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OPINIÓN - DOMINGO, 3 DE AGOSTO DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

3. Poblamiento (I): el substrato amazigh
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Muy por debajo de la arabización (más cultural que genética e implementada por las invasiones hilalíes del siglo XII), los historiadores consideran que entre el 800 y 600 antes de la E.C. ya existían expresiones netamente bereberes en el Atlas. Existen incluso leyendas recogidas por autores clásicos como San Agustín (s. IV) y Procopio (s. VI) que emparentan a los bereberes con ¡los cananeos!, expulsados tras la conquista de Canaán por Josué. El vago recuerdo de la antigua existencia de factorías fenicias en la costa, podría haber alimentado este mito histórico. Hay incluso autores que llegan a relacionar a los bereberes con los descendientes de Troya, mientras etnólogos como Wölfel no dudan en defender para el Maghreb el concepto de “África Blanca” (bereber) en contraposición al “África Negra”, del centro y sur del Continente. Aunque oscura, la historia de la población bereber (emparentada con los íberos de la Península Ibérica e incluso con el vasco o euskera, según investigaciones publicadas en “Scientific American) es apasionante, pues aunque modelada por sucesivas invasiones y culturas (romana en el norte, árabe e islámica desde finales del siglo VII) supo adaptarse y sobrevivir, imprimiendo su sello a todas ellas. Bereberes como ya vimos fueron lo dos grandes imperios (islámicos, curiosamente) de la Edad Media: el almorávide (del profundo Sur) y el almohade de las montañas del Atlas.

En la población indígena bereber Ibn Jaldún (s. IV) distinguió, siguiendo un criterio lingüístico, tres grandes agrupaciones tribales que abarcarían la actual Argelia: “Masmudas”, quizás los habitantes más antiguos, repartidos por el Gran Atlas, el Anti Atlas y la región del Sus, alcanzando la población de la costa norte (Gomara); “Sanhayas”, más reciente, ocuparía la parte meridional del Atlas Medio y el Rif; los “Zenatas” se remontarían a la Edad Media, extendiéndose por el norte del Atlas Medio, el Marruecos Oriental y el Pre-sahariano. El bereber, como el árabe y el hebreo, pertenece a la gran familia camito-semítica lo que avalaría un remoto origen de Oriente Medio, si bien al ser una lengua oral no ha quedado ninguna huella escrita. En todo caso está firmemente establecido que durante los primeros tiempos de la conquista árabe y salvo una discreta presencia del latín en el litoral norte, la población autóctona era y hablaba bereber. Habiendo alcanzado hoy día su expresión escrita, el bereber actual suele clasificarse en dos grandes dialectos: el “zenata” y el “shelja”. Bajo el primero se acogen el rifeño del norte y las lenguas de pequeñas tribus del Marruecos Oriental y del Sur: Figuig, Ait Sghruhen… El “shelja” a su vez se subdivide en dos: el “tamazight” de la región central y subsahariana y el “tachelhit”, propio de las poblaciones del Atlas, Antiatlas y el Sur. Dominante en el medio rural, la dinámica migratoria actual (el 50% de la población marroquí es ya urbana) proyectó a la población bereber al medio urbano y a varios países de Europa.

Uno de los escollos para la concreción de la “Unión del Maghreb Árabe” es un error en el punto de partida. El Maghreb es más, histórica y demográficamente hablando, bereber. Bereber fue también (hasta la diáspora hispana de 1492) el primitivo asentamiento judío en Marruecos, como veremos mañana.
 

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