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OPINIÓN - VIERNES, 18 DE JULIO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Antonio García Gaona
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Ya es casualidad que el miércoles mantuviera yo una conversación acerca de las elecciones a la presidencia de la Federación de Fútbol de Ceuta y el jueves apareciese en las páginas deportivas de este periódico la noticia de que Antonio García Gaona había decidido presentarse como candidato cuando corresponda.

El primer paso de García Gaona consistirá en desligarse de la Asociación Deportiva Ceuta, de la que es adjunto a la presidencia, desde hace dos temporadas. Lo cual significa, si alguien no dice lo contrario, aportando pruebas desconocidas para mí, que ha estado transgrediendo las normas federativas durante ese tiempo.

El segundo paso de García Gaona será, como vicepresidente de la Federación de Fútbol de Ceuta, ofrecerles las cuentas del organismo a quienes decidan disputarle la presidencia. De lo contrario habrá que pensar que su decisión está basada en una más que necesidad de conseguir el puesto con la única idea de tapar las carencias contables que puedan existir en la federación ceutí.

A partir de ahí, amén de cualesquiera otros requisitos que deba cumplir el aspirante, se podría pensar en que éste reúne cualidades suficientes para convertirse en presidente de una federación que se había quedado anclada en los tiempos de Maricastaña. Y, por lo tanto, estaba pidiendo a gritos una renovación interna, que eludiera la consabida consigna de hacer siempre lo mismo que se había hecho desde hacía muchos años, muchísimos años...

Así que la tarea que le espera al futuro presidente, si quiere ser de verdad un presidente de una federación de fútbol y no una marioneta al servicio de otros intereses..., es tan ilusionante como exigente de una labor dedicada de lleno a obtener logros para esta ciudad, por medio de un deporte que más que nunca es el deporte rey.

Antonio García Gaona ha venido diciendo, y hay que contarlo, que a él no le interesaba en absoluto el competir por hacerse con la presidencia de una federación donde hay que meter, como mínimo, el haz de luz de una linterna que nos muestre el registro de todo cuando se ha venido haciendo durante casi tres décadas. Tela marinera de tiempo como para que el futuro presidente, aunque fuera por protegerse a sí mismo, no diera el visto bueno para que tamaña claridad inundara la sede del organismo federativo.

Pero todo el mundo tiene derecho a cambiar de idea. Y a mí me parece que en el cambio experimentado por García Gaona han tenido mucho que ver tanto Ángel María Villar como Juan Vivas. Máximos interesados, por cuestiones obvias y en las cuales tampoco conviene ahondar, en que la presidencia recaiga en una persona de la entera confianza de ellos y que, además, asuma ese refrán de que una buena capa todo lo tapa. Mala cosa.

Sea como fuere, la noticia es que nuestro estimado Antonio García Gaona ha dado un paso al frente muy importante. Y nos ha dicho que quiere ser presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta. Y uno, que recuerda las muchas veces que le oyó decir que jamás optaría a ese cargo, pensaba ya en otro candidato.

Otro hombre joven, muy preparado, y sin ninguna dependencia para tener que asumir la continuidad de líneas trasnochadas. Y sobre todo dispuesto a pedir luz, mucha luz en el organismo. Antonio sabrá lo que hace. Pero estará muy mediatizado. Seguro que sí.
 

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