PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - LUNES, 15 DE SEPTIEMBRE DE 2008

 
OPINIÓN / CARTAS AL DIRECTOR

Tacones en la ciudad

Por África Ávalos


No crean ustedes que voy a emular a Carrie de ‘Sexo en la ciudad’, o como se conoce en España ‘Sexo en Nueva York’. Poder llevar tacones en Ceuta es toda una proeza de equilibrio, analicen ustedes: a todas las mujeres nos gustan los zapatos, eso dicen las estadísticas (y aunque no lo dijeran, a mi me gustan). Prosigo. Cuando llega el veranito, ya estamos mirando, que si el bikini, el vestido, el pareo y las sandalias, aquí es donde voy. Esas sandalias tan monas que tenemos con un taconcito ideal y que si no tenemos, nos las compramos (el caso es gastar ante la crisis...).

Pues bien a lo que iba, nos calzamos nuestras sandalias y allá que vamos, si tiramos por esa calle Real tan linda y peatonal, existen unas pequeñas ranuras, unas detrás de otras (que sirven para la recogida de aguas pluviales) y que encima son de la misma medida exacta al tacón de un zapato. Pues bien, las has de ir sorteando porque como se meta el tacón en una de ellas ¡vamos apañadas! Has de quitar el pie de la sandalia en cuestión (porque la ranura la tiene atrapada) y con mucho cuidado quitar de ella para que no se te rompa el tacón y puedas continuar con tu camino hasta que llegamos a la siguiente fase.

Esta consta de trozos de mármol en color verde botella (y ustedes se preguntaran que color es éste) pues tirando a verde oscuro, el tono es ideal, un color muy sufrido para la acera de una calle muy transitada, tenia que tener un pero... que también hay que cambiar el paso, resulta que el mármol resbala hasta en verano, y con las estaciones del año hemos topado.

Ahora nos llegan las lluvias y claro, cambiamos de modelito de calzado y nos ponemos las botas. Y las hay muy variadas, con tacón, medio tacón, tacón cuadrado, planas, da igual, estamos en las mismas o peor. Imagínense, yo misma me pongo en esa situación en la calle Real, con la gabardina, el paraguas, el bolso (de grandes dimensiones, claro esta), las bolsas que vamos acumulando por el camino, el gorro de lluvia, los guantes y esas botitas de medio tacón, y me encuentro con las ranuras ¡¡ZAS!! ahí me quedo, sin poder moverme y encima lloviendo, mirando de un lado a otro a ver quien me está viendo, y es que no me ha dado tiempo a subir hacia los soportales de La Esmeralda, ¿será posible, con lo rápida que soy? Y menos mal que el viento ya ha parado, claro con la que está cayendo... ¿que hacemos? Soltamos paraguas, gorro, guantes.... y nos agachamos como buenamente podemos, tiramos de la cremallera, si la lleva, porque como sean a presión, ya me veo llamando a los bomberos como en una película de la factoría Sinnet de cine mudo, en fila unos detrás de otros. No queda mas remedio que coger a la meteorología por los cuernos, cuanto antes salgamos de esa ranura, mas rápido llegaremos a los soportales. Procederemos con la misma operación que con las sandalias ya mencionadas.

Dejemos la preciosa calle Real y desviémonos por otros caminos adyacentes, y nos encontramos con las temidas losetas rojas y blancas, con unas juntas gigantescas, que de juntas nada ¿lo cogen?, en esas que como vayas andando rápido y sin llover, el tacón se te va metiendo entre loseta y loseta y claro, los tobillos acaban locos, eso si no terminamos con una fractura, pero dejémonos de males.

...Y si llueve, la de resbalones que nos hemos pegado, no se libra nadie, eso sin contar las losetas que faltan o están rotas, de modo que:

¡Con o sin tacón, todo es un resbalón!
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto