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cultura - JUEVES, 26 DE JUNIO DE 2008


grupo de trabajo. s.c.

reportaje / arqueología antropológica
 

Desenterrando el pasado

Doce arqueólogos y restauradores
pasarán las mañanas hasta el próximo
sábado en la Basílica Tardorromana trabajando en su camposanto
 

CEUTA
Sergio Cobos

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Existen personas que son capaces -o dicen serlo- de adivinar el futuro observando los posos del café o en bolas de cristal. Otras, por el contrario, se contentan con saber qué ocurrió antaño y, para ello, estudian libros antiguos, y, en el caso de los yacimientos, hasta analizar con detenimiento la forma en que se manifiestan los restos óseos y funerarios en necrópolis, puesto que todo aquello que se esconde bajo el suelo es susceptible de dar mucho que hablar y contar. Los restos óseos se suelen mandar directamente al laboratorio, “luego los arqueólogos nos perdemos determinadas informaciones y, si estudiáramos nosotros estos restos, podríamos analizarlos”. Así lo afirmó Victoria Peña, trabajadora del Museo Arquológico Nacional y arqueóloga de la empresa Arqueotectura, firma que lleva a cabo distintos trabajos de rehabilitación de patrimonio histórico como la Puerta de Fez y que ha organizado hasta el próximo 28 de junio el ‘I Curso teórico-práctico de arqueología antropológica’, un curso que fue presentado el pasado lunes en el salón de actos de Murallas Reales por el arqueólogo municipal, Fernando Villada. Este espacio formativo pretende ser un curso “eminentemente práctico”, expresó Villada en el acto de presentación, y, por ello, de diez de la mañana a dos de la tarde todos los participantes en la actividad se encuentran haciendo las prácticas en el recinto funerario de la Basílica Tardorromana, que abrió sus puertas al público en el año 2006. Este sacro lugar fue escenario ayer para la inhumación de huesos, en la que diez personas hicieron un ejercicio de trabajo en cadena. Mientras uno excavaba y retiraba la tierra de los restos óseos, otros examinaron el objeto con lupa, lo medían y anotaban todos los datos que serán necesarios más tarde para detallar un informe sobre lo hallado.

Peña apuntó que, con motivo de este curso, será la primera vez que se ofrezca una salida práctica a la metodología tanatoarqueológica, ya que “los cursos que se ofrecen aquí son meramente teóricos”. Se trata además de “aprender a cuidar los objetos que se encuentran”: ajuares, vestimentas, hsta un sesamoideo, un hueso incrustado en un tendón. A lo largo de la jornada de ayer se pudo aprender a usar apósitos “para trasladar los huesos desde la tumba hasta el laboratorio, una vendas adhesivas que protegen las piezas durante el camino y que se pueden eliminar fácilmente, según indicó María Antonio Moreno, restaurador del Museo Nacional de Arqueología.
 

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