PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - LUNES, 7 DE JULIO DE 2008

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Síntoma de madurez

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero le ha dicho a la única representante de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) en el Congreso de los Diputados, Rosa Díez, que las “posiciones divergentes” que España y Marruecos mantienen sobre la jurisdicción y la soberanía de las dos ciudades autónomas de Ceuta y de Melilla “no son un obstáculo” para mantener la amistad y la buena vecindad con Rabat. Literalmente, informó ayer la agencia Europa Press a través de un teletipo, el Gobierno advirtió a la antigua socialista que reafirma “cuando lo ve necesario” que Ceuta, Melilla y el resto de territorios españoles en el Norte de África “son parte integrante del Estado español”, pero que durante el resto del tiempo las relaciones bilaterales con el país vecino son “excelentes” y están apoyadas en “la amistad, buena vecindad, respeto mutuo, una historia compartida y una voluntad de construir un futuro de prosperidad, estabilidad y creciente cooperación”. “A partir de esa cooperación estratégica, España y Marruecos han construido con gran éxito una amplia y variada red de intereses entrecruzados, que sirve para enmarcar el diálogo y para crear vínculos en mutuo beneficio” de ambas sociedades, afirma el Gobierno. Las reflexiones del Ejecutivo de la nación sólo pueden ser tomadas como una buena noticia por lo que de madurez, al menos desde nuestro punto de vista, aporta a la actitud de los gobernantes marroquíes. Dos no se pelean si uno no quiere, dice el refrán, pero igualmente tampoco son capaces de entenderse, de colaborar y de ayudarse si falta voluntad. Arruinar todas las vías de colaboración que Marruecos y España tienen por delante por un asunto en el que cualquier debate llega siempre a la misma posición, a la indiscutible identidad nacional española de ambas ciudades, es un suicidio que los marroquíes, piensa el equipo de Zapatero, tampoco están dispuestos a asumir. Sin ceder ni un milímetro, España tampoco tiene la necesidad, mientras se respete su posición, de romper los cauces de amistad y colaboración fructífera para ambos que puede establecer con Rabat.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto