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OPINIÓN - SÁBADO, 2 DE AGOSTO DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

I. La Prehistoria
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Ya durante el siglo pasado fueron documentados vestigios humanos ancestrales: en 1933 se encontraron cerca de Rabat (playa de Temara) restos humanos neanderthalenses y en Casablanca algunas herramientas -de las más antiguas de África del Norte- atestiguan la presencia humana hace más de 500.000 años; en la pasada primavera una mandíbula fósil perteneciente a la variedad maghrebí del Homo erectus se encontró cerca de ésta ciudad; otra mandíbula humana, del Neolítico ésta vez, fue hallada en enero en Essauira. Durante el Paleolítico se desarrolla la cultura indígena de Mousillah (localidad fronteriza entre Marruecos y Argelia), que desarrolló la agricultura abriendo el periodo Neolítico; restos de ésta época se encontraron en la cueva de Mechraha, Tetuán. También hay indicios que apuntan a la práctica de la trepanación. Todos estos descubrimientos deberían relacionarse con los encontrados en los últimos años en el área del Estrecho.

Los últimos hallazgos confirman, hace unos 7000 años, la cohabitación de los primeros habitantes del país con poblaciones desplazadas desde Oriente Próximo cuyos descendientes, como veremos mañana, serían los antepasados de la etnia amazigh. Hace 3000 años pastores bereberes nos dejaron su huella grabando y pintando sobre rocas del Alto Atlas (Oukaimeden) representaciones de utensilios utilizados para pescar, cazar y guerrear: escudos, hachas, puñales…, además de animales y ruedas solares de un alto simbolismo religioso. En Tafraut (sureste de Agadir), los grabados atestiguan la existencia un clima y una fauna diferente al actual (leones, jirafas, antílopes…), mientras que dibujos de carneros con un disco solar en sus cuernos (“dios solar” o “dios carnero”) hallados en estaciones rupestres del Atlas y macizos saharianos podrían apuntar antiguos contactos con las civilizaciones fenicia (culto a Ba´al Hammon) y egipcia (dios tebano Amón Ra). Los guanches de Tenerife, por cierto, también venerarían una deidad similar llamada Achamon. Para un observador sin orejeras no dejan de ser inquietantes los grabados pétreos del Atlas, a unos 2.600 metros de altitud, mostrando a figuras antropomórficas en actitudes cuando menos llamativas, como por ejemplo criaturas con cabeza redonda dotadas de alas cuya interpretación roza el misterio. Son de alto interés los petroglifos del yacimiento de Tatá y las sorprendentes figuras humanas, casi a tamaño real, de la región del Yagour.

Del Neolítico marroquí se conocen varios túmulos y cromlech propios de la cultura megalítica, localizados en el Gran Atlas, la frontera con Argelia y en los alrededores de Tánger, siendo el más famoso el de M´zora, al noroeste de Larache y a 5 kms. del zoco Tenín, muy estudiado bajo el Protectorado y, debido a la incuria rampante, actualmente en un lamentable estado de abandono. Formado por un círculo de monolitos (alguno mide más de 5 metros) y con cerca de 50 metros de diámetro, se alzaba en su centro (en parte ya excavado) un túmulo formado por piedras y tierra, separado de los monolitos por un murete de piedras ligadas con barro que le servían de contención. Es ilustrativa una visita al céntrico Museo Arqueológico de la vecina Tetuán.
 

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