PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - JUEVES, 2 DE OCTUBRE DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

Rosh Hashaná
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Y volvió a sonar el “shofár” (cuerno de carnero) en las sinagogas recordando la revelación del Sinaí…, recordando la reunión de la Diáspora que tanto se añora…, marcando el fin del ayuno y celebrando la “ cabeza del año”, la entrada del Año Nuevo según el calendario hebreo que va ya, como les adelantaba el pasado martes, por el año 5769, mientras las comunidades judías en Eretz Israel y a lo largo del mundo descansan, oran tres veces al día en sus sinagogas y celebran la nueva entrada del año: “Tocad la trompeta ante la luna nueva, la luna plena de nuestra festividad porque es un precepto para Israel, una orden del Dios de Jacob” (Salmo 81, 4). Este primer mes encierra además dos importantes festividades para este viejo y sabio pueblo, cinco veces milenario: Yom Kipur (Día del Perdón) y Sucot (Fiesta de las Cabañas). Para el Judaísmo, Rosh Hashaná y Yom Kipur conforman una unidad espiritual, los “Días de Temor” (Yamim Norain), por ser éste el momento en que el único Dios (el Judaismo es estrictamente monoteísta), Yhavé, el Dios de nuestros Padres y el Dios de toda la Humanidad, juzga al mundo, motivo por el cual el mes de Tishrei está representado por la balanza, en la que se pesan las buenos y malas actos de todos los humanos. Días temibles, sí y también introspectivos para los temerosos de Dios, pero también dulces para una comunidad que disfruta, estos días, de una gastronomía en la que reina la miel y el azúcar, con cuya ingesta se quiere exorcizar el mal abogando por un año dulce. También son fechas iniciáticas, de crecimiento espiritual, en la que cada persona cuando oye el sonido agudo y penetrante del “shofár”, estremeciendo las carnes, hace un balance de su existencia para encarar el año que se abre renovado y con el alma limpia.

Si bien el Libro de las Libros, la “Tanak” o Biblia hebrea (por diferenciarla de la Biblia cristiana, con el añadido del Nuevo Testamento) establece el mes de Nisán (entre marzo-abril) como el primero de los meses del año judío (Éxodo), más tarde la tradición judía consolidó el mes de Tishrei (hacia septiembre u octubre), séptimo mes a partir de Nisán como comienzo del Año Nuevo, conmemorando en el mismo la creación, simbólica, de la humanidad a través de Adán (Génesis contempla dos versiones diferentes), paradigma primigenio que es asumido en las creencias religiosas del Cristianismo y el Islam, dos ramas del tronco referencial judaico, nacidas todas del común padre Abrahám.

El pasado lunes 29 de septiembre, al atardecer y con las primeras estrellas brillando en el firmamento nacía el año 5769, Año Nuevo de este milenario calendario cuya festividad se celebró a lo largo del martes y miércoles. Viejo pueblo: “Con tus gemidos se ha arrullado el mundo y juega con las hebras de tu llanto, los surcos de tu rostro, que amo tanto, son cual llagas de sierra de profundos”, cantaba Gabriela Mistral. “Maljuiot”, “Zijronot”, “Shofarot”; “Shalom leculam, javerim”. Un sinfín de bendiciones y que un futuro, libre y en paz, se abra para todos: “Y romperán sus espadas para hacer con ellas azadones y sus lanzas trocarán en podaderas. No alzarán más espadas nación contra nación, ni aprenderán más la guerra” (Isaías II, 2 a 4). “Shaná Tová Umetuká”: que Dios nos conceda un año bueno y dulce, como la miel. ¡”Lejaim”, por la Vida!.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto