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OPINIÓN - JUEVES, 25 DE SEPTIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Certeza moral
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Recursos Humanos está consiguiendo ser la viceconsejería estrella y que su viceconsejero, Miguel Ángel Díez Nieto, sea el hombre que más sale a relucir en los medios locales. Y todo por la filtración de unos exámenes correspondientes a la Policía Local.

De Díez Nieto hice yo columna semanas atrás y destacaba en ella no sólo sus mejores cualidades sino también su condición de sabueso para descubrir a quienes habían accedido a la caja fuerte de su despacho e hicieron copias de unas pruebas psicotécnicas y las repartieron entre quienes quisieron.

Una práctica que, al parecer, es tan antigua como la tumba faraónica de Tutankamón. Asimismo dije que si de algo había pecado el viceconsejero era de haber creído que su presencia en el despacho iba a cortar de raíz el hacer de unos ladrones que habían convertido esa tarea en costumbre.

Algo que me parecía un imperdonable descuido tratándose de alguien perteneciente al Cuerpo Superior de Policía. Aunque cosas peores ha visto uno, tiempo ha, concernientes a un comisario que se dejaba hurtar informes de sus cajones, que luego recalaban en otras manos. Ay, la memoria, qué de disgustos puede causar a quienes no tengan su conciencia tranquila. Y además di pruebas de estar expectante por ver qué sucedía tras las pesquisas que del asunto llevara a cabo la Policía.

A lo que iba... Que las averiguaciones hechas por la Policía, a petición del fiscal y por denuncia del viceconsejero, no han gustado a los sindicatos y éstos han salido en tromba a poner en duda la fiabilidad de esos primeros informes sobre las tan cacareadas filtraciones. Y, como no podía ser menos, el indecible Juan Luis Aróstegui es el que ha vuelto a situarse en primera línea para refutar las indagaciones de los policías encargados del caso. Apuntando, además, hacia el viceconsejero como el encargado de desviar las culpas de los tejemanejes traídos con los exámenes y luego dirigiendo las indagaciones.

Pero Aróstegui, en cuanto le han apretados las tuercas, se ha rilado y habla ya de no tener pruebas de lo que dice, pero que cuenta con su ‘certeza moral’. La misma que podría tener yo si me pusiera a recordar el dinero extra que se pagaba, en su época de concejal de Hacienda, por ejemplo, para poder hacerse alguien con una casa de protección oficial. Entre otras cuestiones jamás olvidadas de aquel tiempo donde él hacía y deshacía a su antojo en un Ayuntamiento gobernado por la gerontocracia.

Que el sindicalista de CCOO haya dudado, una vez más, del trabajo de la Policía ha tenido una parte positiva; la de haber sabido que José Fernández Chacón se ha irritado como nunca antes dicen haberle visto las personas más cercanas a él. Lo cual es bueno siempre que, terminada la labor policial, con independencia y pulcritud, ponga en su sitio a quien presume de meterle las cabras en el corral a autoridades e instituciones. Lo que le produce el mismo gustirrinín que los franceses le adjudican a la muerte pequeña.

En cuanto a la autora de filtraciones I y II y capaz de llegar hasta la XL, si se lo propone, conviene recordarle que no se escribe para adentro. Mira, Echarri, haz el favor, porque soy lector de lo tuyo, de explicarte de forma que no me vea obligado a tener que descifrar tu lenguaje críptico. Por ser faena agobiante y pesada.
 

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