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OPINIÓN - LUNES, 1 DE SEPTIEMBRE DE 2008

 
OPINIÓN / BREVE HISTORIA DE MARRUECOS

32. Idrisíes: balance de una dinastía

Por J. L. Navazo


El tratado de Lisboa aprobado el 13 de diciembre de 2007 es el mayor instrumento de cohesión y desarrollo de embargo, el resultado del referéndum Irlandés ha venido a ensombrecer el gran proyecto Europeo.

¿Puede considerarse a la dinastía Idrisi creadora del Marruecos actual? Aunque pudiera parecer excesivo así se infiere de algunos rasgos de la misma y, lo que es más importante, para el actual Reino de Marruecos no hay duda de ello. En consecuencia, Idris I encabeza el mito fundacional del Estado marroquí de la misma forma que los vecinos del norte (España) defendemos la pretérita existencia de Hispania (provincia romana primero), después el Reino Visigodo y, tras la ola de invasión islámica (711) creadora de Al-Andalus (la España mora), el Reino de Asturias fundado por Pelayo (sucesor del rey visigodo Rodrigo) como embrión del presente Estado español. Para la ciencia política, tres son las características que deben confluir en cualquier estado: unidad territorial, población definida y administración central. Saque el lector sus oportunas conclusiones.

Como hemos visto las fronteras del Reino Idrisi fueron muy fluctuantes en el tiempo, coexistiendo por lo demás con otros reinos o emiratos: Barwata, Nekor, los Banu Isam de Ceuta, etc. Aun con ciertos matices, Terrasse no duda en afirmar que “… su obra de civilización iniciada en la fundación de Fez, ha tenido consecuencias grandes y durables. Creando y desarrollando el gran centro de difusión del Islam, de su civilización de tipo oriental y de su lengua, los Idrisies han pesado mucho sobre la historia de Marruecos”. Azzuz Hakim es aun más rotundo: “La dinastía Idrisi es la verdadera fundadora del Marruecos musulmán y sus dos primeros monarcas, Idris I e Idris II, son considerados como los gloriosos creadores de una obra política-religiosa en Al-Magrib (sic), que ha sobrevivido hasta nuestros días. Y eso que el reino marroquí apenas si se extendía hacia el sur o hacia el Este del actual Imperio (sic) de Marruecos”. En la desaparición del poder de esta dinastía coadyuvaron (advierte F. Maíllo) “los omeyas de Al-Andalus y los fatimíes con sus enfrentamientos militares en el Maghreb”.

Unas breves pinceladas finales sobre un valor universal de Fez, capital del reino Idrisi y antigua capital imperial: la legendaria mezquita Karauin con sus 16 naves y 270 columnas, sin duda la universidad más antigua del mundo musulmán levantada más de un siglo antes de la famosa Al-Azhar de El Cairo. En contra de lo que suele creerse (y contarse por un sinnúmero de guías), no fue obra de los soberanos idrisíes. Construída durante el reinado de Yahya I (838-859), bisnieto de Idris I, fue financiada por una piadosa mujer de nombre Fátima (también conocida como Um Al-Banin, “Madre de chicos”), quien dio comienzo a las obras en noviembre de 859 (245 de la Hégira) empleando en ellas la fortuna heredada por su padre; a su término tenía un patio pequeño y cuatro pórticos. La primera gran ampliación data del “wali” (gobernador) andalusí Ahmed Ben Abu Bakr Al-Zanati, nombrado por el Califa Omeya de Córdoba, quien levantó el actual alminar (o minarete), extendiendo su superficie salvo por el sur en 956; posteriormente fue reformada por el sultán almorávide Yusuf Ibn Tasfin. “¡Oh Fez, todas las bellezas de la tierra están reunidas en ti”, dice un popular dicho. El novelista Edmundo de Amicis escribió en 1876 al visitarla: “Al primer golpe de vista, se adivina la grandeza de la antigua metrópoli”.
 

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