LUNES. 7
Los dos grandes partidos no cesan de rivalizar a la hora de
situar a sus encopetadas mujeres en puestos destacados. Si
tú tienes a María Teresa Fernández de la Vega en sitio
privilegiado, y un poco desteñida ya por el uso a que está
siendo sometida, yo sitúo en un lugar relevante a María
Dolores de Cospedal. Que además de guapa ha dado en su vida
pruebas evidentes de inteligencia. Cualidad que parecía
estar reservada solamente a las mujeres menos agraciadas. Y
sobre todo ha sorprendido porque no está dispuesta a
moralizar. Tal vez porque es consciente de que esa tarea la
han venido haciendo las mujeres invariablemente feas. Si es
que actualmente existen féminas así. Lo que está claro es
que muchas mujeres que militan tanto en el PSOE como en el
PP piensan exactamente igual acerca de la llamada ‘ley de
plazos’ en el aborto, de los matrimonios entre homosexuales
o de la eutanasia. Aunque se manifiesten de forma bien
distinta. Las primeras quieren que todo se airee, que se
haga mediante el cobijo de las leyes. Que se abran puertas y
ventanas y salgan por ellas las confesiones gritadas de unos
deseos manifiestos. Las otras, en cambio, prefieren que todo
se haga sigilosamente. De puertas para adentro. Sin tener
por qué dar tres cuartos al pregonero. Son dos posturas
respetables. Siempre y cuando no estén encaminadas a la
consecución de votos. Este asunto ha sido discutido entre
quienes estábamos sentado a una mesa fuera de un bar
céntrico. Y no hubo acuerdo.
MARTES. 8
Me consta que Adela Nieto, consejera de Sanidad y Consumo,
ha sufrido lo indecible al verse acusada en los periódicos
de nepotismo. Fue en diciembre pasado cuando representantes
de Comisiones Obreras dieron una conferencia de prensa para
airear que el sindicato había decidido presentar una
denuncia en el Juzgado de lo Social contra Antonio Díaz,
marido de la diputada, por estar convencidos de que era una
arbitrariedad el nombramiento de éste como jefe de personal
de Amgevicesa. Una contratación eventual que acabó
convirtiendo a Díaz en gerente de la reseñada empresa. A
partir de entonces la señora Nieto sirvió siempre como
excusa para meterle la vara a Pedro Gordillo por ser el
presidente del consejo de administración. Dado que el
vicepresidente de la Ciudad no permite que nadie, por muy
sindicalista destacado que sea, pueda mangonear a su antojo
en Amgevicesa. Ahora, tras varios meses viéndose la señora
Nieto vapuleada a cada paso y expuesta como arquetipo del
favoritismo que emplea el Gobierno en asuntos de
contrataciones, la sentencia del Jugado de lo Social número
1 de Ceuta le quita la razón a CCOO. Y la consejera de
Sanidad, de momento, ha vuelto a sonreír. Pues menudo peso
se ha quitado de encima.
MIÉRCOLES. 9
Llevaba mucho tiempo sin toparme con Pepe Sillero. Y mira
por dónde me lo encuentro en la calle Jáudenes. Y, tras los
saludos de rigor, lo primero que hace es enseñarme las
muchas contraportadas de este periódico que lleva en una
mano. “Son todas las que me ha ido guardando mi nuera, así
lo entendí, para poder leerte ahora de un tirón. Ya que he
estado fuera cierto tiempo”. Pepe me pone al tanto de que ha
pasado un tiempo en tierras catalanas, porque había sido
invitado a una boda por José Carracao Gutiérrez, padre de
José Antonio Carracao. Una boda celebrada en pleno campo y
que le impidió ver el partido España-Alemania. También
quiere saber si acaso no le estoy dando demasiada
importancia al secretario general de Comisiones Obreras. Y
le contesto lo que realmente pienso al respecto. Y, de paso,
aprovecho la ocasión para inquirirle acerca de qué piensan
de Carracao, hijo, sus más allegados. Y me responde que los
suyos están muy contentos con que se esté abriendo paso en
la política activa. Aunque no olvidan que en algún momento
tendrá que pensar en las oposiciones hechas en Algeciras y
con resultados satisfactorios. Pepe Sillero, que no descansa
de darle a su cuerpo el ocio necesario, está ya deseando
navegar por el Mediterráneo hacía Mónaco.
