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sociedad - MIÉRCOLES, 22 DE OCTUBRE DE 2008


Juan Manuel Guiote e Isabel García. a.s.

psicología / EL ESTRÉS Y LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD
 

El miedo a tener miedo

El Centro Asociado de la UNED en Ceuta
inauguró ayer el curso sobre ‘Estrés y trastornos de ansiedad’, el cual
se clausurará mañana
 

CEUTA
Rober Gómez

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Las gotas de sudor caían sobre el cuaderno en el que garabateaba con urgencia las precisas respuestas de la psicóloga del equipo de Salud Mental de Málaga, Isabel García, encargada junto a Juan Manuel Guiote, también del gremio y profesor de la UNED en Ceuta, de impartir en el Centro Asociado el seminario sobre estrés y trastornos de ansiedad.

– Perdonad que sude tanto, pero es que he subido la cuesta a toda prisa y a la solana y ahora tengo todos los poros abiertos y el corazón a 80.

– ¿No tienes una grabadora?

– Se me ha quedado olvidada en el cajón de la mesa de la redacción.

Realmente estaba estresado y no tenía muy claro que en esas condiciones pudiera sacar de todo este asunto algo que no pareciese forzado, pero siempre hay que confiar en el poder fáctico que vela por un delicado equilibrio en el caos.

– Vivimos en una sociedad con mucha prisa y nos permitimos poco tiempo a nosotros mismos –me dice la ciertamente atractiva psicóloga del equipo de Salud Mental de Málaga–, se crea una alta activación del sistema nervioso que a veces no podemos encauzar.

– Pero también tener mucho tiempo de ocio es perjudicial –por lo menos yo conozco unos cuantos en el paro que están un poco pasados de rosca.

– Todo por exceso y por defecto es contraproducente –responde con una sonrisa.

Isabel me explica que el curso que imparte junto a Juan Manuel Guiote persigue dar a conocer y comprender qué es el estrés y la ansiedad, identificar los principales trastornos relacionados con ellos y aprender a diagnosticar y a aplicar técnicas de intervención ante esta problemática; y que durante el seminario se desarrollarán tres tipos de estrategia de enseñanza-aprendizaje: conferencias, exposición de casos clínicos reales y técnicas de intervención.

– ¿Qué casos clínicos vais a mostrar?

– Tratamiento psicoterapéutico del miedo a la sangre y a las jeringuillas, el trastorno de pánico sin agorafobia y el adaptativo relacionado con una pérdida afectiva.

“Esto se pone interesante”, pensé, y evoqué la cantidad de veces que he visto a mi hermano montar un drama y perder el conocimiento cada vez que trataban de sacarle sangre de la vena hinchada de su brazo.

– ¿Cómo se trata a un paciente con pánico a las agujas?

– Terapia de exposición, es decir, dotar al paciente de recursos para afrontarlo. Exponerle a lo que menos teme y finalmente a lo que más teme.

Creo que mi hermano preferirá seguir con su fobia a tener que afrontar una terapia de choque, pero la psicóloga del curso me recuerda que los pacientes vienen por propia disposición.

– ¿Qué porcentaje de casos pierden el miedo a la sangre y las inyecciones?

– Un ochenta por ciento –así que a la fuerza tiene que ser efectivo.

– Hablemos del paciente que tiene ataques de pánico a lo que sea.

– Se utilizan técnicas de relajación y se hace una reestructuración cognitiva, es decir, cambiar los pensamientos negativos distorsionados por otros positivos.

– Eso está relacionado con los pensamientos automáticos ¿no? –había leído algo sobre el tema en una revista científica.

– Eso es -responde un tanto sorprendida.

Toda la gente charla con los demás de forma muy diferente de cómo lo hace cuando habla consigo mismo. Un joven que temía ser rechazado se decía a sí mismo: “Ella no te quiere, te encuentra tonto”. Los pensamientos automáticos, no importa lo irracionales que sean, casi siempre son creídos. Si alguien ve a un hombre entrando en un Porsche pensará: “Es rico, no ha de cuidar de nadie excepto de sí mismo. Es egoísta”. El juicio es tan real para él que lo piensa como su impresión visual del tipo subiendo al coche. Los pensamientos automáticos son creíbles porque casi no se notan, por lo que no son cuestionados. Simplemente no permiten ser probados, ni sus implicaciones y conclusiones son sometidas a un análisis lógico. La cólera crónica, la ansiedad o la depresión son el resultado de centrar la atención sobre un grupo particular de pensamientos automáticos con exclusión de todos los razonamientos contrarios. La gente que está ansiosa está preocupada por la anticipación del peligro. Crean fantasmas de dolor futuro.

– Le provocamos las sensaciones de pánico para que se acostumbre a ellas –dice Isabel, y yo no puedo evitar pensar que no debe ser muy agradable, pero...

– Entre el 85 y el 90% de los pacientes se recuperan –añade.

– ¿Y qué me dices del tercer caso? el trastorno adaptativo por una pérdida afectiva.

– Lo primero es aceptar la pérdida, luego fortalecer los recursos de aceptación, toma de decisiones y exposición a los estímulos que evita.

– Y en el fondo de todo este asunto está la ansiedad –digo–, ¿por qué?

– La sociedad nos crea unas metas altas y tenemos pocos recursos para alcanzarlas; además, luego se valoran poco los logros.

“No puedo estar más de acuerdo”, pienso y recuerdo los valores sociales que los realitys están metiendo en la cabeza de los zagales, del tipo: el triunfo, la fama, la competencia, la apariencia, la belleza...

- En este tipo de problemas hay también un alto porcentaje de recaídas.

- Sí -reconoce-, más o menos un 20 por ciento.

La entrevista no dura más -y es una pena- porque Isabel debe subir al Salón de Actos de la UNED para dar comienzo al curso. Va a ser verdad que siempre vamos a salto de mata.
 

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