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OPINIÓN - JUEVES, 26 DE JUNIO DE 2008

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

A vueltas con la reducción
 


Quim Sarriá
quimsarria@elpueblodeceuta.com

 

Estoy, como todas las tardes a determinada hora, disfrutando de mi habitual bebida espirituosa y serena en la mesa de la terraza de la Gran Vía correspondiente a uno de mis bares favoritos, que no es de tapas, gentilmente servido por Carmen, la simpática, agradable, divertida y cariñosa camarera y siempre saludado con respeto por Iván, con el que a menudo intercambio pareceres y que no se permite desaparecer la sonrisa de su cara. Inmaculada, la guapa titular del establecimiento, sigue ahí con todo su garbo.

Mientras tomo la espirituosa y serena bebida, agitada no mezclada como a mí me gusta, junto a otros amigos y amigas, sale a colación la manida reducción de los efectivos militares en la Ciudad.

No puedo por menos de cabrearme ante opiniones tan contradictorias como chabacanas contra el supuesto problema que representa para la Ciudad.

Que yo sepa, los socialistas no mandaron a los reclutas de vuelta a casa, cesando por tanto el servicio militar obligatorio y con ello amputando una de las ramas económicas de la ciudad. Estaban gobernándonos los peperos y contra éstos no se levantaron ni la más mínima queja. Y eso que trasformaron nuestra próspera, entonces, ciudad comercial en un almacén de pedigüeños de subvenciones.

Esta aberración que muestran algunas personas sobre una decisión gubernamental, habla por sí sola de la verdadera disposición de esa gente por atacar, de manera partidista, unas decisiones que no pueden ser comentadas por su condición de secreto de Estado.

Algunos, muchos, no saben ni un ápice de los mecanismos legales que controlan nuestra vida política. De hecho si leyeran con detenimiento, no superficialmente como ocurre en casi todos los casos, nuestra Constitución, sabrían que en el Título V ‘De las relaciones entre el Gobierno y las Cortes Generales’ no especifica en absoluto que el Gobierno tenga que responder al Senado. Solamente ante el Congreso de Diputados.

Ello confiere que la ignorancia supina, de quienes escriben y critican las acciones políticas sin un conocimiento preciso, solo conduce a empeorar la educación política de los ciudadanos con falsas premisas. Así como falsear la verdad como esa de achacar a Felipe González una decisión que éste no tomó.

La ignorancia del derecho es el desconocimiento de la ley, el cual a nadie excusa, porque rige la necesaria presunción o ficción de que, promulgada cualquier ley, han de saberla todos. Ello se traduce en que un ente gubernativo autónomo tiene, por fuerza, que saber los mecanismos de las leyes que rigen su conducta y sus formas de llevar a cabo propuestas y peticiones.

Como el tema principal de este artículo está referido a la supuesta reducción de militares, que en realidad no es tal reducción a menos de que denominemos a la tropa como no militares, vamos a ceñirnos en eso.

Una decisión de Gobierno, que no afecta a leyes, dentro del marco correspondiente a la Defensa tiene su mecanismo de funcionamiento adecuadísimo a las necesidades de la misma. Dentro de esos mecanismos existe lo que todo el mundo debe y tiene que respetar: el secreto de Estado o la materia clasificada como reservada.

Por ello no comprendo la tendencia actual del diputado del PP local ni de nuestro Gobierno autónomo de insistir en cifras cuando lo que de verdad importa son las características del plan militar mediante el cual se lleva a cabo esas decisiones. En vez de preguntar el porqué lo hace, preguntan porqué reducen personal… es una pregunta retórica y sin fundamento real para la Defensa.

Supongamos que tenemos una confrontación bélica. Supongamos que en nuestra ciudad hay más mandos que tropa. ¿Irán los mandos en primera línea de fuego y a pie? ¿No se contradecirán unos y otros al tener el mismo grado de mando?

Si nos atenemos a lo que se, no veo a dónde conducirá que en determinados puntos logísticos del ejército, en nuestra ciudad, existan hasta seis mandos por dos subalternos. Esto, en palabras llanas, significa “una cagada”.

A no ser que nuestras autoridades miren el bolsillo de quienes no tiene el adjetivo de subalternos y ello tampoco se comprende porque quienes de verdad se beneficiarían de la existencia de más oficiales que tropa son los comerciantes y los peperos… hasta ahora, ¿serán comerciantes todos los componentes de nuestro gobierno local? ¿votarán, ciegamente, los miembros de tropa al PP?

Que quede claro que no soy machista, pero escribir “miembras” me suena rarísimo. Además no existe en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
 

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