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sociedad - DOMINGO, 10 DE AGOSTO DE 2008


inicio de la ruta nocturna. a. samiñán.

III KEDADA KABALLA
 

Un fin de semana de adrenalina y emoción no sólo a base de motor

Los moteros de la III Kedada Kaballa se despiden hoy de las tierras ceutíes habiendo disfrutado de las fiestas y, sobre todo, de la convivencia con sus colegas pilotos
 

CEUTA
Cristina Marzán

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Aunque monten jaleo allá por donde van, y en algunos casos parezcan locos de la carretera, sólo una cosa se aprende cuando vas y convives con ellos. Y es que para ser motero hay que tener muy buen corazón y, por supuesto, ser adicto al motor y la acción. Hoy concluye la tercera edición de la concentración de motos de Ceuta, la famosa Kedada Kaballa. Una cita imprescindible para los pilotos no sólo por conocer y visitar estas tierras, sino por el reencuentro con la “gran familia motera”. Un colectivo mirado a través de los estereotipos y que sólo conocen los más afortunados que se dejan llevar por la velocidad o la curiosidad.

Quizás desde fuera las percepciones, los estereotipos y la imagen negativa valgan más que mil palabras convincentes y sinceras. Pero sólo unas horas bastan para que la mente quede en blanco y sea capaz de ingerir nueva información totalmente opuesta de la recopilada durante años.

Este tipo de situaciones y pensamientos son los normalmente recogidos en las personas cuando escuchan hablar de los moteros. Figuras que durante décadas han llevado colgadas la etiqueta de salvajes, borrachos y peligrosos sólo por las acciones y comportamientos de tres o cuatro descerebrados de la carretera.

Pero la realidad, su percepción en la cercanía, es totalmente diferente, y eso es lo que han dejado patente durante este fin de semana los 150 pilotos de la III Kedada Kaballa, celebrada en Ceuta.

Proceden de diferentes puntos de la península, desde Madrid, Alicante, Canarias o Andalucía. Y algunos se han atrevido a viajar desde Portugal. No distinguen edad, sexo o condición social. Y muchísimo menos, motor. Daba igual tener una Harley, que una Honda o una Repsol. Lo único importante era el reencuentro, la conviviencia, el disfrute y, sobre todo, la pasión por las revoluciones y el alto voltaje. “Los moteros son gente de alto poder adquisitivo, o por lo menos medio, ya que no todo el mundo puede permitirse tener una gran moto. El problema es el estereotipo del loco tirado cuando realmente todos los que nos hemos reunido tenemos cierto nivel cultural. Entre los 150 moteros puedes encontrar desde maestros, psicólogos, abogados o militares. Y nunca hacemos distinciones ni miramos por encima del hombro a ningún compañero”, explica Quique Rodríguez, presidente de la Plataforma Motera y organizador de la Kedada Kaballa. Y aunque esta iniciativa surgió de manera casual y en manos de muy pocos, en su tercer año se ha consolidado como una de las grandes apuestas turísticas de la ciudad autónoma.

Todo comenzó el pasado viernes cuando cinco moteros se encargaron de recoger a los participantes de la Kedada Kaballa en diferentes puntos de la península. A partir de las cuatro y media, las aguas del Estrecho transportaron a 150 pilotos a las tierras ceutíes y una vez pasada la tarde comenzaron las inscripciones y presentaciones para iniciar la ruta por la ciudad autónoma. Sobre las diez de la noche comenzaron a calentar las ruedas y forzar los puños y de esta manera las calles ceutíes quedarían iluminadas por una pasarela de motoristas que transportaban bengalas, acompañados de pitos, sirenas y tubos de escape. Ingredientes suficientes para captar la atención de todos los caminantes y embrujar a todo aquel reacio del motor. Aunque hubo quienes opinaban que el exceso de disciplina y coordinación “coartaba los ruidos de motores” y que la primera ruta, silenciosa y sin incidentes, “se identificaba más con un entierro motero”, ya que no hubo lugar alguno para demostraciones vibrantes y perplejas.

El paseo nocturno por la ciudad autónoma y el Monte Hacho fueron los primeros parajes visitados. El atractivo de la noche y la belleza de los rincones ceutíes encandilaron a los moteros, que desfilaron por las montañas conformando un cuadro de luciérnagas en pleno bosque. Una vez concluída la ruta, todos pudieron disfrutar de la gastronomía de la tierra en el restaurante El Santuario, que fue el escenario de las primeras risas y emociones de los participantes.

