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					Iván González Chamorro es uno de los pinchadiscos residentes 
					de La Sala. De nombre artístico Cohíbe (“a secas, quítame lo 
					de Dj, por Dios”) ha hecho sesiones en garitos de ciudades 
					andaluzas como Granada o Málaga y en Madrid. Ha sido uno de 
					los organizadores de We Love Computers, una fiesta celebrada 
					el sábado en La Sala que supuso “toda una experiencia 
					audiovisual”. Pincharon dj residentes como Biotech, Ivan 
					Duarte, Blitz y Jose C. Además contó con la presencia del 
					sevillano V. Rotz y la videojockey de zaragoza Kowalsky. Las 
					sesiones fueron “una muestra de lo que la tecnología puede 
					llegar a dar” y una oportunidad para demostrar “la buena 
					cantera” que tiene la ciudad en música electrónica. 
					 
					Pregunta.- ¿Cómo definirías lo que sonó el sábado en La 
					Sala? 
					 
					R.- Quisimos dar una muestra de lo que la tecnología puede 
					llegar a dar. Fue algo pensado para que la gente disfrutase, 
					eso por supuesto, y con una intención hedonista. Pero fue 
					una fiesta de cara al futuro. Salvando las distancias, fue 
					una fiesta con la filosofía que tiene el Sónar de Barcelona: 
					enseñar que es lo que puede hacer la música electrónica. Yo 
					creo que la gente se sorprendió con lo que hubo allí. 
					 
					P.- La oferta de la ciudad en cuanto a locales siempre ha 
					sido muy homogénea. ¿Qué te parece una propuesta como la que 
					hacéis en La Sala? 
					 
					R.- Pues que ya era hora de que existiese algo. Lleva 
					abierta sólo siete meses y creo que por los comentarios que 
					escucho tanto fuera como dentro de La Sala está triunfando. 
					Había gente que consideraba que este tipo de ofertas no 
					prosperarían. A mí me parece una gran iniciativa y algo muy 
					acertado también, que aprovecha un público que estaba 
					olvidado. 
					 
					P.- ¿Crees que Ceuta da la espalda a la música electrónica? 
					 
					R.- Yo creo que aquí hay una muy buena cantera de gente que 
					trabaja con la electrónica, es verdad que es una escena más 
					underground, no es la escena comercial de Ceuta que es más 
					del rollo latino y tal. Y también hay mucha gente que 
					disfruta del ambiente hedonista que conlleva este tipo de 
					fiestas. Lo que pasa es que a veces por las características 
					de la ciudad es difícil organizar este tipo de fiestas o 
					eventos de gran magnitud, muchas veces ha habido problemas 
					en las fiestas o mal ambiente. De todas formas creo que las 
					cosas han mejorado mucho con el tiempo. Y por lo que veo 
					ahora la gente de aquí, al menos una parte, tiene las orejas 
					abiertas a nuevos sonidos. Una de las cosas que me he dado 
					cuenta es que aquí gusta mucho es el electro-house, la gente 
					se vuelve loca. Creo que La Sala no va a ser el único sitio 
					donde se podrá escuchar música electrónica, pronto lo 
					podremos ver en más sitios. 
					 
					P.- La música electrónica se consume muy rápidamente y se 
					desecha con la misma velocidad. ¿Crees que para 
					reivindicarse y ganar respeto debería aspirar a la 
					permanencia, a crear clásicos?  
					 
					R.- Clásicos ya hay, la electrónica como fenómeno de masas 
					ya tiene más de una década. Pero considero que es una música 
					que no necesita de clásicos para afianzar su posición en la 
					cultura musical. Simplemente ya el mero hecho de ser una 
					música integrada en el resto de los estilos, de ser una 
					herramienta más para hacer que funcionen, ya es suficiente 
					motivo para tener el reconocimiento que se merece. 
					 
					P.- Tras la fuerza del hard-techno y la sutileza del minimal, 
					¿qué camino tomará la música electrónica? 
					 
					R.- Generalmente todo tipo de música y en particular la 
					electrónica se nutre de la tecnología. La electrónica se 
					puede considerar como un fin en sí mismo o como un medio 
					para mejorar, incluso romper, esquemas musicales ya 
					establecidos como son los del pop, el rock o el jazz. En 
					función de esto el género va a seguir aquel camino que la 
					tecnología le permita: el nuevo software o los nuevos 
					sintetizadores. Y también dependerá de la capacidad que 
					tenga la gente para estar abierta a los nuevos sonidos, a 
					las nuevas estructuras o nuevas formas de trabajar. No sólo 
					en el contenido sino también la forma. Dependerá por tanto 
					de el riesgo que se tome a la hora de componer y de 
					escuchar. Creo que el camino que tomará será ir de lo 
					miscroscópico al nivel macroscópico, es decir, intentar 
					explicar a partir del estudio de lo sencillo, las 
					estructuras complejas que derivan de él. Algo parecido a la 
					física cuántica.  
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