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OPINIÓN - MARTES, 9 DE SEPTIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

Soberana ausencia en Rabat
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Ayer y tras visitar los cuatro países maghrebíes ribereños del Mediterráneo, Condolezza Rici abandonaba Rabat donde este fin de semana se entrevistaba con el Primer ministro Abbas El Fasi, su anfitrión, el ministro de Exteriores y Cooperación Taieb Fassi Fihri, el ministro de Interior, Chakib Benmoussa y sobre todo con Yassine Mansouri, uno de los principales hombres de confianza de Mohamed VI al frente, en la actualidad, de la influyente “Dirección General de Estudios y Documentación” (DGED), los omnipresentes servicios de contrainteligencia marroquíes.

Condolezza Rici abordó en Marruecos la necesidad de impulsar, cara a los retos globales, la “Unión del Maghreb Árabe” (UMA), además de referirse explícitamente a los problemas del terrorismo y el Sáhara, calificando como “impresionante” el proceso de reformas emprendido por el joven soberano alauí, Mohamed VI. Tras advertir que “Existe el problema del terrorismo y existe una necesidad para una cooperación en materia de lucha antiterrorista entre los socios, los países del Maghreb y los Estados Unidos”, señaló que “La cooperación con los países de África del Norte es buena”, explicando los motivos por los que en la base militar de Guantánamo habría todavía tres presos de nacionalidad marroquí: Tarif Dergoul, natural de Casablanca, Younes Chekkouri y Saïd Boujaâdia, nacidos en Safi. Sobre el espinoso e inconcluso problema del Sáhara Occidental, la secretaria de Estado después de reconocer que “existen buenas ideas sobre la mesa” (en Rabat estas palabras se han interpretado ya como un aval a su proyecto de Autonomía, dentro de la soberanía marroquí), matizó no obstante que debe buscarse a no mucho tardar “una solución mutuamente aceptable”, señalando de paso el sostén de los Estados Unidos al proceso de paz de Manhasset.

Pero lo que más está llamando la atención tras la marcha de Condolezza Rici fue la falta de un encuentro con Mohamed VI, si bien la propia secretaria de Estado no perdió la ocasión durante su estancia para alabar las reformas emprendidas en el país por el soberano alauí. La MAP (Maghreb Arabe Presse) por su parte hacía mutis por el foro destacando el viaje de Mohamed VI a la región noreste del país, donde se trasladó veinticuatro horas antes de la visita de Condolezza Rici para inaugurar diferentes obras y equipamientos sociales en las ciudades de Taza y Oujda. En ciertos mentideros rabatíes se explica esta reacción como un enfado del monarca, molesto no solo por la presunta falta de apoyo de los Estados Unidos a la anexión unilateral de las “Provincias del Sur”, territorios sujetos a litigio internacional, sino también por el equilibrio geoestratégico que intenta desarrollar Washington en el Maghreb. En cualquier caso parece extraño que después de ser recibida -en una visita histórica- por el líder libio Muamar El Gadafi en Trípoli y en Túnez y Argelia por los Jefes de Estado, Zine Al Abidine Ben Alí y Abdelaziz Buteflika, la elegante, fría y ambiciosa Condolezza Rici abandonara Rabat sin poder haberse encontrado, aunque solo fuera para tomar un dulce té con menta y azahar, con Mohamed VI: ¿tan importantes eran las inauguraciones en la región oriental…?; o, mutatis mutandis, ¿la visita de la secretaria de Estado norteamericana no era acaso de suficiente rango…?.
 

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