JUEVES. 10
El sol pega de lo lindo, cuando aún estamos en esa hora vaga
de mediodía, y acelero mi andar para cobijarme cuanto antes
en la ‘Tasca de Pedro’. Pero me encuentro por el camino a
Antonio Francia. Y hacemos un alto. Aunque sobra decir que
procuramos colocarnos en sitio donde no sea posible
derretirnos. Con Antonio suelo yo hacer buenas migas desde
hace ya muchos años. Y nada más vernos, solemos pegar la
hebra con ganas. En esta ocasión, como en otras, AF ha
sacado a relucir lo que él piensa acerca de escribir una
columna diaria: “De verdad, Manolo, que eso es algo que
tengo por labor difícil”. Estando los dos en plena
conversación, se nos une Juan Antonio Ponferrada: que pasaba
por allí y tal y tal. Y aprovecho el momento para recordarle
que él tiene contraído un compromiso con el editor de este
medio. El cual no es otro que escribir algún que otro
artículo en estas páginas. No duda en asentir. Pero
Ponferrada reconoce, inmediatamente, que está seguro de que
ese es un ejercicio que le costará mucho trabajo realizar.
Mientras Francia mueve la cabeza en señal de aprobación. Mas
a mí, tal vez por deformación profesional, sólo se me ocurre
decirles que se trata solamente de hincar los codos, asentar
bien el culo en la silla, y poner a prueba la voluntad. De
ese modo, sin duda, afluyen las ideas y se logra decir
cosas.
VIERNES. 11
Hoy he me he vuelto a encontrar con la falta de noticias que
merezcan ser tomadas como temas para poder elegir la mejor,
darle tono y convertirla en artículo de opinión. Se nota que
estamos ya en verano. Lo cual me hace pensar que a partir de
ahora será cada vez más complicado ganarme el jornal de
columnista. Y es que los políticos están pensando en que
lleguen las Fiestas Patronales cuanto antes y que se haga
efectivo ese pacto de no agresión jamás escrito en los
papeles pero si acordado de manera verbal y tradicionalista.
Y más que pensar en ello, me da la impresión de que, salvo
cualquier contingencia de última hora, han decidido
principiar semejante tregua. Menos mal que siempre me queda
la esperanza de que el secretario general de Comisiones
Obreras, que va a su aire, protagonice una de sus
indecorosas pajarracas y me proporcione argumentos
suficientes para salirle al paso. Por más que los haya
convencidos de que mi escribir sobre el sindicalista le
proporciona una popularidad de la cual carecería sin mis
comentarios. Ni tanto ni tan calvo. Amén de que aceptando
esa teoría, uno tendría mucho más limitada la posibilidad de
escribir de temas relacionados con el territorio. Y,
créanme, que ya lo tengo más que difícil.
SÁBADO. 12
Reconocida ya la crisis económica, el miedo empieza a cundir
entre quienes se ven amenazados de pasar a formar parte de
esa lista de parados que no cesa de incrementarse. Del
pánico de los parados he escrito yo en varias ocasiones.
Debido a que pasé por ese trance y sé que es un calvario no
deseable para nadie. Describir el desasosiego psicológico
del parado es tan difícil cual incomprensible para quienes
no han sufrido semejante situación. Pues al margen de la
inquietud material, que es de una importancia vital, aparece
en escena la angustia de quien se siente invalido. Surge el
malhumor y uno empieza a dudar de sí mismo, de su capacidad
para encontrar un trabajo adecuado a sus conocimientos. O
bien otros donde aprender a marcha forzada su mecánica para
no generar dudas entre quienes puedan creer que en tales
circunstancias te muestras exigentes a la hora de elegir.
Los psicólogos hablan de que un varón sin trabajo se siente
casi emasculado. Y aciertan. Puesto que la cabeza está para
poco y ese poco se reduce a pensar siempre en lo mismo:
¿cuándo me llamarán de allá o a ver si puedo meter la cabeza
en tal o cual sitio?... Y qué decir, para finalizar, de los
hombres con hijos adolescentes que se han quedado sin el
subsidio de desempleo y no acaban de hallar el empleo más
adecuado a sus condiciones físicas?
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