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OPINIÓN - LUNES, 14 DE JULIO DE 2008

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Islam Ultraortodoxo
 


Quim Sarriá
quimsarria@elpueblodeceuta.com

 

Voy agotando las horas que me quedan en estas tierras, antes de regresar a Ceuta, y deseo apurar cuanto sea de interés.

La existencia de la Casa de Ceuta en Barcelona queda patente por la presencia de ceutíes destacados en todo cuanto se cuece por estas latitudes y volcados, aparte de la habitual ocupación laboral y familiar, en el desarrollo de cuantas actividades culturales, deportivas y sociales desarrollan en la entidad representativa de nuestra ciudad. Sería muy largo de enumerar a estos ceutíes y sus logros, pero no es esa mi intención sino presentar una muestra de lo que es el asociacionismo español, totalmente laico, en relación con el asociacionismo de los musulmanes.

Estos últimos días, el incremento de actividades de los musulmanes en Catalunya no ha sido para conseguir la plena integración en el país de acogida, sino que han encaminado sus esfuerzos en reforzar el tema religioso hasta límites preocupantes.

A inicios de los 90 comenzó el grueso de la inmigración de marroquíes hacia España, muchos de ellos recalaron en Catalunya donde en 2004 ya disponían de quince oratorios donde desarrollar el tema religioso de las enseñanzas y normas establecidas por el Corán y los hadices.

Hasta aquí todo normal, pero hoy en día ha resultado que los salafistas, que aplican de forma literal el Corán e imita el modo de vida de los ancestros árabes (salaf) que, en su creencia, fueron los que acompañaron a Mahoma en la primera etapa del Islam –algo así como nuestros doce apóstoles-, han incrementado su presencia con el establecimiento de 30 mezquitas e innumerables oratorios en Catalunya.

Para conseguir eso, los salafistas se expanden, de forma poco ética, creando mezquitas o se apoderan de oratorios ya existentes con un simple método. Cuando no consiguen convencer al imán para que les permita realizar actividades relacionadas con el Islam, le desacreditan ante el resto de musulmanes con la acusación de que no conocen correctamente la religión y convenciéndolos que el propio Corán establece la obligatoriedad de cambiar de imán inadecuado porque de no hacerlo los rezos quedan invalidados.

Lo que destaca del salafismo, aparte su ortodoxia en referencia al Islam, es la forma que tiene de vestir. Tratan de imitar a los compañeros del profeta en casi todo y por ello visten con chilaba o camisa de largos faldones, pantalón que no debe Bjar del tobillo y dejarse la barba sin tocarla. Las mujeres deben vestir ropas que no marquen el cuerpo, según ellos lo dice el Corán, deben ir tapadas excepto la cara y las manos. Sin embargo, en Catalunya comienza a aparecer el “niqab” o “burka”, gracias a la expansión del salafismo, que cubre el cuerpo entero salvo una apertura para los ojos.

No permiten que entren en su mezquita los fieles que porten tejanos y presionan a los barberos para que no afeiten a clientes musulmanes.

La intención de los salafistas está muy clara: marcar diferencias con la sociedad española en general y catalana en particular y la fuerzas de seguridad están alertas porque este grupo religioso musulman intenta blindar a la comunidad musulmana residente, al menos en Catalunya, y piden a sus fieles que reduzcan su relación con los no musulmanes al mínimo, cuando no que la nieguen.

Los salafistas afirman que están plenamente integrados con la sociedad española, a la vista está que no es cierto. Ni siquiera respetan lo mínimo de nuestra Constitución, dicen que no va con ellos que lo suyo es el Corán, e incumplen numerosos artículos de la Carta Magna, sobre todo los referidos a la libertad personal.

Una doctrina rigorista que tiene éxito entre los musulmanes que viven en Occidente y que les produce un subidón de identidad religiosa que conduce a la pérdida de su condición de ciudadano libre, sobre todo en referencia a las mujeres, y que mandan a tomar por saco al reciente Ministerio de la Igualdad…

Como todos los cristianos nos convirtamos en amish estaremos servidos. La ecología nos lo agradecerá.
 

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