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sociedad - SÁBADO, 11 DE OCTUBRE DE 2008


el general viñé (C). a. samiñán.

CASTRENSE/ despedida
 

El segundo jefe se retrotae a
su etapa de docente y anima
al soldado en su adiós

Jorge Viñé Blanco pasará hoy oficialmente
a la reserva tras siete meses en Ceuta y tras una vida militar de 39 años en donde destaca su amor hacia la Educación Física

CEUTA
Luis Parodi

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El general de Brigada Jorge Viñé Blanco pasará hoy a la reserva después de cuatro años como general de Brigada y de 39 sirviendo militarmente a España. Aunque su paso por Ceuta ha sido escaso, le ha tocado vivir el proceso de reestructuración del Ejército de la mano del comandante general. Sus funciones de acompañamiento e instrucción a la tropa y su amor al deporte dejan una huella en la Comandancia General, sobre todo para el primer jefe, con quien compartió promoción siendo ambos cadetes hace 39 años. Viñé pasará a la reserva, pero ocupará un cargo gracias a la trayectoria profesional que acumula.

Dios eligió para la despedida de Viñé un escenario romántico. Las nubes vetaron al sol y el viento removió hasta el cansancio las ramas de la arboleda de García Aldave. La lluvia, por contra, se contuvo misericordiosamente, permisible con el general de brigada el día de su despedida, el día que ponía fin a un proyecto que emprendió hace 40 años.

Como una pintura romántica, la emoción se contuvo entre los protagonistas, los que iban vestidos con el uniforme militar. La esposa de Viñé lloraba por él, porque ella, después de compartir su trayectoria profesional también se retiraba hacia la reserva, hacia una paz física que les acompañará de por vida, a pesar de que al general, gracias a su trayectoria profesional, le darán otro cargo en la reserva, pero seguro que aislado de la convulsión que genera el trabajo en tan altas instancias de la pirámide de la responsabilidad.

A su despedida acudieron compañías de todos los colores: el rojo del Ramix-30; el azul celeste de Caballería; el verde legionario de la Legión, el morado de la logística y el templado beis de la banda de música del Cuartel General.

El discurso que pronunció Viñé Blanco fue generoso y destapó el calor de la docencia. Se dirigió a sus alumnos, los soldados, animándoles a sentir su profesión, siempre dirigida al servicio de la patria. “Ser soldado es tener hambre y no comer, tener sed y no beber, no poder con la fatiga y llevar a cuestas al compañero caído”, expresó el general de Brigada, curtido durante su etapa como formador de oficiales en la Academia de Infantería de Toledo, su cuna y su madurez.

Deportista de elite, siempre ha demostrado su sacrificio hacia la actividad física y Ceuta no ha sido menos. Capaz de nadar por ocio durante una hora, este hombre ha pasado sus últimos siete meses de vida militar en activo en Ceuta, una tierra eminentemente militar y de alborozo para quien siente la patria.

Dos oficiales que preparan durante dos meses una prueba de 100 metros se encuentran el día de la competición exhaustos. Uno dice repetidamente que no puede más, piensa en abandonar, mientras el otro le anima a continuar. Cuando el primero ya iba a desistir en el último control, a 30 kilometros de la meta y sin que la familia pueda servirle mentalmente de aliento, unos emigrantes españoles se le cruzan en el camino y pronuncian la palabra España. El cansancio desaparece y llegan a meta. Esta pequeña historia le sirve a Viñé para poner punto y final con una parábola romántica.
 


El comandante general resalta el ejemplo que ha ofrecido Viñé en su relación con las unidades

El comandante general, Enrique Vidal de Loño, hizo un repaso de la antología del general de brigada Jorge Viñé Blanco. Cuando fue presentado en el salón principal del Cuartel General, Vidal destacó la “afabilidad, el espíritu de servicio y la competencia profesional” de su nuevo compañero en la jefatura. Tras siete meses en el servicio “podéis comprobar que mis palabras no eran vacuas. En este corto periodo de tiempo habéis tenido la ocasión de apreciar sus cualidades”, dijo el comandante general. Compañeros de la 28 promoción, para Vidal de Loño supone también “un orgullo para ver cómo has cumplido con tu deber y ver cómo has llegado a esta trascendente meta, una de las más importantes de las muchas que has cruzado a lo largo de tu vida”. Como no podía ser de otro modo, Vidal recordó la relación que siempre ha mantenido el general de brigada con el deporte: “En todos sus destinos ha mantenido una destacada y permanente vinculación con el deporte y con su aplicación militar”. Por último le deseó que “desde algún punto en la reserva, puedas seguir aportando a las Fuerzas Armadas y a España tu valiosa experiencia”.
 


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