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sociedad - DOMINGO, 2 DE NOVIEMBRE DE 2008


un señora deja un clavel en un nicho a.s

fiesta de todos los santos / Cementerio
 

La tradición mengua
en el cementerio

Los enterradores dicen que las incineraciones
y la escasez de jóvenes merman cada año la presencia de familiares en un camposanto que sigue dándole a Sánchez Prado un testimonio inagotable rodeado de nichos y flores

CEUTA
Luis Parodi

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El cementerio recobra la luz el día de los difuntos. No hay lluvia que nuble el color de las flores y la sonrisa de los paisanos por reencontrarse con los suyos tras varias semanas o, incluso, un año sin mirarse de frente. Después de tanto tiempo los nichos amanecen más sucios de como se dejaron y el familiar también aparece diferente, a veces más cansado que el año anterior y en otras casos con una alegría que demuestra que el tiempo ha sido benévolo. Las arrugas, la caída del pelo o la cana se acentúan.

Hay otros que, como los nichos y quienes los habitan, permanecen a diario en este camposanto. Son los enterradores. Ayer trabajaban todos ante la gran afluencia de visitantes. “Cada año viene menos gente”, aseguró uno de ellos. La tradición que mantienen los mayores y los vecinos de siempre visitando a los difuntos el 1 de noviembre no se transmite a través de los hijos y la cultura queda lastimada. “Se ve que faltan jóvenes y que cada vez son menos los que tienen la costumbre de venir”, comentó uno de los sepultureros. También contribuyen las incineraciones al descenso de visitantes. Pero la tradición es poderosa y se impone a la aspereza de la modernidad.

Un trío policial dirigía el tráfico en las inmediaciones del cementerio de Santa Catalina. “Sí hemos encontrado más tráfico en la mañana de hoy que en otros años; el hecho de que no haya habido mochila ha influido en que aumente la cantidad de vehículos”, indicó uno de ellos. Los puestos de flores continúan presentes y haciendo su particular agosto. Floristería Lara, que lleva al servicio de los ciudadanos 40 años, lo hace desde 12 frente al cementerio.

La gente entra por la puerta con flores en las manos y acude a las fuentes para llenar sus jarrones y darle vida eterna a las plantas, único recuerdo que quedará con la despedida de otro 1 de noviembre. Las flores sirven como tarjeta de visita y dan sentido a la vida y la muerte. La flor puede pasar de un estado a otro manteniendo su esencia: a veces sirve para enamorar a una mujer y otras veces para iluminar al difunto. “Sácanos en el periódico, a ver si así los nietos de esta persona se acuerdan de él”, decía una pareja ante la tumba de un fallecido sin tarjeta de visita. A la espalda del patio número 3, que va a ser derruido en las próximas semanas por la Ciudad, se encuentra un nicho más florido que el resto. Seguramente él quisiera pasar desapercibido, pero el pueblo lo recuerda como si fuera ayer y le concede el privilegio de la memoria sempiterna.

“Él no hubiera querido tener una estatua en la Gran Vía, ni que se le hubiera concedido una calle tan principal, porque él no quería que nadie se enterara de lo que hacía. Era médico y no sólo es que no cobrara a los enfermos, sino que luego les pasaba un sobre con dinero a escondidas”, dice una de las asiduas a la tumba del alcalde Sánchez Prado. “De todas maneras, hoy hay menos flores que otros años, será la lluvia (...) y lo mataron por ser socialista, una pena, igual que a este” y se dirige hasta otro nicho copado de flores rojas y tallos verdes henchidos de sabia aún. “Éste era oculista, no es tan conocido como Sánchez Prado, pero también se le quiere mucho porque se comportó como el alcalde”. Santiago Araujo murió con 26 años también en la frontera del Tarajal y también por ser socialista.

Sánchez Prado y su compañero de profesión decidieron tener un nicho en medio de la masa y no quisieron resaltar con respecto a nadie. “Los familiares de Sánchez Prado vinieron al cementerio para llevárselo y vieron cómo estaba de agasajado y cuántas eran las flores que le flanqueaban que desistieron”. Otra de las presentes dijo: “Las flores las tiene durante todo el año, no es hoy un día excepcional”. Sigue la paz en el cementerio.
 

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