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OPINIÓN - VIERNES, 12 DE SEPTIEMBRE DE 2008

 
OPINIÓN / CARTAS AL DIRECTOR

Una casta superior: los jueces españoles

Por Jean Valjean


Estimado Director:

Permítame acudir a su medio de comunicación para demostrar mi pesar por la noticia que ha saltado a los medios de comunicación y tanto malestar está provocando en la ciudadanía de a pie a la quien suscribe pertenece.

Afortunadamente hace años que España dejo de ser un país totalitario y ciertas prebendas y privilegios de los que gozaban algunas personas desaparecieron o al menos eso creíamos. Todo ciudadano en su actividad profesional o laboral está sometido al principio de legalidad y es responsable por los daños que con sus acciones y sobre todo sus errores o negligencias pueda causar a los demás.

Todos sabemos que en un estado de derecho “quien la hace la paga” y ello no es solo predicable a los comportamientos delictivos dolosos, sino a aquellas actuaciones imprudentes o contrarias a la lex artis de cada profesión. Así, es frecuente ver en los medios de comunicación que ante una negligencia médica, una extralimitación policial, una mala ejecución de unas obras de edificación, o cualquier otra negligencia profesional, nuestro lento y pesado sistema judicial se pone en marcha, se incoan diligencias y tras la práctica de la instrucción y la celebración de juicio, se sanciona a quienes se declaren responsables.

Al margen del ámbito penal existen otros marcos para delimitar la responsabilidad en la que haya podido incurrir cualquier persona en el ejercicio de su profesión o empleo y que no son menos transcendentes. Entre ellas podemos hablar de la responsabilidad civil y sobre todo la disciplinaria. Responsabilidad disciplinaria que en el caso del Juez Tirado se ha resuelto con una risoria multa de 1.500 €.

No pretendo extenderme en divagaciones más propias de foros académicos, pero si quiero manifestar que no todos somos iguales ante la Ley. En este país sigue existiendo una casta privilegiada donde el corporativismo llega a extremos repugnantes. Esa casta viste toga negra con puñetas blancas en sus bocamangas, son los jueces que están por encima del bien y del mal, que se dedican a juzgar a los demás, que no ha impartir justicia que eso es otra cosa.

Todos conocemos el permanente lamento que aqueja a nuestra justicia, sigue siendo lenta, faltan medios humanos y materiales, pero ello se utiliza demasiadas veces para que se aparte la atención de lo que es realmente importante y para diluir la responsabilidad de quién hace mal su trabajo o, como en este caso, sencillamente no lo hace incurriendo en una patente dejación de funciones.

Desde que el autor de tan execrable delito -el asesinato de Mariluz- fue detenido, no paramos de formularnos las mismas preguntas: ¿cuál es la razón por la que un Juzgado de lo Penal de Sevilla no ejecutase una sentencia condenatoria de un pederasta reincidente?. ¿Cómo podía estar “campando a sus anchas” ese delincuente condenado a prisión? ¿En que queda el sacrosanto y constitucional derecho a la tutela judicial efectiva sí el Juez no ejecuta sus propias sentencias condenatorias?

El Ilustrísimo Magistrado Juez Sr. Tirado durante todo este tiempo permaneció escondido, con las orejitas agachadas a la espera de que sus compañeros de esa casta superior a la que pertenece le “salvaran el culo”, como así ha sido. Nos encontramos una vez más ante la historia de siempre, jueces juzgando a otros jueces…. Ya se sabe hoy por ti que mañana me tocará a mí….

Es una infamia para el Estado de Derecho la decisión del Consejo General del Poder Judicial de imponer una sanción de 1.500 euros al Juez Tirado. Este señor no ha asesinado a nadie, pero con su palmaria dejación de funciones, al no ordenar la ejecutoria y dejar al condenado por sentencia firme en la calle, dio carta de libertad a un asesino para seguir matando. Lo que así hizo sesgando la vida de Mariluz.

A Mariluz no nos la va a devolver nadie, pero la fe en nuestro sistema judicial todavía la podemos recuperar, ahora no creo que nadie la tenga.
 

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