Se lo adelantaba el domingo y a la
hora de escribirles estas líneas los hechos parecen, por
desgracia, ir dándome la razón. No solo las relaciones
hispano-marroquíes van de trasero (vamos a ser finos),
también pueden en cualquier momento coger carrerilla cuesta
abajo… “¿Sin frenos” me preguntan?. Ya lo sé, no me lo
recuerden: están la cooperación española, las empresas (el
famoso “colchón de intereses”) radicadas en el país y,
naturalmente, el Tratado de Amistad y Buena Vecindad firmado
entre ambos, pero a la hora de la verdad (“remember”
Perejil) todo este entramado ha demostrado ser papel mojado,
un castillo de naipes. ¿No lo ven así…?
Marruecos es nuestro vecino del sur y nosotros (con Ceuta y
Melilla incluídas) somos el vecino del norte para Marruecos.
¿Amigos…? Ni históricamente nunca lo fuimos ni mucho menos
lo somos ahora (para qué engañarnos) y tampoco maldita hace
la falta. No se trata de abracijarse, tan solo intentemos
ser -y con ello me conformaría- buenos vecinos. Aunque de
origen urbanita (de Xixón de toda la vida) soy más de campo
que las amapolas y tengo clarísimo que “buenas lindes hacen
buenas vecindades”. He ahí el primer escollo y a la historia
compartida me remito. Por cierto: ¿saben ustedes cuales son,
exactamente, las fronteras de Marruecos…? A estas alturas yo
todavía las desconozco y cada vez que hablo de ello con
algún responsable marroquí, más confuso me vuelvo. “¿Por qué
será?”, como decía años ha mansurrona y pizpireta “La Bombi”…
Desde la MAP (Maghreb Arabe Press) a cierta prensa, se están
encargando de atizar la hoguera con el caradura del
binacional Yahya Yahya, el senador marroquí (presunto)
maltratador detenido días pasados por la Policía Nacional en
Melilla. Con demagogia y osadía, el Gobierno de Marruecos ha
expresado por vía diplomática a las autoridades españolas
“su fuerte preocupación”, atreviéndose a pedir explicaciones
a España por la detención del personaje junto a ciertos
representantes políticos (hasta ahora del RNI, el Movimiento
Popular y la Unión Constitucional), ¡vinculando la misma a
los albures y baladronadas del susodicho elemento cuando la
visita de los Reyes a Ceuta y Melilla!. Rabat sabe
perfectamente que esto no es así: Yahya Yahya fue detenido
el 9 de octubre de 2006 tras ser denunciado por maltrato y
agresiones por su esposa, momento en el que se enfrentó a
los policías que acudieron al domicilio familiar encontrando
al “valiente” senador cubierto de sangre, la casa en
desorden y a la niña y su mujer con lesiones inciso
cortantes, contusión craneal y un hematoma en el brazo
izquierdo, “presa de un ataque de ansiedad” y declarando
asustadísima a los policías que acudieron en su ayuda que su
marido, el senador marroquí Yahya Yahya, “la quería matar”.
Hasta aquí el acta levantada y que la Justicia decida. Al
pueblo marroquí le están intoxicando desde su Gobierno. Yo
invito al Primer ministro Abbas El Fassi y a la MAP dos
cosas: que le cuenten la verdad a los marroquíes y pidan
luego gallardamente perdón a España. ¿O acaso Marruecos
protege a los (presuntos) maltratadores de mujeres? Y un
consejo a la diplomacia española: que no se achante y
responda a Rabat como se merece, dejando de ser por una vez
más corta que el rabillo de un jalufo. Aunque solo sea por
dignidad.
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