durante la Guerra Civil, y emparentados con su prometida y posterior esposa, Carmen Morterero].

Vuelta a Ceuta


P.- Favor con favor se paga, ellos le ayudaron después a volver aquí


R.- Mi futura esposa [se casó con ella en 1953, dos años después de regresar de Casablanca] intercedió directamente por mí y volví directamente al departamento de Consignaciones de Atlas, donde trabajé hasta que me jubilé.

P.- Medalla al Mérito en el Trabajo pero no perdonó ni un día cuando le llegó la edad de jubilarse, ¿verdad?

R.- Cumplí los 65 años en octubre de 1986 e inmediatamente advertí a la empresa: ‘En enero me voy’. Me dijeron que continuara, pero me sentía ya bastante baqueteado.

P.- Lo de su familia es socialismo genético. Todos han salido iguales, por delante y por detrás de usted

R.- ¡Hombre, con todo lo que nos han hecho, tanto a mi familia como a la de mi esposa, normal! Si a mi suegro lo mataron, mi padre murió como murió [de un infarto, en el exilio], si a nosotros nos trataron como nos trataron...

P.- Precisamente por eso, porque habiendo sufrido tanto buenas ganas de seguir peleando, ¿no?

R.- Al contrario. Siempre pensamos que lo que había que hacer era quitar a los culpables de lo que le había ocurrido a mi familia. Siempre dentro de los límites legales, obviamente. Mi mujer es católica practicante, todos mis hijos han hecho la Primera Comunión... Socialistas sí, pero sobre todo ciudadanos. La política me ha dado de todo, al principio sobre todo disgustos y después más satisfacciones, ideológicas y personales.

P.- ¿Y su vena deportista, tan imprevisible a simple vista?

R.- ¡Yo he sido campeón del Norte de África de natación de fondo en Tánger y la gente decía: ‘¡¿Cómo puede ir tan rápido este enano!?’ Y he ganado cinco veces también la travesía del puerto. Y árbitro internacional de natación, de waterpolo y de baloncesto.

P.- Y fundador del Club Natación Caballa

R.- Tengo el carné de socio número 2 y participé, con un buen montón de amigos, en la construcción de sus instalaciones.

P.- Decía antes que socialista, ciudadano... y empresario también

R.- En los años sesenta monté con mi hermano Alfonso el ‘Garaje Cervantes’ junto a la casa de mi madre.

La pelea contra Franco

P.- Años sesenta. Por esa época ya era usted padre de cinco hijos [la sexta, Encarnación, nació en 1966] y compaginaba esa faceta con la consignatario, pequeño empresario y... ¿conspirador? ¿Cuándo empezó a meterse en los líos de la oposición para tumbar a Franco?

R.- Por esos años, aunque el socialismo así de verdad, por decirlo de alguna manera, lo conocí en Casablanca, donde solía reunirme con franceses que trabajaban conmigo o me conocían.

P.- ¿Pasó muchos sustos al otro lado del franquismo?

R.- Alguna vez estuvieron a punto de pillarme. Recuerdo que por aquel entonces había una revista vinculada a la masonería que funcionaba por suscripción, pero que en realidad era una tapadera de la Policía. Por suerte un agente de los menos malajes advirtió a Fructuoso Miaja y le pidió que hiciese algo, que me retractase o lo que fuera, porque si no acababa entre rejas. Miaja me lo dijo y ahí empezamos a estar en contacto, reuniéndonos en el ‘Noray’ con Francisco Vallecillo, con Alejandro Curiel, Diego Rosano, José Montes y otros. Ahí empezamos a meternos en el lío.

P.- Aquí sería mucho más difícil moverse, viendo la composición ideológica de la sociedad ceutí aún hoy, andarse con esas rojerías suyas


R.- Era muy difícil, es verdad, pero tampoco sabían dónde nos reuníamos del todo. En el ‘Noray’ era evidente que quedábamos, pero cuando queríamos hablar de algo importante de verdad íbamos a una casa de Vallecillo que estaba cerca de Playa Benítez, al lado de un cuartel de la Guardia Civil que había allí. ¡Todos los días pasando por delante de ellos! No hacíamos más que tonterías porque otra cosa no se podía, pero así se fue fraguando la cosa.

