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					Pocas cosas hay más graciosas que un mono. Más adorables: un 
					panda; pero algo más gracioso que un mono, sólo el mismo 
					mono disfrazado de botones o de cowboy. San Amaro siempre ha 
					sido el reino de los monos en Ceuta, una pequeña Gibraltar 
					dentro de la ciudad autónoma.  
					 
					El parque de San Amaro está vacío, nunca ha sido un 
					zoológico, pero hay menos animales que en años pasados. Unos 
					pocos monos, periquitos, un par de pavos reales y una manada 
					de ciervos. Y palomas, todas las que se quiera, que se 
					peleaban ayer ferozmente por una bolsa de churros que 
					alguien había tirado al suelo. El grueso de todo el 
					equipamiento del parque y de los animales exhibidos está al 
					principio: el merendero, la zona de juegos para los niños y 
					el bar. Y los monos, por supuesto. Los que eran las 
					estrellas de los jardines se han visto reducidos a dos 
					jaulas junto a los columpios y a unos cinco inquilinos de 
					dos especies. Uno de ellos, un ejemplar de Macaca 
					asylvestrada, oculto en el espacio que les sirve de 
					habitaciones, se desperezó y salió al sol con aspecto de 
					haber estado en la feria el día anterior. “Mira máma el 
					monete” dijo uno de los niños bajándose de forma acrobática 
					de los columpios. “Sí, ¿Has visto que gracioso es?” dijo la 
					madre. “Mira máma lo que hace el monete, mira” dijo el niño. 
					“Sí, ya lo veo, ya” dijo la madre. “Le está rascando máma, 
					le está rascando” dijo el niño. “Vete un ratito otra vez a 
					los columpios, anda” concluyó la madre. El mono parecía que 
					había iniciado un acercamiento para cubrir a una de las 
					hembras, pero cuando estaba encima pareció pensárselo mejor, 
					se recató, y se escondió de nuevo en la zona más reservada.
					 
					 
					La didáctica en el parque de San Amaro se encuentra 
					completamente olvidada. Ni una sola indicación de qué 
					especie se está viendo ni de los hábitos habituales que se 
					pueden observar. Parece que cada vez ha tendido más a los 
					elementos de parque urbano, la zona de ocio para los niños 
					es enorme, con toda clase de cachivaches, y han olvidado su 
					condición de jardín y las muestras de los animales. Junto a 
					los monos de pelo de color de arena, había uno negrillo, 
					despeinado y realmente majo. Cuando se acercaban los 
					visitantes escalaba con facilidad el rejado de la jaula y 
					sacaba la manilla por uno de las pequeñas aperturas que 
					tenía en la zona superior. La imagen daba un oleada de 
					ternura y parecía de anuario de Greenpeace, aunque después 
					se fuera a asustar periquitos, que son sus vecinos en la 
					jaula de al lado. 
					 
					El recorrido principal, dejando de lado los senderos que 
					parten del parque y se adentran en el monte, a partir de la 
					fuente coronada por querubines y presente desde la 
					inauguración del centenario parque es completamente 
					desolador. La jaula central, redonda y de una extraña y 
					hortera estética cuasi modernista, está ahora abierto y sin 
					habitantes. Avanzando por la zona todavía adoquinada que 
					está justo antes del monte se pueden ver las jaulas donde 
					antiguamente estaban los zorros y otras especies de 
					animales, y más monos. Ahora están vacías y medio derruídas 
					y casi ningún visitante va más allá del principio del 
					parque. También es cierto que eran las jaulas que peores 
					condiciones presentaban para que las habitara un animal.  
					 
					Los senderos que trancurren por el monte no llevan la 
					mayoría de las veces a ninguna parte. Algo que es de 
					agradecer en un día espumoso de Levante a las 5 de la tarde. 
					El chillido de las chicharras creaba una atmósfera de 
					película a lo Stephen King y parecía ser más intenso en la 
					zona vallada de los ciervos. Los únicos animales que se 
					conservan en la zona campestre. Hay una manada de cinco o 
					seis ejemplares que no se movieron en diez minutos. A gusto 
					que estaban en la sombra. Por allí había un pavo real, 
					subido a un tronco cortado y agitada inmiscuida en el 
					ridículo cabezeo propio de las aves  
					 
					Remodelación del parque 
					 
					La Consejería de Medio Ambiente tiene proyectado hacer una 
					remodelación del parque de San Amaro que se intuye 
					necesaria. La entrada, que parece una puerta de acceso para 
					una instalación de las característicos y dimensiones de los 
					jardines, se ve menguada actualmente por el bar del parque. 
					Este servicio irá en otra parte y la idea inicial es que la 
					entrada se amplía y se pueda ver en primera instancia, desde 
					la perspectiva del visitante que llega, la parte del monte 
					que preside los jardines de San Amaro. 
					 
					Las actuaciones se van a centrar también en la reubicación 
					de todos los servicios del parque: la zona de juegos de los 
					niños, el merendero y las propias jaulas de animales tendrán 
					un lugar diferente. Sin embargo desde la Consejería se ha 
					insistido en la idea de respetar la zona de monte y dejarla 
					con su carácter asilvestrado y conservar los elementos de la 
					fundación de los jardines, que año a año y desde principios 
					del siglo XIX, se van haciendo cada vez más históricos y 
					emblématicos en Ceuta. Se espera que la redacción de este 
					proyecto termine a finales de este año y las obras comiencen 
					a principios de 2009. Una buena noticia para los monetes.
					 
					 
					comience4 a que parece un acceso menor a una instalación de 
					las dimensiones y las caracteríticas del parque está 
					menguada por el restaurante del parque. Eso irá a otro 
					sitio. La intención inicial es que se vea la zona del monte 
					que preside el parque de San Amaro.  
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