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cultura - MIÉRCOLES, 20 DE AGOSTO DE 2008


estado del yacimiento. a. samiñán.

Reportaje / Yacimiento de la puerta califal
 

Un puzle de historia y roca

El yacimiento de la puerta califal plantea
un amplio recorrido histórico de 2.000
años y un repaso por las distintas fases de construcción de las murallas de la ciudad
 

CEUTA
Fernando M. Caracena

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Detrás de una pequeña puerta de una de las estancias del Hotel-Parador La Muralla, tras pasar por los chapoteos y los ruidos de la piscina del complejo, se esconde un yacimiento mudo de entre 100 y 150 metros cuadrados con un pequeño laberinto de escaleras y andamios que se sostienen sobre un suelo excavado a diferentes alturas que estratifican las superficies que se pisaron a lo largo de la historia de la ciudad.

El yacimiento de la puerta califal basa su interés en registrar hallazgos prácticamente desde los primeros tiempos de la ocupación romana, con piezas ligadas a la industria del salazón, hasta la actualidad. Eso incluye la historia de la fortificación de la Muralla Real. Nada más entrar a la estancia el visitante se encuentra con elementos arquitéctonicos construidos en diferentes estilos, con distintos materiales, entremezclados y unidos, formando un verdadero rompecabezas que los arqueólogos municipales intentan desentrañar.

En frente de la puerta por la que se accede a las excavaciones se abre un pasillo de doce metros que llega hasta una ventana por la que el visitante conoce que se encuentra a un salto de caer en el foso y está en uno de los pequeños accesos exteriores de la sólida construcción. El pasillo no sólo tiene la funcionalidad de dar posibilidad a la ubicación. Es también un ejemplo de la historia de esta forticación emblemática de Ceuta.

Historia de la muralla

“Las fortificaciones antiguas están pensadas, como es lógico, para el tipo de ataque que pueden recibir. Los lugares son estratégicos dependiendo de su tiempo y por tanto las necesidades defensivas también cambian” explicó el arqueólogo municipal, Fernando Villada. Las murallas de la época antigua o medieval se enfrentaban a balística constituída por piedras lanzadas mediante catapultas, onagros u otras máquinas de guerra, escalas y arietes por las que se intentaba derribar las puertas o acceder a la parte alta de la muralla e intentaban socavar sus cimientos mediante galerías subterráneas, “para enfrentarse a todo eso la necesidad es alzar murallas altas y no se necesita mucho grosor porque el impacto que se podía hacer con ese tipo de máquinas de guerras es relativamente reducido”. El descubrimiento del uso de la pólvora cambió las necesidades defensivas de una fortificación: “Ahora lo importante es tener poca superficie de impacto y un mayor grosor. Además se construyen los muros en talud y no verticales porque cuando se produce el impacto rebota el proyectil de alguna manera. Por último también necesitas superficie en la parte superior para colocar tus propias piezas de artillería”.

En el pasillo de 12 metros que da al foso se puede ver está evolución provocada por el refinamiento en las artes de la guerra. La primera parte pertenece a una muralla preexistente a la época califal en cuya datación se está trabajando en estos momentos. La segunda, de un color claro, y paralela a la anterior responde al periodo califal y al interés creciente que toma a mediados del siglo XI Ceuta como plaza estratégica en las intervenciones del califato omeya de Córdoba en todo el Magreb. Las obras para el alzamiento de la muralla en época califal comenzaron con al-Nasir y fueron terminadas en tiempos del mandato de su hijo al-Hakam II. El tono de la sección es ocre debido al material utilizado, la arenita, fácil de moldear y resistente una vez ésta queda compactada.

De la época califal proviene la estructura que ha dado nombre al yacimiento y uno de los descubrimientos más interesantes realizados hasta ahora. En uno de los extremos de la estancia se puede ver un arco más ancho de lo normal. Se piensa que podía ser una de las entradas a Ceuta durante la época de dominación del califato. ¿Era gente bajita, no? “No, ahora estamos sobre un andamio, el suelo de hace 1.000 años está unos metros por debajo”.

Por último en ese didáctico pasillo se ve otra sección formada por tierra y una última de rocas adosadas, que es la que se puede ver desde fuera, construídas bajo dominación portuguesa con la nuevas necesidades provocadas por la pirobalística tras la utilización de la pólvora a la guerra. Los astutos lusos aprovecharon el conjunto anterior rellenándolo con tierra para hacerlo más grueso y completándolo con una cara de roca formando una ligera inclinación.

La estancia abarca también unos arcos hechos de ladrillo y una bóveda que parece pertenecer a una época similar que todavía no ha sido completamente definida. Uno de los arcos se encuentra cegado por un muro posterior y se quiebra por otros elementos arquitectónicos. Insertados por algunas partes del muro se pueden ver borrones de ladrillo que parecen pertener a fechas recientes. Todas estas construcciones adosadas, elementos que se superponen forzando la simetría de los anteriores y diferentes estilos y materiales utilizados es lo que permite a los arqueólogos analizar la diversas fases de la muralla y así ahondar un poco más en la historia.
 

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