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OPINIÓN - SÁBADO, 20 DE SEPTIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Mohamed Chaib
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

A Pepe Ávila, director del hotel Tryp, le pregunté hace varios días por Mohamed Chaib, dado que suelen verse muy a menudo, y me dijo que apenas hacía unos minutos que había estado con él; pero que, debido al Ramadán, se veían con menos frecuencia.

Mi interés en saber de Chaib fue porque llevamos muchísimo tiempo sin coincidir en la calle, camino de cualquier parte, y por tanto sin oportunidad de hacer lo que siempre hacemos cuando nos hallamos: trabar conversación. La cual siempre se desliza por los vericuetos de la política local. Lugar de tránsito dificultoso por el cual muchos se pierden y terminan arrumbados y a veces hasta sonados.

En el caso del hombre que nos ocupa, a poco que uno pegue la hebra con él acerca de lo concerniente a los asuntos relacionados con la vida pública, se da de bruces con un verismo enorme. Todo lo ve bajo el prisma de la realidad y, por tanto, prescinde de los circunloquios a la hora de diagnosticar. No olvidemos que lleva ya muchos años dedicados a conocer los entresijos de la Administración local y la del Estado.

Mohamed Chaib no es licenciado ni por la Complutense de Madrid, ni por la Universidad de Minnesota, ni por la de La Sorbona... Es licenciado en saberes de la calle y en cómo desde el asfalto se puede aspirar a metas que sólo, salvo raras excepciones, están al alcance de quienes lucen en el pecho el título correspondiente.

Pero lo importante, que lo es, no es llegar a ocupar un cargo político sin preparación académica; lo importante es prestar oído para ir aprendiendo con el mayor interés y acabar conociendo todos los entresijos de la cosa para así diagnosticar a tiempo.

Tiempo es lo que ha tenido Chaib y muchas oportunidades de convertirse en lo que es: un conocedor extraordinario de la vida de Ceuta y un defensor acérrimo de anteponer el interés general de la ciudad por encima de egoísmos, intereses y banderías.

No olvidemos que el actual asesor de la Presidencia ha sido concejal, viceconsejero, consejero de Bienestar Social –qué bien lo hizo- y asesor de la Delegación del Gobierno. Y sobre todo, en un momento crucial para esta ciudad, fue capaz de desechar las propuestas económicas del GIL para ganarse su voluntad; la voluntad del hombre más importante en el PDSC, junto a Mustafa Mizzian. Aquella decisión fue, además de ejemplar, de un valor incalculable. Y de la que jamás debería olvidarse el Partido Popular.

Por cierto, me consta que la vida de Chaib en el seno de los populares no ha sido ni es fácil. Lo que no contaban sus adversarios, que los tiene, es con su capacidad de adelantarse a los acontecimientos. Por tal motivo, cuando él se vio más o menos poco correspondido supo actuar con diligencia y situarse en sitio clave: donde ha conseguido cobertura y él a cambio ofrece lealtad y buen hacer.

Antes de ponerme a escribir, he leído la entrevista que le ha hecho Antonio Gómez, director del medio, a Chaib, y, como es habitual en él, no se ha cortado lo más mínimo en declarar que la oposición actual es la peor que lleva vista en muchos años. En realidad, ha dicho otras muchas cosas interesantes y todas ellas argumentadas. Y ha recordado, para los desmemoriados de cualesquiera bandos, que en la época del GIL se trataba de elegir entre el bien de Ceuta o el de Mizzian y el suyo. Y optaron por lo primero. Así que chitón.
 

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