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sociedad - DOMINGO, 3 DE AGOSTO DE 2008


Hugo Chávez. archivo.

  UNA TEORÍA / CARLOS “EL CHACAL”
 

Un cierto Carlos

Nadando en las profundidades de su
carta solidaria pude auscultar un poco
los pensamientos y los sentimientos,
es que todo tiene su tiempo: de
amontonar las piedras, o de lanzarlas…

CEUTA
Quim Sarriá

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Tras un día entero moviéndome por la ciudad, descansando de vez en cuanto bajo las aguas mediterráneas, yendo de aquí para allá buscando algo que merezca la pena para hacer un buen artículo, no encuentro nada.

Cuando recalo en La Pérgola, mi buen amigo Miguel Ángel me hunde un poquito más comunicándome que la temperatura, al sol, ha llegado a 40º. A la sombra llegó a 33º. Tal vez sea por eso, por el fuerte calor que me encuentre un poco alicaído de ánimo.

Aunque en realidad me siento más hundido porque muchas expectativas que tenía éste verano no se cumplen. Expectativas de ver a seres queridos y amigos de toda la vida acompañándome por la ciudad. No puede ser. Les resulta muy oneroso venir aquí. Solamente los separan 14 kilómetros (o 7,56 millas náuticas) de nada. Menos de una hora de navegación.

Para variar, vayamos hasta ese impredecible presidente venezolano Hugo Chávez Frías.

Antes haré alusión a un criminal profesional, terrorista por más señas y que mantuvo en vilo durante largo tiempo a las fuerzas de seguridad internacional.

Ilich Ramírez Sánchez (n. 12 de octubre de 1949) alias Carlos es un conocido venezolano considerado terrorista por los gobiernos de Francia, Israel y Estados unidos, y considerado un revolucionario por los gobiernos de Libia, Siria, Argelia, Líbano, Palestina, Venezuela, Cuba, entre otros.

Originario de Caracas, Venezuela, después de varios atentados clandestinos, se dio a conocer mundialmente cuando en 1975 tomó por asalto las oficinas de la OPEP con sede en Viena, secuestrando a los ministros integrantes, dejando como resultado la muerte de tres personas. Durante muchos años se encontró en la lista de los fugitivos internacionales más buscados. Actualmente se encuentra condenado en la prisión de Clairvaux, Francia cumpliendo cadena perpetua acusado de terrorismo.

Carlos es el nombre de guerra que adquirió cuando se hizo miembro de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

Dejándome llevar por la imaginación de novelista, puedo escribir y lo escribo que hay algo raro en eso. No creo que el preso de Clairvaux sea realmente el llamado Carlos.

Carlos no es un hombre, tal como entendemos, sino un organismo dedicado a asesinar por encargo a gente importante. Un organismo con estructura de gobierno. Un organismo que dispone de tantos o más medios que cualquier gobierno y mantiene una tupida red de terroristas. Opera simplemente por dinero.

Sugiero a los investigadores de todo el mundo que investiguen profundamente en ello. Las sorpresas saltarán y mucho. Ilich Ramírez no es más que uno de tantos mercenarios asesinos profesionales que sirvió de tapadera al organismo cuando fue pillado.

Esa imaginaria organización, llamada Carlos, SÍ TIENE UN LÍDER. Nada más ni menos que el actual presidente bolivariano que por fin conseguió en su propio país lo que no pudo conseguir en la OPEP: ser presidente de algún ente que le diera poder y alas para hacer y deshacer a su antojo.

Chávez es Carlos. Carlos es Chávez. Esto ya no me lo quita nadie.

Adjunto, íntegra, la carta que Chávez escribió a Ilich Ramírez el 3 de marzo de 1999 para que saquen conclusiones.

«Miraflores, 03 de Marzo de 1999.

Ciudadano

Ilich Ramírez Sánchez

Presente

Distinguido Compatriota:

Nadando en las profundidades de su carta solidaria pude auscultar un poco los pensamientos y los sentimiento, es que todo tiene su tiempo: de amontonar las piedras, o de lanzarlas… de dar calor a la revolución o de ignorarla; de avanzar dialécticamente uniendo lo que deba unirse entre las clases en pugna o propiciando el enfrentamiento entre las mismas, según la tesis de Iván Ilich Ulianov. Tiempo de poder luchar por ideales y tiempo de no poder sino valorar la propia lucha… Tiempo de oportunidad, del fino olfato y del instinto al acecho para alcanzar el momento psicológico propicio en que Ariadna, investida de leyes, teja el hilo que permita salir del laberinto…

El Libertador Simón Bolívar, cuyas teorías y praxis informan la doctrina que fundamenta nuestra revolución, en esfíngica invocación a Dios dejó caer esta frase preludial de su desaparición física: ¡Cómo podré salir yo de este laberinto…! La frase, de contenido tácito y recogida por su médico de cabecera, el francés Alejandro Próspero Reverend en sus Memorias, es llama profunda de iluminación del camino que seguimos.

Otro francés, Alejandro Dumas, finaliza su obra El Conde de Montecristo con esta frase de Jesús: «La vida de los hombres está cifrada en dos palabras: Confiar y Esperar, induciendo a pensar que al final de la batalla aparecerá algún Supremo Alguien que, investido de sabiduría como el Abate Faría inspiró el camino de salida, envuelto en nuevas síntesis revolucionarias en aproximación al Dios que cada uno lleva en su corazón.

Digamos con Bolívar que el tiempo hará prodigios sólo en cuanto mantengamos rectitud de espíritu y en cuanto observemos esas relaciones necesarias que se derivan de la naturaleza de las cosas. La humanidad es una sola y no hay magnitud espacio-tiempo que detenga el pensamiento del héroe caraqueño. Digamos con él:

Yo siento que la energía de mi alma se eleva, se ensancha y se iguala siempre a la magnitud de los peligros. Mi médico me ha dicho que mi alma necesita alimentarse de peligros para conservar mi juicio, de manera que al crearme Dios permitió esta tempestuosa revolución, para que yo pudiera vivir ocupado en mi destino especial.

Con profunda fe en la causa y en la misión, !por ahora y para siempre!

HUGO CHÁVEZ FRÍAS»

Los frecuentes cambios de rumbo de las decisiones del presidente venezolano no deben caer en saco roto. La última: su disposición a la nacionalización del Banco Venezolano en manos del Santander. Ojo al dato.

Su lapidaria frase “Los españoles compraron aquí unos bancos; a mí no me cuesta nada recuperar esos bancos y nacionalizarlos de nuevo y ponerlos al servicio del pueblo venezolano, no me cuesta nada”, dice mucho más de lo que pretende advertir.

Las andanzas del llamado Ilich Ramírez son las que describen a los terroristas más famosos del orbe. No son narraciones fantásticas ni noveladas, son hechos reales que constan en todos los archivos policiales y que son cometidos por criminales sin corazón y con la mete fija en una meta: ganar dinero, mucho dinero, a costa de la vida de alguien. Pero quienes de verdad dirigen a esos terroristas son los que disponen de caudales inagotables de dinero.

Montar un crimen perfecto a través de un atentado no es cosa de uno solo. Es cosa de organizaciones perfectamente vertebradas.
 

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