“El primer año visité Ceuta entera y siempre que vengo me quedo más días tras la quedada. Lo cierto es que has venido a dar con una enamorada de Ceuta”, explicaba Carolina Marquina, motorista de Córdoba y única testigo de la primera Kedada Kaballa.

Una vez pasada la madrugada, y ya con un ambiente de convivencia y unión, la Kedada Kaballa se desplazó hasta el pub Dublín, donde historias, risas y recuerdos hicieron su hueco. A pesar del ajetreo de la jornada, la añoranza y las ganas de rememorar el momento pudieron cumplir hasta las casi cinco de la mañana.

Sobre las doce de ayer se emprendía la segunda ruta mototurística por García Aldave, que incluyó una parada en el mirador Isabel II para continuar cruzando palabras, siempre con sonrisas en el rostro y un gesto amable, lo que afianza el corazón del motero. Según explica uno de los padres de la Kedada Kaballa, “el motero en sí es muy solidario, posee muchos valores. Si un piloto observa que alguién tiene problemas en la carretera no duda en parar y ofrecer su ayuda. Cuando se cruzan por las vías dos moteros, aunque se desconozcan, se saludan. Pero por desgracia nuestro colectivo, su imagen, paga por la mala acción de tres o cuatro que se dedican a hacer el caballito”. Etiqueta y estereotipo van de la mano.

Aunque la jornada parecía tranquila hubo lugar para un pequeño incidente al girar en una de las rotondas de la ciudad. “La moto ha resbalado por la mezcla de aceite y agua jabonosa de la fuente. A muchos compañeros les ha ocurrido lo mismo pero no han caído. Por suerte, sólo tengo rasguños en la rodilla y un agujerillo en el dedo”, explicaba la motorista sevillana Manoli Sosagarfia, que desfilaba en una valiosa Harley modelo Ultra Clasic.

Pasadas las dos de la tarde concluían las visitas turísticas por la ciudad, y el resto del fin de semana estaría destinado al buen humor y la celebración.

Aunque pueda parecer extraño, para asistir a una concentración no hace fata entender de ruedas ni de motor. Muchos eran novatos, otros veteranos, pero todos conformaban un colectivo. “Aquí no hay edad, ni estatus social, lo que engloba es sólo una afición. No hace falta entender mucho el mundo del motorismo porque lo que más gusta, y te hace repetir, es la familia que hemos formado y lo que más recuerdas, a parte de la ciudad que visitas, son las personas con las que convives”, explicaba la cordobesa Carolina Marquina.

Muchos se preguntarán qué tienen las motos que pueden enganchar de esta manera, y para los moteros esta respuesta es bastante sencilla: “La sensación de libertad. Yo controlo sobre mis dos ruedas la situación, el momento y lo que quiero o no quiero hacer. Cuando pilotas la moto tan sólo el aire que refresca la cara te transmite esa sensación de libertad”, confesaban algunos motoristas ceutíes. Un fin de semana repleto de emociones, sensaciones, diversión y ganas de más. Unos días donde los tubos de escape se han desahogado, las ruedas se han desgastado y el buen sabor de boca, probablemente, habrá quedado grabado en el recuerdo de estos motoristas de la III Kedada Kaballa. Sin olvidar que el atractivo de la ciudad ha asegurado el regreso de más de uno.
 


La Kedada Kaballa se afianza como concentración motera del territorio peninsular en su tercera edición

Nacía como una casualidad en un puente de Andalucía cuando unas cuantas parejas compartieron su afición a las motos y el conocer diferentes destinos con la adrenalina de las dos ruedas. El foro Familia-tumotoweb fue creando una comunidad de motoristas que más tarde llegarían a convertirse en amigos, familiares, vecinos, deseosos de conocer mundo y compartir emociones en las carreteras. Enrique Agua y José Méndez, fueron los padres de la iniciativa; aunque muchos fueron lo que apostaron por esta concentración, como Quique Rodríguez. La primera cita contaba con unos 80 pilotos, la segunda algunos más, y la tercera ha tenido límites de inscripción. Claro está que sin la ayuda de colaboradores y patrocinadores esta apuesta no se hubiera podido consolidar. Los primeros implicados fueron Alphecca Consultores y Servicios Turísticos de Ceuta. A ellos se han unido Amgevicesa Automoto, Estética Esther, Factory Racing, Fundación Mapfre, Peña Motera El Dado, PlataformaMotera de Ceuta, Pub Dublín, Pub Spoon y el restaurante Varadero, creyendo firmemente en una nueva forma de hacer turismo.
 

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