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OPINIÓN - VIERNES, 11 DE JULIO DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

Marruecos: Zapatero a los pies de los caballos
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Escribo estas líneas a las 18.00 hora local (una más en Ceuta y Melilla así como en el resto de España, ya saben), a la espera de alguna comunicación marroquí referente al viaje de Rodríguez Zapatero previsto para mañana. En vano. El vocero oficial, la MAP (Maghreb Arabe Presse), a la que acabo de consultar hace mutis por el foro y en general, salvo “Almassae” (La Tarde) que continúa en portada con la saga de Perejil, una atonía general envuelve el viaje del Presidente de España y -guste o no- de todos los españoles, empezando por el presente. Cuando menos un vacío. La impresión vivida es que Zapatero, el de la eterna sonrisa (perdón eterno solo es Allah/Dios), está siendo ninguneado cuando no hostilizado por el Estado marroquí, con la idea de erosionarlo (a él, a España y los españoles) a fin de que se presente en el vecino país desde el que les escribo (que de “amigo” no tiene ni el nombre) lo más debilitado posible y, por tanto, a los pies de los caballos.

Tan solo en el contexto, una vez más, de conflicto de baja intensidad con el que Marruecos modula, estira y encoge a su albedrío las relaciones bilaterales con España, es posible seguir arrojando luz sobre lo que está ocurriendo, con el tractor detrás… arando, arando. Rodríguez Zapatero viene de un Estado de Derecho, el Reino de España y viaja a otro país, el Reino de Marruecos, en el que el Estado de Derecho es todavía un proyecto al que le faltan varios hervores, ello pese a los notables esfuerzos y dinámica de cambios, al estilo “Biotato” (permítame el amable lector rendir honor a un hombre clave de nuestra Transición, el político asturiano Torcuato Fernández Miranda), implementados desde su llegada al Trono de los Alauís por el joven soberano Mohamed VI, hombre de buen corazón (lo sigue demostrando con la familia Oufkir), reformista religioso y paladín del nuevo Marruecos en construcción en el que, sin duda alguna, el Rey es su principal valedor. A fin de que el árbol no nos deje ver el bosque, sugiero al lector un repaso a las columnas de los días 6, 9 y 10.

Es curioso que España, teniendo por así decirlo la sartén por el mango, venga presentándose desde la Independencia de Marruecos a la defensiva y como en situación de inferioridad, lo que es hábilmente percibido por el fino olfato de los vecinos del sur. Bajo Hassan II, Marruecos invadió nuestra soberanía con tres armas tácticas típicas de los conflictos de baja intensidad: droga (el haschís salía entonces con el beneplácito real), inmigración ilegal (impulsada o retenida pero siempre mantenida, al vaivén de nuestras procelosas y espesas relaciones), hasta lograr introducir más de 500.000 inmigrantes ilegales como baza de negociación (del específico caso de Canarias les escribo otro día) y terrorismo islamista, sobre cuyas coordenadas paso ahora por encima. Un buen cóctel no precisamente “halal”, que debidamente usado (y Rabat sabe como) en clave de chantaje y extorsión (¿o cómo lo llamamos?) puede ayudar a inclinar la balanza de las negociaciones hacia el lado… marroquí. ¿La “Alianza de Civilizaciones” de Zapatero?: una buena idea pésimamente ejecutada y que es utilizada, por Marruecos y otros países islámicos, exclusivamente en provecho propio. No es agradable lo que escribo -y no me gusta hacerlo- pero es la realidad. ¿El día de hoy…?. Ya veremos.
 

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