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OPINIÓN - VIERNES, 8 DE AGOSTO DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

8. Conquista y romanización (I)
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

La presencia romana en Marruecos se desarrolla en dos fases: en un primer momento y tras la aniquilación de Cartago (146 a.EC), la República romana proyecta su influencia amparando agrupaciones tribales bereberes reconvertidas en reinos-vasallos; en una segunda fase y bajo fútiles pretextos políticos, bajo el Imperio se anexiona directamente la región. Como vimos ayer, Claudio crea las dos provincias Mauritanas comunicadas, fundamentalmente, por vía marítima debido a la inseguridad crónica del corredor de Taza. Dos calzadas que partían de Tingis enlazaban los principales núcleos urbanos, además de los ramales locales: uno enlazaba con Ad Mercuri, Zilis (Asilah), Tabernis, Lixus (Larache), Frigidis, Banasa (a orillas del Sebú), Thamusida y Sala, la actual Rabat terminado pocos kms. después; la otra después de cruzar Ad Mercuri, se desviaba hacia Ad Novas, Oppidum Novum (Alcazarquivir), Trémulis, Volúbilis (a la sombra del yebel Zerhum) y Tocolosindra. También había un enlace entre el eje Septem Fratres (Ceuta), Tamuda (Tetuán) y Tingis (Tánger).

Sometido el territorio, Roma inicia una segunda fase de dominación directa con una presencia continua que se extiende hasta el año 253 de la Era Común. Un cúmulo de razones estratégicas (geográficas y demográficas) hacen que la penetración no fuera muy profunda, centrándose en el triángulo Tánger-Salé-Taza y en el litoral, en un proceso civilizador común en ambas orillas del Estrecho, que desembocaría en el 297 bajo Diocleciano con la incorporación de la provincia Tingitana a Hispania. La Mauritania Tingitana estaba guarnecida por unos efectivos estimados entre 8 y 10.000 hombres, la mayoría de ascendencia hispana, repartidos en cerca de veinte unidades militares que, caso de crisis, eran reforzados desde el exterior. Así, astures encuadrados en cohortes sirvieron en Tamuda y al menos un ala legionaria astur cabalgó hasta la fértil llanura de Volúbilis. La línea romana de defensa se articuló a lo largo de la cuenca del río Sebú, el más caudaloso del norte de África a excepción del Nilo, en dos grandes guarniciones: Banasa y Thamusida. Como advierte B. Lugan, Mauritania Tingitana “podría ser considerada por Roma como el limes (frontera natural) de Hispania”, pues con visión estratégica el Imperio romano encontró que “El mejor modo de proteger a esta última de eventuales razzias de los moros, consistía en instalar a guarniciones encargadas de controlar en África a las mismas tribus en cuestión”. La presión de la población autóctona bereber, montañesa y pastoril, sería la principal amenaza para las poblaciones sedentarias (y urbanizadas) romanizadas asentadas en lo que sería un precedente del “Marruecos útil”, término utilizado tanto por el Makhzén como por el colonialismo europeo.

En síntesis, podemos agrupar en tres periodos la conflictividad de los dos polos (mauroromanos e insurgentes bereberes): la primeriza revuelta del liberto Aedemón es seguida de razzias mauras con Nerón y Adriano, el levantamiento del Atlas Medio bajo Claudio y la rebelión afrontada por Antonino Pío. Finalmente, la reorganización militar de finales del siglo III, debida a un conjunto de circunstancias que abordaremos en su momento.
 

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