P.- Volvamos a sus hijos. Todos rojos y socialistas, pero la mitad también le salieron abogados. ¿Esa afición por el Derecho de dónde viene?

R.- [Se levanta y señala un cuadro antiguo] Mi tío era abogado. Mi padre, también. Hay muchísimos antecedentes en mi familia vinculados al Derecho.

P.- Y usted porque no le dejaron los fascistas, si no, ¿también hubiera elegido ese camino?

R.- Posiblemente sí. Y si no, cualquier cosa de Letras, porque los números y el don de palabra nunca han sido lo mío

P.- Sin embargo, vencidas las dificultades y ya en democracia, se decantó por el Graduado Social, título que también otuvo en los sesenta. ¿Por qué? ¿De dónde sacaba el tiempo?

R.- Lo sacaba de donde no había. ¿Qué iba a hacer si no? ¡Pues estudiar! Ahora mismo soy el más veterano de los inscritos en el Colegio de Graduados Sociales de Cádiz.

P.- Y se ha forjado también una carrera diplomática sorprendente [fue vicecónsul honorario de los Países Bajos hasta los 65 años, cuando recibió por esa labor la Orden de Nassau Orange, y cónsul honorario de Italia, por lo que le fue concedido el título de Caballero de la República italiana]?

R.- En eso lo que más me han ayudado han sido las amistades que yo he tenido y los idiomas que de una u otra forma dominaba.

P.- ¿Y Marruecos? ¿Cómo se forjó su pasión por el país vecino, que aún hoy mantiene tan viva?

R.- Imagino que gracias a mi padre, que fue una personalidad muy importante desde el principio hasta el final del Protectorado y que tenía prácticamente la de mentalidad de ellos.

P.- ¿No tiene usted ninguno de los prejuicios tan extendidos sobre el marroquí, sobre el musulmán, sobre el moro?

R.- Ninguno.

P.- ¿A los españoles nos ata demasiado aún la Iglesia o no?

R.- No, qué va, no creo. Los cuatro meapilas de siempre ya no condicionan nuestra sociedad, o eso creo yo.

P.- Algo habrá hecho pero, echando la vista atrás, ¿no se arrepiente de haberle dedicado tanto tiempo al trabajo y de no haberle robado algo más para la vida?

R.- No se puede sepa

P.- ¿Ese recelo al vecino, justificado o no, es uno de los grandes lastres de esta ciudad?

R.- Ese recelo, esos prejuicios, sólo los tienen los idiotas. Todos somos personas, seres humanos, iguales.

P.- Un mal repartido a izquierda y derecha del espectro político ceutí

R.- Aquí en Ceuta, y creo que esa es la razón, la comunidad musulmana, de ascendencia marroquí, sigue ocupando una escala social muy baja que, creo, también genera buena parte de ese recelo.

¿Salir de aquí? A veranear

P.- Usted que lo ha vivido y lo ha estudiado, ¿diría que España se portó bien en Marruecos durante el Protectorado?


R.- Intelectualmente no. Francia estuvo mucho mejor, y que el francés siga siendo idioma oficial en el país vecino lo demuestra.

P.- Desde la última vez que regresó, procedente de Casablanca, ha pasado ya más de medio siglo. ¿Alguna vez le ha apetecido cambiar, irse a la península, o a Marruecos, a vivir?

R.- No. ¿Para qué? Aquí lo he tenido todo. A mí me gusta salir de Ceuta para veranear, para ver cosas distintas, para conocer otros lugares y otros paisajes, pero para vivir aquí lo tengo todo.

P.- ¿Qué le ha dado más satisfacciones en la vida?

R.- La familia.

P.- ¿Volverá a gobernar el PSOE en Ceuta?

R.- Lo veo muy difícil, la verdad. Hay raíces de la derecha que están muy asentadas todavía en esta ciudad. Si eso ocurre, creo, tendrá que ser gracias al voto de la comunidad musulmana porque en el contexto de los ‘europeos’, por así llamarnos, la mentalidad es de derechas: pensamos con el bolsillo, de una forma muy egoísta.
 

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