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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 22 DE OCTUBRE DE 2008

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
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El pasado martes se celebró en la UNED, el acto de entrega de diplomas a los nuevos alumnos que han aprobado el acceso a la Universidad, al mismo tiempo que se hacía entrega de las insignias a los nuevos licenciados que habían finalizado sus carreras.

No es muy habitual que acuda a algunos actos, pero éste tenía un gran importancia para mi familia y allí que acudimos todos a prestar nuestro apoyo a María Luisa Domínguez LLevot, mi hija, a la que le hacían entrega de su distintivo como Licenciada en Psicología. O sea que para orgullo de sus padres, ya tenemos dos licenciados uno en Derecho y otra en Psicología.

Nunca me ha gustado hablar de mí familia, prueba de ello que después de más de cincuenta años pegándole a las teclas es la primera vez que voy a hacerlo. Quizás lo estoy haciendo porque me puede el orgullo de padre. ¿Qué padres, no se sienten orgullosos de que sus hijos hayan conseguido ser más de lo que ellos son?.

La verdad sea dicha, tengo un par de hijos que son el orgullo de mí vida y la razón de ser de la misma. Y siento ese orgullo y esa misma razón por contar con una esposa que, durante toda mí vida ha sido la compañera perfecta, que con mis dos hijos, ha llenado de felicidad toda mí vida. Todos ellos, me han dado las fuerzas necesarias, en esa lucha diaria por abrirme camino sin depender de nada ni de nadie.

Mi nueva licenciada en Psicología, con un tesón enorme y una voluntad de hierro, ha combinado su trabajo con los estudios, para verse recompensada con esa licenciatura a la que espera añadirle algo más. No se conforma con ella, quiere más, y se ha puesto manos a la obra, hincando los codos para seguir avanzando en el mundo de la Psicología.

Decía aquel, que por cierto no sé quien era: “que el saber no ocupa lugar”. Por eso, desde aquí y desde ya, la ánimo para que siga ese camino de seguir aprendiendo cada día más. Sé que lo conseguirá por su constancia en superarse cada día más. Y por qué no decirlo, descendemos de maños y ya se sabe que los maños somos cabezones y conseguimos los que nos proponemos, por fuerza, voluntad y tesón además de algo que no podemos olvidar inteligencia.

El pasado martes fue un día memorable e inolvidable, tanto como el día que mi hijo consiguió ser Licenciado en Derecho hace ya varios años. Jamás podré olvidar esas fechas que las tengo grabas a fuego en el corazón y que amartillan con fuerza mi cerebro, por el orgullo que siento como padre por tener dos hijos maravillosos

Y todo ello, sin tener que agradecerle nada a nadie, más que al esfuerzo de sus padres. Un orgullo como padres que sé, positivamente, que es compartido por el orgullo que ellos sienten de tener los padres que tienen.

Quería escribir de otro tema, pero los dedos me han llevado hacía el teclado, imponiéndome todo esto que estoy escribiendo y que, sin duda alguna, es la enorme satisfacción que siento como padre.

Es la única ocasión que escribo sobre los míos y probablemente, casi con toda seguridad, será la última. Pero, al menos, he expresado el orgullo de padre.
 

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